Prologo

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Por fin, después de mucho esfuerzo y dedicación, me había graduado de la universidad, obteniendo el diploma que me acreditaba como licenciado en [inserte la carrera de su preferencia]. Además, me gradué con honores, un logro que me hacía sentir orgulloso de mi esfuerzo.

Sin embargo, hoy tenía planes para hacer este día aún más especial. Decidí declararle mi amor a Emily, una vieja amiga de la infancia. Desde que tengo memoria, siempre ha estado a mi lado en los momentos más difíciles, y es algo que aprecio enormemente. Hoy, estoy decidido a confesarle mis sentimientos y pedirle que pase el resto de su vida conmigo.

Espero que acepte...

... "Lo siento mucho, [Tu Nombre], pero no puedo salir contigo", dijo Emily con un tono serio y frío.

"¿Eh? ¿Por qué?", pregunté, desconcertado.

"¿No es obvio? Nunca saldría con alguien tan patético como tú. Si te hablaba era porque me servías para pasar la escuela, y ahora que me he graduado, ya no te necesito. Adiós", respondió ella sin miramientos.

Mientras se alejaba, me desplomé en el suelo, derramando lágrimas. Con un tono sombrío y triste, murmuré:

"No sé qué esperaba. Era obvio que me iba a rechazar. ¿Quién querría salir con alguien tan patético como yo, alguien que se concentra demasiado en los estudios y se evade de sus problemas viendo anime?"

El dolor era insoportable, y no pude evitar seguir llorando. De repente, una voz resonó cerca de mí:

"Sabes, muchacho, no creo que ese sea el problema".

"¿Eh?", exclamé, volteando a ver en la dirección de la voz.

Allí estaba un hombre de entre 60 y 70 años, de tez morena, con el cabello y la barba grisácea. Vestía un elegante saco, pantalón, corbata y camisa blanca.

Algo confundido, pregunté: "Entonces, si no es eso, ¿cuál es el problema?".

"Bueno, la respuesta es más sencilla de lo que parece", respondió el hombre.

"¿A qué se refiere?", insistí.

"Tal vez ella no estaba destinada para ti", contestó con calma.

"Pero si no es ella, ¿estoy destinado a estar solo?", pregunté, desesperado.

"No exactamente", dijo, sonriendo ligeramente.

"Entonces, ¿qué?", inquirí.

"No puedo decirte mucho, solo que mañana será un día mejor", dijo mientras me daba unas palmaditas en la espalda antes de desaparecer entre la multitud.

Me puse de pie, me limpié las lágrimas y reflexioné: "El señor tiene razón. El mañana puede ser mejor. Me esforzaré por ser feliz. Aunque ese señor se me hace conocido... pero no sé de dónde. ¡Bah!".

Me dirigí a mi apartamento, abrí la puerta y dejé las llaves en su lugar. Me senté en mi escritorio, encendí el ordenador y me dispuse a ver un maratón de mi serie favorita. Así pasé prácticamente todo el día, hasta que llegó la hora de dormir.

Apagué el ordenador, cené un plato de cereales, me di un baño, me puse el pijama y me acosté. Mientras reflexionaba sobre el día, mi mirada se posó en una repisa de la habitación donde se encontraba una figura de Miku Nakano, una de mis waifus favoritas.

Sonreí y dije: "Cómo quisiera que fueras real".

Me reí de mí mismo: "Jajaja, pero qué estoy diciendo. Aunque fuera real, no creo que alguien como ella se fijara en alguien como yo".

Bostecé y me acurruqué bajo las mantas, murmurando: "Bueno, mañana será un día mejor".

Me quedé dormido, sin saber que algo sucedería que cambiaría mi mundo de una manera inesperada.

Continuara
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Bueno aquí está el prólogo, el cual solo lo acorte un poco, y mejore muchas cosas además de cambiar la forma de los diálogos.

Espero que les haya gustado, sin más yo me retiro

¿Esto Es Un Sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora