Capítulo 18 | Verdades

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Merida

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Merida

Por tantos años jamás dejé que alguien besara mi frente, ni siquiera los más cercanos a mí cómo Tadashi o Hipo y la razón estaba frente a mí en ese momento. Mi padre dejaba un suave sello de sus labios en mi frente el cual representaba su amor, pero yo solo pensaba que era el único recuerdo que tenía de él y por eso jamás quise que alguien lo borrara.

- Fergus. –

Lo llamó el Guardian para que me soltara y se alejara de mí. Todos me observaban, tenían dudas de que hacer conmigo; muchos respetaban al Rey Fergus así que no me tocarían o al menos dudaban en hacerlo, pero había otros que con solo verme pudieron asesinarme en el momento. Aunque ninguno me importaba; ignoré todas esas miradas, ignoré la discusión que tenían los líderes, incluso ignoré a los guardias que ya tenían listas sus armas. Solo me concentré en Hipo, él no me había quitado los ojos de encima; abrió un poco la boca, quería hablarme, decirme algo cómo yo a él, pero no podíamos o ¿No queríamos? ¿Qué podríamos decir? ¿Cómo empezar esa conversación? Me di cuenta que muchas cosas tomaron sentido, muchas cosas que él y yo hacíamos "Estaba frente a mí. Que tonta soy."

- ¡Se debe aplicar la ley! –

Sentí cómo alguien me sujetó del cabello, fue la emperatriz Marina. Me sostuvo frente a todos cómo si fuera un trofeo.

- Yo la atrapé y yo descubrí su identidad. –

- Y supongo que quieres lo honores, Marina. –

Habló el jefe Benja.

- Por supuesto. Y el castigo al traidor de sangre de su padre, también. –

La Reina Elinor detuvo a mi padre cuando quiso avanzar, Marina sonrió, me soltó solo para abofetearme con fuerza y caí al suelo. La discusión empezó de nuevo entre todos los líderes; el rostro me ardió cuando lo acaricié con mi mano "Entonces... ¿Así acabaré? Creo que Tadashi y yo pudimos apostar, que lástima." Pensé. Ya no tenía nada que perder así que comencé a reírme; parecía una loca, de hecho, todos me vieron de esa manera. 

- Pelean tanto por acabar conmigo... y a mí ni siquiera me importa. –

- ¿De qué hablas? –

- ¡Mátenme ya! Es lo que quieren ¿No?... ¡Adelante! ¡Háganlo! –

Dos pasos fuertes se escucharon, Hipo y el Rey Fergus se preocuparon por mis palabras.

- Soy una mestiza y mi padre es un traidor de sangre. Así que adelante... ¡Mátenme! Es lo que hacen... -

La emperatriz sonrió y sacó sus espinas listas para acercarse a mí, pero el Guardian del Norte la detuvo.

- Debemos hablar de esto. –

- ¿Qué hay que hablar? Ella ya lo aceptó y es la ley... para todo mestizo o traidor. –

Volví a reírme. Todos me vieron de nuevo, no podían creer mi actitud frente a la situación.

Sangre MestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora