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Dongmin y un pelirrosa caminaban por el centro comercial compartiendo risas, eran la amistad perfecta. Ellos se conocieron en el jardín de niños cuando apenas eran unos críos de cinco años y desde que Myungjun defendió a Dongmin de unos niños que querían quitarle su comidita se volvieron inseparables, cada festividad la pasaban juntos inclusive se preferían antes que a sus familias.

—No lo puedo creer —Myungjun negaba con la cabeza mientras reía— prácticamente renovaste todo tu closet hace dos semanas y ahora ¿lo quieres hacer de nuevo?

—No quiero renovar todo mi closet solo mis ropas interiores —explicó.

El rubio nunca se había preocupado tanto por el diseño de sus prendas íntimas pero de pronto se veía muy interesado en ello y eso le llamaba la atención a Myungjun , claro que lo que él no sabía es que Dongmin ahora tenía una razón muy grande y esa tenía nombre y apellido, quería sorprender a Bin con encajes o mallas, con su esposo nunca lo hizo ni siquiera en la noche de bodas pero es que con el pelinegro todo era diferente.

Hace dos días no se veían y no lo harían hasta dentro de otros dos pues el pelinegro estaba ocupado con su trabajo, con sus veinticuatro años era un modelo en ascenso y si quería que algún día su nombre esté por lo alto tenía que esforzarse, Dongmin comprendía perfectamente la situación así que cuando llegara el momento de verse se encargaría de ayudar a drenar todo su estrés y qué mejor que con prendas adecuadas a la situación.

Myungjun y Dongmin entraron a una tienda de lencería y comenzaron a ver muchos modelos y colores de encajes y cuando ya tenía seleccionado los que llevaría pasó a caja y pagó todo con su tarjeta.

—In-yeop se calentará más que sol de verano cuando te vea con todas esas cosas puestas —comentó el pelirrosa.

—Sí...

Dongmin no sabía si contarle o no de su aventura a su mejor amigo, pues aunque este le apoyaba en todo siempre, era muy correcto y no aprobaría que esté engañando a su esposo, así que prefirió callar y seguir caminando.

Se pasaron el resto de la tarde yendo de un lado a otro en el centro comercial, fueron a otras tiendas de ropa y esta vez el que compró muchas cosas fue Myungjun, ya casi al anochecer comieron muchas cosas tanto que Dongmin sentía que iba a explotar.

—A Sana le gustará toda la ropita que le compraste.

—Sí bueno, es una bebé no es como que se vaya a dar cuenta.

—Y a Jinwoo le encantará tu conjunto rosa pastel —sonrió pícaro— quizás le terminan dando un hermanito a Sana.

Myungjun golpeó el hombro de su amigo y este solo se carcajeó por el rojo de las mejillas de Myungjun.

—No debí hacerte caso y no debí comprar esa lencería.

—Te verás hermoso—lo abrazó y juntos se dirigieron al estacionamiento.

Se despidieron con un gran abrazo y cada uno se dirigió a su respectivo carro, el de Myungjun era un Mercedes Benz de color gris oscuro mientras que el de Dongmin era un Hyundai Palidase en color negro.

Dongmin dejó todas sus compras en la cajuela y se montó a conducir, mientras manejaba pensaba en lo que haría llegando a su casa y realmente nada se le venía a la mente, ver la televisión no era opción y tampoco lo era cocinar porque ya había comido. Bufó aburrido y redujo la velocidad de su vehículo para así prolongar el tiempo de viaje.

Tras unos veinte minutos ya estaba en su vivienda, subió a su habitación cargando las bolsas de compras y las comenzó a revisar una por una, en total había comprado ocho lencerías y todas eran muy diferentes pero igual de sensuales.

Cogió una de color rojo vino y se la probo, se veía muy bien en aquel diminuto traje que constaba de dos piezas, la parte superior era una gargantilla de encaje de la cual caían dos tirantes en forma de "X" que cubrían los pezones y se abrochaban en la parte trasera, la parte inferior era nada más y nada menos que unas bragas transparentes del que bajaban dos ligueros hasta las piernas y se unían a unas medias largas de mallas.

Mientras se miraba en el espejo y admiraba su bonita figura se le ocurrió algo, para ello tomó su móvil y se tomó una foto desde el cuello hasta una parte de los muslos donde se apreciaban las medias, sonrió viendo el resultado y enseguida se la mandó a un pelinegro que justo ahora se encontraba en medio de un contrato con una marca importante.


ººº


—¿Y bien? —preguntó el inversionista mayoritario de la conocida marca italiana Salvatore Ferragamo— esta podría ser una gran oportunidad para su carrera y también para nosotros, hemos visto su potencial y ya es hora de que se una a las grandes ligas ¿acepta trabajar con nosotros?

Moon y su manager se miraron, esta sin duda era la oportunidad de su vida, ambos sabían la respuesta que iban a dar así que con una sonrisa en el rostro Moon extendió la mano al inversionista.

—Acepto, señor Kim.

Su mano fue estrechada y firmaron el contrato, la compañía estaba por lanzar una nueva línea de ropa así que era el momento que Bin brillaría.

Cuando se encontraba saliendo del edificio le llegó un mensaje, era de Dongmin, sonrió inconscientemente y aquello no pasó desapercibido por su manager.

—¿Algún enamorado secreto? —preguntó Jihyo con mucha curiosidad, tenía la suficiente confianza para hacerlo además antes de trabajar juntos ellos eran muy buenos amigos.

—Para nada —dijo Moon y cambió de tema— ¿quieres que te lleve?

—No hace falta, mi novio está a unas cuantas cuadras y me recogerá.

—Bien, nos vemos mañana para la primera sesión de fotos ¿verdad?

—Sí, no llegues tarde por favor.

Bin asintió y se subió a su Porsche 918 spyder, una vez en su asiento volvió a sacar su móvil para ver qué era lo que Dongmin le había enviado, pero no contó con que fuera una foto sugestiva del rubio, ante la imagen trago grueso y si bien es cierto hoy quería ir a su departamento y descansar, sus planes acababan de ser cambiados, iba ir a la casa porque el rubio no podía mandarle algo así y luego continuar como si nada, ahora tendría que asumir la culpa de la erección de Bin. 



Ahora si es el último capitulo por hoy, si mañana tengo tiempo edito y subo algunos más :)

Mine | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora