Capitulo 12 | Lugares seguros

55 8 0
                                    

Hipo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hipo

Me ponía muy incomodo la mirada de Jack, en serio no sabía si estaba enojado, decepcionado o preocupado por mí.

Gothi terminó de revisarlo al igual que a Astrid. Gothi nos dijo que la acompañaría a casa y nos quedamos en la cabaña solos. No sé cuanto duró el silencio, pero quise terminarlo.

- Jack... -

- Dime que no es cierto. Dime... que no es en serio. –

Bajé la cabeza y él se levantó, dio unas vueltas al cuarto y cubrió su boca; estaba asombrado, creo que, pensó que jamás sería capaz de cruzar esa línea.

- ¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? ¡¿Estás consciente de esto?! –

- ¡Si! ¡Lo creas o no! Sí soy consciente... tanto... que traté de evitarlo. –

Se rio un poco.

- Perdóname si no te creo ya que una vez saliste corriendo tras ella. –

Suspiré, tenía razón.

- Jack... yo... -

- Tenemos leyes... el mundo mágico se rige por ellas. –

- Ninguna me prohíbe estar con una humana. Solo la mezcla de sangres mágicas está prohibida. –

- No quieras hacerte el genio ahora, Hipo. No es prudente. –

Terminamos frente a frente del otro, viéndonos directamente y peleando por la razón de la discusión.

- Yo la amo, Jack. Y no voy a dejarla. –

Se volteó frustrado, me conocía muy bien, supo que hablaba en serio.

- Merida... ella... no puedes... ¡La pones en peligro! –

- ¡Ya está en peligro! Los mestizos... la hechicera oscura, están atacando en el mundo humano. –

- ¿Qué? –

- No te lo dije porque te preocuparías más y porque sabrías que iba al mundo humano sin ti. –

Me prestó atención.

- Estaba en Storybrooke en la playa cerca del bosque y la vi. Una sombra oscura como la última que nos enfrentamos, estaba a punto de atacar a Merida. –

Su furia bajó y la sorpresa con preocupación ocupó su mente.

- La detuve y por suerte salvé a Merida. Y ahí, en ese momento, prometí que la protegería. –

Hice un énfasis, volví a pararme frente a él por completo.

- Y no voy a dejar a Merida. –

Repetí. Pareció meditarlo por un momento, pero seguía molesto. No dijo nada más y fuimos a casa. Mamá nos recibió con una rica cena, dentro de todo lo que pasó, papá nos felicitó por aguantar la batalla y mínimo capturar a la informante de Namaari, Raya.

Sangre MestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora