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—Tardaste mucho ¿todo bien?

—Sí, solo me distraje por ahí —Dongmin quitó importancia— ¿te parece si nos vamos ya?

Cuando In-yeop estuvo a punto de responder, unas inmensas ganas de vomitar se apoderaron de su cuerpo y salió corriendo en dirección de los servicios higiénicos y su esposo detrás de él.

Entró a uno de los cubículos y vació todo lo que había en su interior, esto ya le parecía extraño primero todo comenzó con mareos, luego continuó con náuseas y vómito, además los antojos en plena madrugada no eran algo normal en él. Limpiándose la boca con el papel que le dio su esposo se puso de pie con un temor latente en su interior, ¿no sería que estaba embarazado? ante la sola idea su cuerpo se estremecía, eso era algo imposible ¿no? hace más de un mes que no había tenido relaciones sexuales con su esposo y con Bin siempre habían usado condón a excepción de hoy.

O eso era lo que creía...

Quitó esa idea de su mente atribuyendo todo a los desórdenes que había hecho últimamente como comer demás o a veces comer muy poco.

In-yeop lo sujetó por la cintura sosteniéndolo para que no vaya a caerse o algo así y juntos llegaron hasta la salida donde la camioneta negra que rentaron los esperaba.

In-yeop le abrió la puerta del carro ayudándolo a subir para luego ir rápidamente hasta su asiento y comenzar a conducir en dirección del hotel.


ººº


—Buenos días— dijo Seungkwan dejando un beso sobre la desnuda espalda de Bin mientras este aún esta sobre la cama, tenía los ojos cerrados. 

El día anterior después de su encuentro con Dongmin tomó algunas malas decisiones, entre ellas ir a un hotel y acostarse con el castaño para intentar quitar al rubio de su piel. Obviamente falló, lo único que eso ocasionó fue que extrañara aun más a su amante.

—Buenos días Boo.

—Ya pedí el desayuno así que no tardan en traerlo, deberías ponerte algo de ropa.

Bin asintió y en seguida se bajó de la cama cubriendo con una sábana de su cintura para abajo.

Se dirigió al baño y se encerró para darse una ducha mientras el castaño se quedaba con un sin sabor en la boca, se supone que después de lo ocurrido anoche estarían más unidos pero entonces ¿por qué Bin actuaba tan frío? ¿acaso se había arrepentido?

—Deja de pensar tonterías Seungkwan—se dijo a sí mismo y salió de la habitación para dar una vuelta por el living del hotel en lo que Bin se bañaba.

Iba a ir a sentarse en los muebles mientras leía una revista pero cierta cabellera rubia llamó su atención, era Dongmin.

A pasos rápidos se dirigió hasta el rubio que se encaminaba a la salida, esta mañana había despertado con un dolor de cabeza y náuseas terribles así que iba a la farmacia.

—Dongmin—llamó tomándolo del brazo— espere.

El rubio al reconocer la voz se giró con una mueca de fastidio, no conocía de nada al castaño pero el simple hecho de que tuviera algún tipo de vínculo con Bin hacía que le cayera mal.

—¿Qué?

—Solo quería saber en que habían quedado usted y Bin, es que ayer le pregunté y no me quiso decir —explicó— a mi realmente me importa todo lo que tenga que ver con él y su carrera incluida, sería maravilloso que estuviera en la campaña publicitaria de su producto.

Ganas no le faltaban a Dongmin de decirle lo que realmente hicieron cuando se perdieron por algún pasillo del local, ¿acaso era su novio para meterse en lo que no era de su incumbencia?

—Mira, si Binnie—enfatizó la última palabra— no te lo quiso decir será por algo así que yo no soy quien para andar informándote de nuestros acuerdos, con permiso.

Dicho eso se fue, por otro lado Seungkwan había quedado sorprendido por todo lo que le dijo, entendía que quisiera mantener todo en secreto pero pudo ser más amable, además Dongmin no conocía de nada a Bin por ende no tenía por qué llamarlo Binnie, ni siquiera él se había atrevido a hacerlo, ese rubio era todo un confianzudo e irrespetuoso.

Volvió a su habitación encontrando a Bin ya aseado y con el desayuno sobre una mesa que estaba en el balcón.

Se acercó y lo rodeó por la cintura inhalando el aroma masculino que desprendía.

—Desayunemos —dijo el pelinegro y se soltó del agarre de su acompañante.

Realmente no sabía cómo estar después de lo ocurrido anoche con Seungkwan, se sentía culpable por haber ilusionado al chico que parecía estar más cariñoso que de costumbre, no quería lastimarlo, no sería justo para él.

—Me encontré con Dongmin—musitó Seungkwan— es muy desagradable y descortés, puedes creer que me habló súper feo cuando me acerqué a saludarlo.

Bin prefirió guardar silencio, no quería contradecirlo ya que sabía que si lo hacía Seungkwan podría sospechar algunas cosas, además no creía que su rubio fuera como lo acababa de describir.

—Además hablando de alguna cosa te mencioné y te llamó Binnie sin conocerte —se metió un trozo de fresa a la boca— un confianzudo sin duda.

—¿Me llamó Binnie? —preguntó interesado.

—Sí y ¿tú no lo conoces verdad?

—N-no no, claro que no —respondió nervioso.

Terminaron su comida sin decir nada más y llamaron a los asistentes del hotel para que pudieran retirar todo.

—Bin—llamó el castaño teniendo la atención de este— estuve pensando y creo que después de ayer nosotros deberíamos dar un paso más.

—¿A qué te refieres?

—Aunque es muy pronto creo que deberíamos... ser novios —dijo con claro entusiasmo— ¿tú quieres ser mi novio?

Aquello tomó por sorpresa al pelinegro, si decía lo que pensaba acabaría por herirlo y eso era lo que quería evitar así que dijo otra cosa.

—Sí Seungkwan, quiero ser tu novio.

Mine | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora