Capítulo: 11

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                          Alejandro.

Cada día mi mal humor aumenta a medida que pasan los días y me doy cuenta que mi mejor amigo está con la mujer que inesperada e Inevitablemente me atrae como polilla a la luz.

Mis trabajadores son quienes pagan el precio de mi amargura.

Hasta yo estoy conciente de ello pero como no soy un alma caritativa, me da igual.

Sino saben trabajar bajo presión no me sirve para nada.

En fin...

Lena Crafor se ha convertido en mi obsesión y mi más grande anhelo.

Me jode aceptar esto puesto que siempre había dicho que ninguna mujer menos una Fuereña iba a trastocar mi mundo.

Y esa condenada mujercita de metro cincuenta me ha jodido sin saberlo.

Por eso debo hacer hasta lo imposible por sacarme la de la mente, así que no me ha quedado opción de volver a verme con Summer, aunque a ella le aclaré que solo sería sexo.

No la veo como mi futura esposa, y de echo no es lo que busco. Solo que sin poder evitarlo unos bellos ojos verdes-amarronizados aparecen en mi mente para atormentarme.

Eso me encabrona tanto que tiro de una patada la cerca que estaba haciendo para que el ganado no se vuelva a salir.

Maldita sea, mira lo que me haces hacer Lena Crafor.

Me giro para ver cómo mis peones me ven asombrados. Y es que yo jamás había sido tan impulsivo.

Todo se lo debo a esa pequeña mujercita.

Si la dejo ella será mi muerte.

Les doy una mirada fulminante y todos regresan a sus quehaceres.

Estoy despierto desde las cuatro y media de la madrugada y con todo el trabajo de campo que he echo sigo sintiendo está sobrecarga de energía.

O será la pura ira que me impide cansarme como cualquier ser humano.

Bufo fastidiado para ir hacia los establos dónde hay un chorro que tiene conectado una manguera por la cual sale agua.

Así que la tomo y me mojo la cara y el cuerpo logrando refrescarme sintiendo me mejor.

Decido que ya ha sido suficiente y me voy a la casa grande para darme una ducha como es.

Media hora más tarde ya estoy listo para ir al otro lado del pueblo a por unas cosas que necesito en mi rancho.

Sé que cualquier trabajador podría ir por mí, ya que para eso les pago.

Pero a mí me gusta hacer todo por mi mismo.

En el camino me encuentro a Bastián Brooks, quien es mi capataz.

También es un buen amigo mío aparte de Fabián.

Bastián y yo estudiamos en la misma escuela, él siendo el hijo del antiguo capataz y yo siendo el hijo del patrón.

Nunca hubo diferencia porque nos criamos como hermanos.

Aunque a mí madre Diana le enloquecía que me juntase con la plebe ya que yo era el señorito del rancho y él un mero peón.

Jamás le hice caso. En cambio mi padre Alejandro, sí llevo el nombre de mi padre, él no le importa esas cosas tan superfluas.

Me complace ver que heredé eso de mi difunto padre.

Sé preguntarán donde anda mi madre, pues anda viajando por el mundo.

Ha estado así después de la muerte de mi padre.

Inevitablemente... Tú (Saga Amores Rancheros #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora