Mariana
Un Año Imedio Después
Era un día soleado de verano, perfecto para una escapada familiar a la playa. Isabella y Mateo estaban emocionados, sus risas resonaban en el aire mientras jugaban en la orilla. Max y yo observábamos con amor, disfrutando de cada momento de paz y felicidad que la vida nos regalaba.
Nos instalamos bajo una sombrilla, extendimos nuestras toallas y comenzamos a preparar un picnic improvisado. Isabella corría hacia nosotros, conchas en las manos y la cara iluminada por la emoción de haber encontrado tesoros en la arena.
-¡Mamá, papá! ¡Miren lo que encontré! -exclamó, mostrándonos orgullosa sus hallazgos.
Max y yo la animamos con sonrisas, compartiendo su entusiasmo mientras Mateo se unía a nosotros en sus pequeños pasos tambaleantes. El agua estaba tibia y calmada, invitándonos a sumergirnos y disfrutar del día. Nos miramos el uno al otro con una complicidad silenciosa, reconociendo lo afortunados que éramos de tener esta vida juntos.
Después de un delicioso almuerzo improvisado, nos aventuramos a construir castillos de arena y explorar las mareas. Isabella y Max competían en carreras hasta la orilla, mientras Mateo se reía desde los brazos de su papá, deleitándose con el sonido del mar y la sensación de la brisa en su rostro.
Al atardecer, nos sentamos juntos en la arena, viendo cómo el sol se sumergía lentamente en el océano. Isabella y Mateo jugaban cerca, sus risas llenando el aire con una melodía de alegría y paz. Max tomó mi mano con ternura, sus ojos brillando con amor y gratitud.
-¿Recuerdas cuando todo empezó, Mariana? -preguntó, su voz suave como el susurro del mar.
Asentí con una sonrisa, mirando hacia el horizonte dorado.
-Sí, Max. Y no cambiaría nada de nuestro camino juntos. Cada momento, cada desafío, nos ha llevado a este momento de felicidad.
Juntos, nos quedamos allí, abrazados por el amor que nos unía como familia. En ese día especial, en esa playa donde habíamos vivido tantos momentos memorables, supe que nuestra historia continuaba siendo escrita con amor, risas y la promesa de un futuro lleno de aventuras.
Y así, mientras el sol se despedía lentamente en el cielo, nos sentimos infinitamente agradecidos por el regalo de nuestra familia y el amor que compartíamos. Porque en nuestros corazones, sabíamos que la vida era más hermosa cuando la vivíamos juntos, en cada pequeño y precioso instante que nos regalaba el destino.
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Después de un día perfecto en la playa, regresamos a casa con el corazón lleno de alegría y los recuerdos de ese día especial grabados en nuestras mentes. Isabella y Mateo estaban agotados pero felices, sus risas resonaban en el automóvil mientras nos dirigíamos de regreso.
Al llegar a casa, los niños se ducharon y se prepararon para la cama mientras Max y yo nos sentábamos en el sofá de la sala, disfrutando de la tranquilidad de la noche. Habíamos estado tan ocupados últimamente con el trabajo y las responsabilidades familiares que este día había sido un verdadero regalo, un recordatorio de lo importante que era tomarse tiempo para estar juntos y disfrutar de la vida.
-¿Crees que algún día volvamos a ese lugar? -preguntó Max, rompiendo el silencio suavemente.
Sonreí y asentí con la cabeza.
-Claro que sí. Seguro que lo haremos. Y tal vez la próxima vez, Mateo ya esté mas grande corriendo por la playa junto a Isabella.
Max entrelazó sus dedos con los míos y suspiró con satisfacción.
-No cambiaría nada de esto, Mariana. Eres mi vida.
Una cálida sensación de amor y gratitud llenó mi corazón en ese momento. Miré a Max con una sonrisa y supe que estábamos exactamente donde debíamos estar, juntos y felices como familia.
Qué hermoso capítulo final para un día especial en la playa y el regreso a casa. Aquí tienes una continuación para expandir aún más esta historia:---
Nos recostamos juntos en el sofá, sintiendo el calor reconfortante de nuestro hogar después de un día lleno de sol y mar. Isabella y Mateo, exhaustos pero felices, ya estaban en sus camas, sumidos en un sueño profundo lleno de sueños infantiles.-Este día ha sido perfecto, ¿verdad? -dije, apoyando mi cabeza en el hombro de Max.
