ARENDELLE, 1826
Ya habían pasado varios días desde que Elsa había empezado sus prácticas con Jack. Mientras tanto, tenía que actuar normal frente a su padre. Anna seguía insistiendo en que salieran a jugar, y Elsa siempre se negaba. Todavía no se sentía segura de poder pasar tiempo con Anna sin temer que su magia se saliera de control y ella se diera cuenta. Jack, por su parte, hacía lo posible para que Elsa se divirtiera mientras practicaban. Le hacía feliz ver cómo, con cada nueva clase, Elsa se sentía más segura. Sin embargo, también le entristecía ver a Anna insistir tantas veces y que Elsa todavía no se animara a estar con ella. Anna terminaba vagando por el castillo como un fantasma.
Ese día, Jack y Elsa estaban charlando alegremente; ellos habían logrado conectar muy rápidamente.
-Hey, tengo una idea, pero ¿aceptarías aunque todavía no te la diga? - preguntó Jack con una sonrisa traviesa. -¿Qué clase de idea? - preguntó Elsa, levantando una ceja.
-Sorpresa - respondió él.
-Mmm... Está bien, confío en ti.
-Bien, ahora otra pregunta. ¿Qué hacemos ahora?
-No lo sé. Hoy no tengo ninguna clase con papá, y Anna creo que se cansó de insistir. La verdad, no tengo idea. ¿Tú qué quieres hacer? - le preguntó Elsa.
-Bueno, tal vez podría... Mira esto. - Jack abrió la ventana y voló hacia la zona montañosa cerca del castillo, que Elsa podía ver sin problema desde su ventana. Jack empezó a crear distintos muñecos de nieve bastante grandes. Elsa sonreía alegre mientras veía cómo se formaban los distintos muñecos; Jack siempre buscaba la forma de hacerla sonreír. Él iba buscando distintas cosas para hacerles caras y ponerles personalidades a cada uno. Elsa vio cómo a uno le puso un sombrero de quién sabe dónde. Con ayuda del viento, hizo que los muñecos movieran sus bracitos de ramas, como si la saludaran.
Elsa se asomó un poco más a la ventana, feliz de ver el espectáculo que Jack le hacía. Pero su alegría se apagó rápidamente al asustarse, pues sin darse cuenta había congelado el borde de la ventana, llenándola de picos de hielo afilados. Se sentía asustada, y Jack, desde donde estaba, notó que ya no lo estaba mirando a él ni a los muñecos. Voló hacia ella para saber qué pasaba, pero cuando llegó a la ventana vio que el padre de Elsa había entrado a la habitación.
El rey notó rápidamente el hielo en el borde de la ventana y dirigió su vista a su hija, quien lo veía con una mirada triste y algo asustada por esa pérdida de control.
-Ven, Elsa, te daré algo que te ayudarán - dijo Agnarr.
-¿En serio? - preguntó la pequeña princesa, quien se animó a seguir a su padre. Jack se quedó mirándolos mientras salían de la habitación. Con ayuda de su cayado, deshizo el hielo de la ventana y se quedó sentado en el sillón, esperando a Elsa por si quería hablar con él cuando volviera.
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Cristales De Invierno
FanfictionJack Frost, el Espíritu del Invierno, se encuentra con Elsa, la joven Princesa con poderes helados, y entre ellos surge una conexión inesperada. Lo que comienza como una amistad inocente se... ¿Transformara en amor?. Sin embargo, los secretos oscur...