Merida
No todos los cafés y las órdenes me estaban saliendo bien; al menos pude sacar los pedidos y volver con Tadashi.
- ¿Y qué haremos? Porque haremos algo... ¿No? -
- Estamos procesando esto. Necesitamos un plan y tiempo. -
- Raya no tiene tiempo. -
Me alteré un poco y gritaba en susurros.
- Sabemos que en Kumandra no le tendrán piedad. Puede ser la hija del jefe Benja, pero solo en unos días pueden ejecutarla. -
Flynn se había enterado, por unos contactos, que Raya había caído en una trampa de diferentes herederos mágicos y en ese momento era prisionera en Kumandra, pero no sabíamos más.
- ¿Y que sugieres, Mer? Si vamos ahora, iríamos a ciegas y llenos de desesperación lo cual es un error por completo. Y tú lo sabes. -
Me sentí atrapada, cómo en una caja encerrada solo con la posibilidad de sentarme y esperar.
- Es que en serio necesito hacer algo. Debo ayudarla. -
Tadashi tomó mi mano, me entendía perfectamente.
- Todos queremos... y vamos a ayudarla, Merida. Te lo prometo. -
No podía quitarme la preocupación, pero al menos tenía apoyo. Sentí una mirada además de Tadashi, levanté la vista y mis ojos se conectaron con los de Hipo. Había llegado como cada día. Solté la mano de Tad y guardé mis manos en los bolsillos tratando de tomar una postura más tranquila, pero, honestamente, no lo logré. Cuando Tadashi volteó y vio a Hipo quedó claro que ya lo sabía, entendió todo. No hubo una expresión mala, aunque sabía que no le agradaba Hipo.
- Hola, linda tarde. -
- Hola. -
Fue incómodo. Tadashi volvió a verme, solo le devolví un pequeño asentimiento.
- Vendré por ti cuando salgas del trabajo. -
- De acuerdo. -
Le contesté. Ambos se vieron directamente; hubiera deseado saber que pasaba por sus cabezas, en serio pudieron matarse con la mirada. Un leve gruñido salió del dragón de mi amigo.
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Sangre Mestiza
FanfictionMarginada, bastarda, impura, bruja y mestiza. Son algunas de las palabras que he escuchado toda mi vida. El mundo mágico se rige por reglas tan antiguas como los mismos guardianes. La mas importante de todas, que criaturas como yo no existan. A ve...