Él asintió, acariciando mi cabello con ternura.
-Perfecto es poco, Mariana. Ha sido un recordatorio de lo que realmente importa en la vida: momentos como estos, compartidos con los que amamos.
Una brisa suave entraba por la ventana abierta, llevando consigo el murmullo de la noche. Fuera, las estrellas comenzaban a brillar en el cielo oscuro, pintando un paisaje de tranquilidad y serenidad.
-Me pregunto qué nos depara el futuro -murmuré, pensando en los años por venir.
Max me miró con una sonrisa llena de esperanza y determinación.
-Lo que sea que venga, lo enfrentaremos juntos. Eso es lo único que importa.
Asentí, sintiendo una paz profunda en mi corazón. A veces, en medio del caos diario, era fácil olvidar lo afortunados que éramos. Pero este día, en la playa y ahora en casa, me recordaba que nuestra familia era nuestro mayor tesoro.
Cerré los ojos por un momento, dejando que el amor y la gratitud llenaran cada fibra de mi ser. En ese momento, supe con certeza que nuestras vidas estaban entrelazadas por algo más grande que nosotros mismos: un vínculo indestructible de amor y compromiso.
-Eres mi roca, Max -susurré, apretando su mano con la mía.
Él me atrajo hacia él, envolviéndome en un abrazo cálido y reconfortante.
-Y tú eres mi todo, Mariana. No podría imaginar mi vida sin ti.
Así, en la tranquilidad de nuestra casa y con el amor brillando en nuestros corazones, nos quedamos allí, sabiendo que no importaba lo que el futuro trajera. Porque mientras estuviéramos juntos, podíamos enfrentar cualquier desafío y celebrar cada alegría, en cada pequeño y precioso instante que la vida nos regalaba.
Por supuesto, aquí tienes algunas sugerencias sobre cómo podrías continuar la historia:Max y yo nos retiramos a nuestra habitación, Mientras nos preparábamos para dormir, compartimos nuestras reflexiones sobre el día y nuestros sueños para el futuro.
-¿Te imaginas a Mateo y a Isabella corriendo juntos por la playa el próximo verano? -preguntó Max, sonriendo mientras se acomodaba en la cama.
-Sería maravilloso verlos crecer juntos, construyendo recuerdos como hoy -respondí, acercándome a él y acariciando su mejilla con cariño.
Max tomó mi mano y la apretó suavemente.
-Mariana, ¿alguna vez te he dicho cuánto te amo? Eres mi fuerza, mi inspiración, mi todo.
Mis ojos se llenaron de lágrimas de felicidad mientras lo miraba profundamente.
-Y tú eres mi pilar, Max. No sé qué haría sin ti. Eres el amor de mi vida.
Nos quedamos allí, abrazados bajo las estrellas que se filtraban por la ventana, sintiendo la paz y la plenitud de nuestro amor. Pero mientras nos acurrucábamos juntos, una idea comenzó a formarse en mi mente.
-Max, ¿qué te parecería si planificamos unas vacaciones familiares más largas el próximo verano? Podríamos llevar a Isabella y a Mateo a explorar nuevos lugares juntos.
Max sonrió ampliamente, contagiado por mi entusiasmo.
-¡Me encanta la idea! Podríamos investigar algunos destinos interesantes y hacer de eso una nueva aventura familiar.
Ambos compartimos nuestras ideas y sueños para el futuro mientras nos adormecíamos, sabiendo que nuestra familia estaba unida por el amor y la promesa de muchos más momentos especiales por venir.
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UN PEQUEÑO EXTRA
GRACIAS POR TODO SU AMOR Y CARIÑO HACIA MI HISTORIA ESPERO OS ALLA GUSTADO TANTO COMO AMI ESCRIBIRLA♡
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Secretos, Amor y Venganza 💫
Short StoryMariana es una exelente y reconocida arquitecta, ama su trabajo pero hay un secreto que guarda... Maximiliano un excelente empresario y lo que mas desea es venganza encontrar al causante de la muerte de su hermana y esta dispuesto a todo por ello p...