Marginada, bastarda, impura, bruja y mestiza. Son algunas de las palabras que he escuchado toda mi vida.
El mundo mágico se rige por reglas tan antiguas como los mismos guardianes. La mas importante de todas, que criaturas como yo no existan.
A ve...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Merida
Llegué bastante cansada a casa, todo el día pedí sacar la basura y ayudar con la limpieza para sacar la frustración; si soy honesta la visita de Hipo también me ayudó bastante, aunque me dijo que no vendría en un tiempo. Estos últimos días de verdad Hiro había sido una pesadilla, no estaba feliz, contestaba mal, volvió a armar el pequeño laboratorio de Tadashi en el sótano y ahí pasaba casi todo el día y la noche haciendo quien sabe qué; apenas si comía, sus ultimas calificaciones bajaron demasiado, no quería hablar conmigo ni con Rapunzel. Nuestra ultima discusión fue por la beca de la universidad; me llamaron hace unos días diciéndome que habían recibido un correo rechazando la beca que había ganado. La Profesora Granville me llamó personalmente e hizo caso omiso al correo, primero quiso hablar conmigo y confirmar lo que pasaba. Queríamos que no se rindiera, que siguiera adelante, pero hacía tantas cosas y a la vez nada para dejar en claro su postura de adolescente que odia la vida, bueno, uno aun más de lo normal. Me estaba cansado, ya no sabía que más hacer.
- ¡Hola!... ya llegué. –
Dejé mis cosas en un sillón y fui por algo de jugo a la cocina; escuché las escaleras, alguien bajó corriendo.
- ¡Merida! –
- Hola. Traje la cena, sobraron bastantes pasteles. Hubo mucha gente y solo devoraron las rosquillas. –
Me reí un poco.
- ¿Hiro está contigo? –
Dejé el jugo.
- ¿No está en el sótano? Siempre se la pasa ahí, Eugene. –
La mirada que me dio para responder no me gustó para nada. Corrí al sótano y no me importó que me odiara, abrí la puerta sin tocar; el lugar era un desastre, había trabajado en algo, eso seguro.
- Mer... -
Me llamó Eugene, estaba viendo un muro y cuando me acerqué entré en pánico.
- Hiro... ¿Qué estás haciendo? –
Había un mapa de todo el mundo mágico; notas, citas, horas y lugares.
- ¿Dónde está Rapunzel? –
- Dormida. Hiro le dio un té y... no creo que despierte en horas. -
Solté un enorme suspiro, no quería perder la calma, si es que la tenía.
- Quería escapar, la cuestión es ¿A dónde? –
Me moví y busqué en sus cuadernos de dibujo y notas, encendí su computadora y nada, la impresora 3D y de metal estaba tibia, había hecho algo.
- ¿Y Raya? –
- No ha llegado. Sigue comprando; ella y Rapunzel harían postres esta tarde. Ya no debe tardar. –
- Bien. –
Salí directo a mi cuarto, me quité la camisa para cambiarme, ropa cómoda y debajo de mi cama saqué una gran caja que contenía una armadura que Tadashi me hizo hace tiempo; él la armó con metal derretido con su fuego de dragón además de material humano y pensé un poco "Creó una armadura." Hiro había creado una armadura como su hermano, pero había algo más.