Capitulo 50

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𝑵𝒐 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒅𝒆𝒓𝒕𝒆...

Jack sobrevolaba las montañas nevadas, el viento lo llevaba con suavidad mientras mantenía su mirada fija en el horizonte

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Jack sobrevolaba las montañas nevadas, el viento lo llevaba con suavidad mientras mantenía su mirada fija en el horizonte. Se había decidido a buscarle comida a Elsa; no iba a dejar que muriera de hambre. Tenía la intención de regresar lo más rápido posible, pero mientras avanzaba, una sensación inquietante comenzó a invadirlo. Al principio, lo atribuyó al cansancio, o quizás a la preocupación que sentía por Elsa, pero el frío... ese frío... lo obligó a detenerse en seco.

-¿Qué demonios...? -murmuró, deteniéndose en el aire, aferrado a su cayado mientras el viento soplaba suavemente a su alrededor. Algo estaba fuera de lugar. Conocía bien el invierno, cada brisa helada, cada copo de nieve, pero lo que sentía ahora era distinto. El frío que recorría su piel no le pertenecía a él. No podía explicarlo, pero lo percibía: una gélida oleada que incluso él, el espíritu del invierno, podía sentir.

-¿Qué está pasando? -susurró con nerviosismo. La piel de su cuello se erizó, no por el frío, sino por una sensación profunda de que algo iba terriblemente mal. El viento, normalmente en calma, empezó a acelerarse, como respondiendo a su inquietud. Algo en Arendelle no estaba bien, y Jack sabía que debía averiguarlo.

Tomó una bocanada de aire y, con una señal de su mano, el viento lo impulsó con mayor fuerza, llevándolo hacia el reino. Conforme descendía de las montañas y se acercaba a las tierras bajas, lo vio. Arendelle, el vibrante corazón del verano, estaba completamente cubierto de hielo. El puerto, las casas, el castillo... todo, absolutamente todo, congelado bajo una gruesa capa de nieve y escarcha.

 todo, absolutamente todo, congelado bajo una gruesa capa de nieve y escarcha

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El corazón de Jack se hundió.

-Elsa... -susurró, su rostro endurecido por la preocupación. Esto no era obra suya, lo sabía. Este frío, esta tormenta descontrolada... Elsa debía estar detrás de todo esto. Pero, ¿por qué? ¿Qué había pasado?, La nieve giraba a su alrededor, y el viento, normalmente obediente, parecía rebelarse levemente, como si algo en el aire lo desafiara. Jack sabía que no podía detener esta tormenta. Solo Elsa tenía el poder para deshacer lo que estaba ocurriendo. Una mezcla de impotencia y urgencia lo invadió, pero sabía que no podía darse el lujo de rendirse.

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⏰ Última actualización: Oct 21 ⏰

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