Marginada, bastarda, impura, bruja y mestiza. Son algunas de las palabras que he escuchado toda mi vida.
El mundo mágico se rige por reglas tan antiguas como los mismos guardianes. La mas importante de todas, que criaturas como yo no existan.
A ve...
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Hipo
Tenía a Merida rodeada por la cintura y mi nariz en su cuello, estábamos acostados en mi cama, durmiendo plácidamente. Habían pasado varios días desde el ultimo incidente en Berk; Merida y yo ya nos quedamos en la cabaña principal con mis padres. Fue una adaptación más fácil de lo esperado. Gracias a eso ambos dormíamos mejor.
Merida se movió un poco, no quiso despertarme, yo fingí seguir dormido, escuché que abría el closet, seguro sacó ropa y comenzó a vestirse. No pude evitarlo, quise verla, así que abrí un poco los ojos y la admiré. "Es perfecta" Quitó su playera, la enorme playera que usaba para dormir, solo tenía puesta su ropa intima lo cual me hizo sonreír. Se colocó su pantalón, luego se dio la vuelta sacando una playera que ponerse; hizo aun lado su cabello y mi sonrisa se fue. "¿Qué es todo eso?" Mi marca estaba ahí, pero con cientos de cicatrices más. Hice aun lado la cobija y me levanté alarmado.
- Merida. -
- Buenos días. -
Me vio de inmediato, pareció no tener vergüenza de estar semi desnuda frente a mí, solo me sonrió, pero no le devolví el gesto.
- ¿Qué pasa? -
- ¿Y... y todas esas marcas de tu espalda? -
De inmediato pasó su cabello detrás de nuevo cubriendo su espalda, algo desesperada trató de colocarse la playera, pero no la dejé, detuve sus manos, trató de soltarse, la detuve de nuevo y cuando estuvo más calmada la tomé de los hombros abrazándola, hice aun lado su cabello y vi toda su espalda, solo la acaricié. Había visto vikingos con muchas cicatrices, pero lo que Merida tenía era de verdad algo aterrador. Seguí acariciando su espalda hasta llegar a mi marca en ella.
- ¿Cómo te... qué es...? -
Me empujó con delicadeza, luego se colocó su playera y acomodó su cabello.
- ¿Quieres la versión larga o corta? -
No sonaba enojada, triste o mal, pero no era bueno.
- Yo... es que... ¿Qué te pasó? -
Suspiró un poco.
- La más grande es de una espada curva de acero de dragón; fue un guerrero mágico. La que parece mancha abajo a la izquierda fue una quemadura; un dragón hace mas de 10 años. No era muy rápida a los 8 años. -
Se burló, pero yo no me reí.
- La más cercana a la nuca, que a penas se ve, fue una espina de una criatura marina cuando tenía veinte. Resulta que hay sirenas hombre. Luego... -
- De acuerdo, de acuerdo... ya entendí lo de la versión larga. Pero, Merida ¿Por qué? -
- Soy una mestiza, Hipo. Así es mi vida ¿O que creías? -