Capitulo 10

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A la mañana siguiente, el sol ya brillaba con fuerza cuando desperté. Al abrir los ojos, noté que Miku y Mitsuri ya estaban despiertas y charlando alegremente en la cocina. El sonido de sus risas llenaba la casa, creando una atmósfera cálida y acogedora.

Me levanté de la cama, aún medio dormido, y me dirigí hacia la cocina, donde las encontré preparando el desayuno juntas. Mitsuri estaba batiendo unos huevos, mientras Miku cortaba frutas con una precisión casi artística. Era evidente que ya habían establecido una buena dinámica entre ellas.

—¡Buenos días, T/N! —exclamó Mitsuri con una sonrisa radiante al verme—. Miku-chan y yo decidimos preparar el desayuno. ¿Cómo te gusta tu café?

—Con un poco de leche y sin azúcar —respondí, sorprendido por lo bien que se llevaban—. Parece que ya son grandes amigas.

Miku levantó la mirada de la tabla de cortar y me sonrió.

—Mitsuri es genial en la cocina —dijo, mientras terminaba de cortar una manzana—. Y además, es muy divertida. Nos hemos estado contando historias mientras cocinamos.

—¡Miku-chan tiene tantas historias interesantes! —añadió Mitsuri, mientras me servía una taza de café—. Me encantaría que me contaran más sobre cómo se conocieron y cómo empezó todo.

Me senté en la mesa, aceptando la taza de café con gratitud. La manera en que Miku y Mitsuri interactuaban era tan natural que casi parecía que siempre habían sido amigas. Había una complicidad entre ellas que no había anticipado, pero que me alegraba profundamente.

—Bueno, Miku y yo nos conocimos prácticamente en la universidad—empecé, mirando a Miku con una sonrisa cómplice—.ella al igual que tú ella había llegado a este mundo, para estar a mi lado, en mi mente jamás paso la idea de que algo así sucediera

Miku sonrió con dulzura, recordando esos primeros momentos.

—Sí, me acuerdo que T/N era muy tímido al principio —dijo ella, bromeando un poco—. Pero después de un tiempo, descubrí que tenía un gran sentido del humor y que era una persona increíblemente amable. Me fui enamorando más  de él sin darme cuenta.

Mitsuri suspiró, apoyando la barbilla en una mano mientras nos escuchaba atentamente.

—Eso suena tan romántico —dijo, mirándonos con admiración—. Siempre he soñado con encontrar un amor así, alguien con quien pueda compartir mis días y reírme de las cosas más simples.

Miku se acercó a Mitsuri y le puso una mano en el hombro, en un gesto de complicidad.

—Bueno, Mitsuri, creo que ya encontraste a alguien especial —dijo con una sonrisa significativa—. Aquí, todos estamos en el mismo equipo.

Mitsuri se sonrojó un poco, pero sonrió ampliamente.

—Gracias, Miku-chan. Me siento muy afortunada de haberlos conocido a ambos —dijo, sinceramente emocionada—. Espero que podamos vivir muchas cosas juntos.

Después del desayuno, decidimos pasar el día explorando la ciudad. Quería mostrarle a Mitsuri algunos de nuestros lugares favoritos, y Miku parecía igualmente emocionada de pasar el día juntas.

Nuestra primera parada fue un parque cercano, uno de esos lugares tranquilos donde solíamos ir a relajarnos. Mitsuri se quedó maravillada con la cantidad de árboles y flores, y no pudo evitar correr hacia un rosal lleno de flores rojas y blancas.

—¡Miren estas flores! —exclamó, volviéndose hacia nosotros con una gran sonrisa—. Son tan hermosas, igual que ustedes dos.

Miku y yo intercambiamos una mirada, sonriendo por el cumplido. Mitsuri tenía una manera de decir las cosas que hacía que cualquier comentario se sintiera genuino y cariñoso.

Nos sentamos en un banco cercano, y Mitsuri se acomodó entre nosotros. Estábamos tan cerca que nuestros hombros se rozaban, pero la cercanía no se sentía incómoda, sino reconfortante.

—Me siento tan feliz aquí —dijo Mitsuri, mirando al cielo despejado—. Siempre quise encontrar un lugar donde pudiera ser yo misma y rodearme de personas que me aceptaran tal como soy.

Miku le tomó la mano y la apretó suavemente.

—Aquí puedes ser tú misma, Mitsuri —dijo con sinceridad—. T/N y yo te apreciamos mucho. Eres parte de nuestras vidas ahora, y no podríamos estar más contentos por eso.

Yo asentí, confirmando las palabras de Miku.

—Mitsuri, eres alguien increíble, y estamos felices de que estés con nosotros —dije, tomando su otra mano—. Vamos a crear muchos recuerdos juntos, y estoy seguro de que cada día será mejor que el anterior.

Mitsuri nos miró a ambos, y sus ojos se llenaron de lágrimas de emoción. No eran lágrimas de tristeza, sino de pura felicidad. Se inclinó hacia nosotros y nos abrazó, envolviéndonos en un cálido abrazo que parecía durar para siempre.

—Gracias, de verdad. No sé cómo expresarlo, pero me hacen sentir tan querida —dijo, con la voz temblorosa—. Estoy tan emocionada por lo que venga en el futuro.

Nos quedamos así por un rato, disfrutando de la compañía mutua y del sentimiento de unidad que nos envolvía. Sabía que este era solo el comienzo de algo hermoso, una relación entre los tres que se fortalecería con el tiempo.

Mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte, nos levantamos del banco y decidimos continuar nuestro paseo. Tomados de las manos, caminamos por el parque, disfrutando de la brisa suave y de la compañía de quienes ahora eran más que solo amigos; eran parte de una nueva familia.

Continuará...

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