Capitulo 15

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ARENDELLE, 1826

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ARENDELLE, 1826

La noche se había asentado sobre Arendelle, y el viento frío del invierno soplaba con intensidad, arrastrando copos de nieve por las calles vacías. El cielo estaba cubierto por nubes densas, ocultando la luna, cuya luz tenue luchaba por atravesar la neblina y se reflejaba en el hielo y la escarcha que cubrían los tejados y las ventanas del castillo.

Aunque el castillo de Arendelle estaba envuelto en un profundo silencio, en la habitación de una pequeña princesa de cabello platinado, la atmósfera era completamente diferente. La pequeña Elsa, charlaba animadamente con quien creía que era solo un sueño Jack Frost, el espíritu del invierno. Jack también estaba feliz; después de tantos años de soledad y anonimato, alguien podía verlo, aunque todavía se sentía algo confundido. ¿Por qué solo Elsa podía verlo? ¿Por qué el resto de las personas no?

Elsa no podía creer que Jack fuera real, pero estaba emocionada de tener a alguien que, como ella, entendía lo que significaba tener poderes que otros no comprendían. Jack hablaba con entusiasmo sobre lo increíble que era ser visto por ella, mientras Elsa lo escuchaba con atención, aunque su curiosidad la llevó a hacer una pregunta que no podía contener.

-Disculpa, ¿Cómo es que me conoces? ¿Y cómo supiste que tengo poderes? - preguntó con curiosidad, sus ojos brillando mientras miraba a Jack.

Jack dejó de hablar por un momento, buscando las palabras correctas. Esta pregunta le resultaba complicada. Tras unos segundos, respondió con una sonrisa algo nerviosa.

-Bueno, pequeña, hay muchas cosas que sé - dijo, rascándose la cabeza -Cuando supe de la existencia de alguien con poderes similares a los míos, tuve curiosidad por conocerte.

Elsa pareció satisfecha con la respuesta, pero todavía había algo en la expresión de Jack que la hacía pensar que había más de lo que decía. Elsa se acomodó en el sillón del balcón para escuchar a Jack. Lo observaba con una mezcla de asombro y curiosidad, y había algo en él que la hacía sentir a gusto. Era raro conocer a alguien tan... mágico. Pero Jack tenía un aire relajado y divertido que la hacía sentir como si lo conociera desde siempre.

-Entonces, ¿Qué haces cuando no estás aquí? - preguntó Elsa, apoyando la cabeza en sus manos y mirando a Jack con interés

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-Entonces, ¿Qué haces cuando no estás aquí? - preguntó Elsa, apoyando la cabeza en sus manos y mirando a Jack con interés.

Jack sonrió, contento de que Elsa quisiera saber más. Hablar con ella era agradable. -Oh, hago muchas cosas - respondió con entusiasmo -Me gusta crear nieve, congelar estanques y, a veces, hacer volar las cosas de la gente. - Se inclinó hacia adelante con una sonrisa traviesa -¿Te gustó el dibujo que hice con la escarcha? Puedo crear más cosas, ¿quieres ver? -preguntó con una mirada cómplice.

Elsa sonrió recordando el muñeco de nieve que Jack había dibujado en la ventana con la escarcha. Fue lo único que la hizo sentir algo de alegría en todo el día.

-¡Fue hermoso! - respondió con entusiasmo -¿Puedes hacer más de esos?

-Por supuesto - respondió Jack, inclinándose exageradamente como un mago de la corte -Pero te pediré algo a cambio. - La miró con un aire de misterio. Elsa levantó una ceja, intrigada. -¿Qué cosa?

-Que me cuentes un secreto - dijo Jack, poniendo una mano en su mentón como si estuviera pensando -Algo que nadie más sepa. Te prometo no decírselo a nadie.

Elsa pensó por un momento. No tenía muchos secretos, aparte de sus poderes, pero eso Jack ya lo sabía. Sonrió con picardía y se acercó a él, susurrando.

-Anna duerme con la boca abierta.

Jack fingió estar sorprendido, llevándose una mano al pecho. -¡No puede ser!- exclamó con dramatismo -¡Con la boca abierta! ¡Le van a entrar las moscas!

Elsa no pudo contener la risa. Jack era tan divertido, y hablar con él era como si toda la tristeza se disipara por un momento. Ambos se rieron juntos, y Elsa sintió cómo la tensión del día desaparecía por completo. Con Jack, todo parecía más sencillo, más divertido. Él la hacía sentir normal.

JACK FROST

Después de pasar tiempo con Elsa, ella me contó cómo se sentía y el consejo que su padre le había dado. Obviamente, no le dije lo que realmente pensaba, pero, para ser honesto, estaba bastante molesto. ¿Qué clase de consejo era "ocultar, no sentir"? Cuando sucedió lo del bosque encantado y vi un poco cómo el rey, entonces príncipe, lidiaba con la muerte de su padre, me pareció raro que un niño pudiera contener tanto dolor. Ahora entiendo un poco por qué, pero sigue siendo algo espantoso.

Dejando eso de lado, Elsa y yo estuvimos un buen rato jugando con diferentes formas de hielo. Yo creaba animales y ella sonreía, lo cual era genial. No sabía exactamente qué más hacer para ayudarla, pero cualquier cosa que la hiciera sonreír estaba bien para mí. Eventualmente, Elsa se quedó dormida, así que la cargué hasta su cama. No estaba acostumbrado a cargar a nadie, así que me tambaleé un poco. La cubrí con sus mantas, y cuando me alejaba para acomodarme en el sillón junto a la ventana, sentí que ella me agarraba la mano.

-Por favor... No te vayas - me pidió en un susurro. Su voz era tan suave y llena de tristeza que me rompía el corazón.

-Claro - le prometí. Me senté en el suelo al lado de su cama, mirando hacia la ventana, donde la tenue luz de la luna trataba de abrirse paso. No sabía exactamente qué hacer a partir de aquí. Sabía que tenía que encontrar una manera de ayudar a Elsa, pero ¿cómo?

Tal vez podría preguntar a la luna por consejo, aunque no estoy seguro de si el Hombre de la Luna realmente me respondería. Pero sabía que no podía dejar a Elsa así, asustada y sola. Ella necesitaba alguien a su lado, y si podía ser yo, entonces haría todo lo posible para no fallarle.

AL DIA SIGUIENTE

Salí temprano esa mañana para terminar algunas cosas relacionadas con el invierno en Arendelle mientras pensaba en cómo ayudar a Elsa. Sabía que tenía que encontrar una manera de sacarla de esas cuatro paredes y hacerla sentir cómoda. La rutina de siempre me relajaba, así que le pedí a viento que me llevara por la ciudad mientras el sol apenas empezaba a iluminar las calles.

Al pasar por el mercado, veía a los adultos abriendo sus tiendas y acomodando sus mercancías. Los niños aún estaban en casa, probablemente tratando de robar algunos minutos más de sueño. Aproveché para hacerles unas bromas a los adultos: hacer volar sus gorras o resbalar en el suelo siempre me sacaban unas risas. Era divertido y también me ayudó a despejar mi mente. Pero sabía que tenía que concentrarme en Elsa, necesitaba un plan.

Ya cuando el día avanzaba, volví hacia el castillo, buscando alguna señal de Elsa. Fue entonces cuando se me vino una idea a la mente.

 Fue entonces cuando se me vino una idea a la mente

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Capitulo algo cortito pero bonito 😊.
Gente comente, quiero saber que piensan. 🥺🙏

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