Maximiliano
Después de desayunar juntos, decidí que sería perfecto llevar a Mariana a la playa al atardecer. La playa tenía un significado especial para nosotros, era donde habíamos compartido momentos memorables y donde nuestra historia de amor había comenzado a florecer.
Mientras caminábamos por la suave arena dorada, sentí una sensación de calma y emoción. Las olas rompían suavemente en la orilla, creando una banda sonora perfecta para el momento que estaba por venir.
Cuando encontramos el lugar perfecto, con el sol bañando el horizonte en tonos dorados y rosados, me detuve y tomé las manos de Mariana en las mías. La miré profundamente a los ojos, viendo el reflejo del amor y la complicidad que compartíamos
—Mariana —susurré, mi voz cargada de emoción—, desde el momento en que entraste en mi vida, supe que eras alguien especial. Has sido mi roca, mi inspiración, mi amor verdadero. No puedo imaginar un futuro sin ti a mi lado. Quiero pasar el resto de mis días haciéndote feliz, construyendo una vida llena de amor y aventuras juntos. Mariana, ¿te casarías conmigo?
Vi el brillo de las lágrimas en sus ojos mientras absorbía mis palabras. Una sonrisa temblorosa se formó en sus labios y su respuesta fue un suave susurro lleno de emoción.
—Sí, Max, sí quiero casarme contigo —respondió con voz suave, su mirada reflejando el amor y la alegría que llenaban mi corazón en ese momento.
Con una sonrisa radiante en mi rostro, me incliné hacia ella y la besé con ternura, sellando nuestro compromiso con un dulce gesto de amor.
Mientras nos abrazábamos, sintiendo el calor de su cuerpo junto al mío, supe que este era solo el comienzo de nuestra nueva vida juntos. Con el sonido del mar como testigo, nos prometimos el uno al otro, listos para enfrentar juntos cualquier desafío que la vida nos presentara.
Y mientras el sol se deslizaba lentamente hacia el horizonte, caminamos de regreso hacia la orilla, nuestras manos entrelazadas, llenos de anticipación por el futuro que nos esperaba. Con cada paso, sabíamos que estábamos un paso más cerca de construir la vida de nuestros sueños, juntos, como un equipo, como amantes, como compañeros de vida.
Después de ese emotivo momento en la playa, caminamos de regreso hacia donde habíamos dejado nuestras cosas, nuestras manos entrelazadas y nuestras sonrisas brillando con una luz especial. Sabíamos que teníamos que compartir la noticia con nuestra hija Isabella y con nuestros amigos más cercanos.
Cuando llegamos a casa, Isabella estaba jugando en su habitación. Entramos con una sonrisa nerviosa en nuestros rostros, sabiendo que estábamos a punto de cambiar nuestras vidas de una manera maravillosa.
—Isabella, cariño, ¿podrías venir un momento? —llamó Mariana, con una voz que apenas podía ocultar la emoción.
Isabella vino corriendo, con una mirada curiosa en su rostro. Nos miró con ojos grandes y brillantes, esperando ansiosamente escuchar lo que teníamos que decir.
—Querida, Max y yo tenemos algo importante que contarte —dijo Mariana, mientras me miraba con una sonrisa radiante—. ¿Quieres decirlo tú, amor?
Asentí con una sonrisa, sintiendo un nudo de emoción en la garganta.
—Isabella, Mariana y yo nos vamos a casar —anuncié, mi voz temblando ligeramente por la emoción—. Queremos que seas parte de este momento especial en nuestras vidas, ¿qué te parece?
Los ojos de Isabella se iluminaron con alegría y sorpresa. Se lanzó a nuestros brazos, abrazándonos con fuerza.
—¡Eso es increíble, papá, mamá! ¡Estoy tan feliz por ustedes! —exclamó, su voz llena de emoción genuina.
Después de compartir la noticia con Isabella, decidimos invitar a nuestros amigos más cercanos a una pequeña reunión en casa. Queríamos compartir nuestra felicidad con ellos y celebrar juntos este nuevo capítulo en nuestras vidas.
Mientras nuestros amigos llegaban, el ambiente se llenaba de risas y alegría. Cuando finalmente reunimos a todos en la sala de estar, Mariana y yo nos miramos el uno al otro, nuestros corazones llenos de gratitud por tener a estas personas tan especiales en nuestras vidas.
—Queridos amigos, queremos agradecerles por estar aquí esta noche —comencé, mirando a cada uno de ellos con una sonrisa—. Mariana y yo tenemos una noticia emocionante que compartir con todos ustedes. ¡Nos vamos a casar!
Los rostros de nuestros amigos se iluminaron con sorpresa y alegría, y pronto la sala se llenó de felicitaciones y abrazos cálidos.
Esa noche, mientras brindábamos por nuestro futuro juntos, supe que estábamos rodeados de amor y apoyo incondicional. Y con cada risa compartida y cada abrazo sincero, sentí que el amor que compartíamos con Mariana y con Isabella solo crecía más fuerte, listo para enfrentar cualquier desafío que la vida nos trajera.
Después de compartir la noticia con nuestros amigos y disfrutar de una noche llena de risas y felicidad, Mariana y yo nos retiramos a nuestra habitación, con los corazones rebosantes de gratitud y alegría. Nos sentamos juntos en la cama, disfrutando de la tranquilidad del momento y reflexionando sobre el día que acabábamos de vivir.
—Ha sido un día increíble —dijo Mariana, su voz suave llena de emoción—. No puedo creer que finalmente nos vamos a casar, ¿verdad?
Asentí con una sonrisa, sintiendo una oleada de felicidad inundando mi ser.
—Es surrealista, pero al mismo tiempo, se siente completamente natural. Estoy emocionado de comenzar este nuevo capítulo de nuestras vidas juntos —respondí, mirándola con amor.
Mariana se acercó a mí, colocando su mano en la mía y mirándome a los ojos con ternura.
—Max, no puedo esperar para pasar el resto de mi vida contigo. Eres mi compañero, mi mejor amigo, mi amor verdadero. No importa qué nos depare el futuro, sé que juntos podemos superarlo todo —dijo con sinceridad.
Mis ojos se llenaron de emoción al escuchar sus palabras, y me incliné hacia ella para abrazarla con fuerza.
—Y yo no puedo esperar para llamarte oficialmente mi esposa. Eres la persona más increíble que he conocido, y estoy agradecido todos los días por tenerte en mi vida —le dije con voz suave.
Nos quedamos abrazados en silencio durante un momento, dejando que nuestras palabras y emociones se entrelazaran en un dulce vínculo de amor y complicidad. Sabía que estábamos en el umbral de algo maravilloso, y no podía esperar para comenzar este viaje hacia el matrimonio junto a Mariana y nuestra querida hija Isabella.
Después de un momento, nos separamos suavemente y nos preparamos para acostarnos, listos para dejarnos llevar por el sueño y soñar con el futuro que nos esperaba. Y mientras cerraba los ojos, sentí una profunda sensación de paz y satisfacción, sabiendo que estábamos exactamente donde debíamos estar: juntos, listos para enfrentar el mañana, lado a lado, en amor y armonía.
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Secretos, Amor y Venganza 💫
Short StoryMariana es una exelente y reconocida arquitecta, ama su trabajo pero hay un secreto que guarda... Maximiliano un excelente empresario y lo que mas desea es venganza encontrar al causante de la muerte de su hermana y esta dispuesto a todo por ello p...