Capítulo: 23

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Lena.

Decir que no me dió vergüenza cuando un preocupado Bastián nos encontró a mi Campuruso y a mi que caminábamos rumbo a la casa grande tomados de la mano y con nuestra ropa sucia y arrugada.

Este al vernos nos sonrío pícaro, echo que me hizo sonrojar y ocultar me tras la espalda de mi novio que se rió y luego le sacó a su Capataz el dedo medio acto que le dió igual al aludido.

Él nos dijo que la señora Diana estaba muy preocupada y que cuando estemos en la casa grande habláramos con ella.

Tanto Alejandro como yo le asentimos para continuar nuestro camino.

Media hora después hablamos con la señora Diana que al vernos bien se alivió bastante.

Mi suegra me llevó a su recamara y me prestó una muda de ropa limpia y me dijo que me la regalaba porque hacía años que no la usaba porque ya no era una jovencita tan delgada.

Yo con pena me la puse pero también inmenso cariño.

Me doy una ducha refrescante sacando toda la suciedad y sin poder evitarlo recuerdo la forma tan linda en que Alejandro y yo hicimos el amor.

Eso me hace sonrojar, y finalmente salgo del baño con una toalla para ver en la cama una muda de ropa.

La señora Diana es un sol, y pensar que antes nos caíamos mal.

Bah, pequeñeces.

Ya lista luciendo un jeans negro ajustado, botas montañeras y una blusa ombliguera roja con un blazer oscuro salgo de la habitación.

Dejando mi largo cabello azabache suelto liso hasta más abajo de mi espalda.

Decido dejar mi rostro sin maquillaje mientras voy bajando las escaleras.

Tomo mi bolso de mano dispuesta a salir de aquí.

Mi estómago gruñe de hambre y siento mi rostro caliente. Y decidida a no causar más molestias me dirijo a la salida del rancho.

Pero a mitad del camino me topo de frente a una linda mujer de pelo rubio a los hombros, un vestido azul plizado, zapatillas negras con un maquillaje simple pero que le luce demasiado bien.

La chica trae una maleta en su mano y cuando sus ojos verdes se cruzan con los míos me sonríe alegre.

__Hola, mi nombre Samantha Bork, y vengo de visita unos días. ¿Se encuentra Alejandro de casualidad?

__Habla la voz amena de la Rubia ante una incómoda Azabache que se muerde el labio inferior.

__No puede ser...Sam, ¡Sam estás aquí!

__Se oye la ronca voz del Ranchero que capta la atención de ambas mujeres.

A la vez que el Hacendado corre hacia la recién llegada y la abraza y esta da un saltico enrollando sus largas piernas en la cintura del Patrón.

__¿Pero que rayos...?

__Susurro entre impactada y dolida para avanzar rápidamente a la salida sintiéndome tan humillada.

Seguro está mujer es alguien especial porque definitivamente él se olvidó de mi presencia y la abrazó de esa manera.

Yo no soporto esto la verdad.

Parpadeo para espantar las lágrimas que desean salir libres en cualquier momento.

Pero no las dejar, ya lloraré estando en la privacidad de mi habitación.

__Lena, ¿Eey amor a donde vas?

__Dice Alejandro agitado corriendo hacia ella siendo seguido por la Rubia recién llegada.

Inevitablemente... Tú (Saga Amores Rancheros #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora