Capítulo 11 | Sentimiento

88 7 0
                                    

Hipo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hipo

Se acababan las linternas poco a poco. El festival de Corona es uno de los más hermosos del mundo mágico, mi familia y yo tratamos de ir cada año. Ese en especial el Rey Frederic nos había invitado y estuvimos en el balcón esperando a que acabara; Jack estaba a mi lado y mis padres hablaban con el Rey, además de otros invitados.

- Este año se sintió diferente. –

- ¿El festival? ¿Por qué lo dices? –

- No lo sé... sentí algo diferente en el ambiente, como si algo extra hubiera estado presente. –

Lo vi algo confundido, pero con una sonrisa; la magia de dragón de Jack puede ser algo rara y complicada para mí a veces, pero es confiable.

- Seguro solo es tu instinto. –

- Sí... ¿pero sobre que...? –

Levanté los hombros. Las linternas acabaron por completo y pasamos la noche en el castillo de Corona.

Como cada mañana los que estábamos despiertos éramos mi mamá y yo, recorrimos el pueblo del reino antes de irnos.

- ¿Pasaste una buena noche con papá? –

- El festival fue hermoso. Siempre me ha gustado compartirlo con tu padre. –

- Me alegro, mamá. –

Guardamos un poco de fruta y seguimos caminando.

- ¿Qué hay de ti? –

- Bien, me divertí como cada año. –

Se sujetó de mi brazo y caminamos un poco más lento.

- Me refería a que creí que traerías a alguien contigo este año... ya sabes... una pareja. –

- Mamá... -

- Alguien cómo... Merida ¿Quizás? –

Sonreí y torcí los ojos. Sí, le había contado a mi madre de Merida, omitiendo que era una humana, pero es que en serio necesité contarle de ella. Merida es hermosa, amable, fuerte, inteligente y perfecta.

- No, mamá... Merida tiene sus propios asuntos. –

- ¿Cuándo la conoceré? –

Me preguntó algo ansiosa.

- No puedo creer que alguien tan importante para ti la mantengas en secreto. Ni tu hermano sabe de ella. –

Había dejado de viajar con Jack, cada quien estaba inmerso en sus propios deberes y las veces que iba al mundo humano era en secreto.

- A su tiempo, mamá. Te prometo que... Merida es... bueno... es perfecta para mí. –

Sangre MestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora