Capitulo 16

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Mariana

Me sorprendí muchísimo cuando recibí una llamada de Katia. Hacía tanto tiempo que no sabía nada de ella. Regresé a la oficina de Max rápidamente.

—¿Sucede algo? —me preguntó, notando mi expresión.

—Tengo que irme, hablamos luego.

Salí directo a la casa de Katia, intrigada por su regreso y, sobre todo, por qué me contactaba después de tanto tiempo. La última vez que la vi fue en el cumpleaños de mi madre, hace seis años. Después de eso, se fue a Ecuador y no volví a saber de ella. No entiendo qué la trajo de vuelta, pero quería descubrirlo a toda costa.

Al llegar a su casa, una señora amable me abrió la puerta.

—Hola, Mariana —me saludó Katia.

—Hola, Katia —le respondí—. ¿Cómo estás?

—Bien, pero necesito decirte algo, y sé que tú y tus padres nunca me lo perdonarán.

—¿Qué sucede?

—Tengo una hija de seis años… es tu sobrina.

Sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo. —¿Qué? ¿Por qué me lo dices hasta ahora?

—Lo hice porque Osvaldo me amenazó. Hace poco me enteré de que murió hace cuatro años.

—¿Te amenazó? ¿Cómo fue eso?

—Me dijo que me mataría si le decía a alguien.

—Tranquila. Sé que mis padres amarán a esa niña.

—Gracias por venir, Mariana.

—No te preocupes. ¿Dónde está ella?

—En el jardín con mi abuelita.

—¿Cómo se llama?

—Samanta.

—Sabes que mis padres querrán una prueba de ADN, ¿cierto?

—Lo sé, y lo permitiré. Pero dime, ¿por qué tú no dudas que sea tu sobrina?

—Porque sé que tú y mi hermano tuvieron algo, y ahora entiendo por qué te fuiste.

—Tenía que protegerla de él… y de cualquiera.

—Debiste haberme lo contado. Sabes que eres mi amiga, a pesar de todo.

—Lo sé. Pero cuéntame, ¿cómo ha sido tu vida?

—Me casé, y hace cuatro años me divorcié. Tengo una hermosa hija.

—¿Tienes una hija? ¿Su padre lo sabe?

—No, él no lo sabe.

—Entiendo. ¿Cómo se llama?

—Isabella.

—Es un nombre precioso. ¿Y tu empresa? ¿Cómo va?

—Muy bien. Está en el top 10 de las mejores empresas de arquitectura.

—¡Felicidades! Me alegro mucho por ti.

—Gracias, Katia. Yo me tengo que ir, pero mañana vendré con mis padres por la tarde.

—Está bien. Nos vemos mañana.

Cuando salí de la casa de Katia, me di cuenta de que había dejado mi iPad en la oficina de Max, y lo necesitaba para terminar unos diseños. Decidí pedirle a Rodrigo que lo recogiera por mí y yo pasaría a buscarlo por la noche en casa de Ligia.

Ese día había pasado más tiempo fuera de casa de lo normal. Siempre llegaba a la hora del almuerzo para estar con Isabella, pero hoy no fue posible. Mi teléfono sonó; era un mensaje de Rodrigo:

Secretos, Amor y Venganza 💫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora