Capitulo 9

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Esa noche, después de la comida, todos estábamos relajados en la sala de estar. Miku había decidido tomar un baño para refrescarse después de nuestro largo día, lo que me dejó a solas con Mitsuri por un rato. No pude evitar sentirme un poco nervioso, sabiendo que este era un buen momento para conocerla mejor y estrechar nuestro vínculo.

Mitsuri se acomodó en el sofá, jugueteando con el brazalete que había comprado en el mercado. Sus ojos brillaban de emoción mientras recordaba todo lo que había visto durante el día.

—T/N, ¡hoy fue un día increíble! —dijo, girándose para mirarme con esa sonrisa suya tan característica—. Nunca había estado en un lugar tan interesante. ¡Gracias por mostrarme todo!

Me senté junto a ella, sintiendo que mi corazón latía un poco más rápido de lo normal.

—Me alegra que lo disfrutaras, Mitsuri —respondí, tratando de mantenerme relajado—. Me encanta que estés aquí. Eres una persona tan alegre que siempre logras que todos a tu alrededor se sientan bien.

Mitsuri se sonrojó ligeramente, bajando la mirada hacia el brazalete. Había algo en su expresión que me hizo darme cuenta de que tal vez ella no escuchaba esos cumplidos tan a menudo.

—Gracias, T/N —dijo suavemente—. Siempre he tratado de ser una persona positiva, pero a veces me pregunto si eso es suficiente para las personas que me importan.

Su comentario me tomó por sorpresa. Mitsuri siempre parecía tan segura y feliz, pero esto me hizo darme cuenta de que, como todos, tenía sus propias inseguridades.

—No tienes que preocuparte por eso —le dije, inclinándome un poco hacia ella—. Lo que eres es más que suficiente. Eres amable, sincera y siempre piensas en los demás. Eso es lo que hace que seas tan especial.

Mitsuri levantó la mirada, y pude ver que mis palabras realmente le habían llegado. Había un brillo en sus ojos que me hizo sentir un cálido apretón en el pecho.

—T/N, tú también eres muy especial —dijo ella, con una sinceridad que me desarmó—. Desde que llegué aquí, me he sentido tan bienvenida y querida. Miku-chan es una chica maravillosa, y sé que ustedes dos tienen algo muy bonito. Espero poder formar parte de eso también.

Sus palabras eran tan directas que casi me dejaron sin palabras. La calidez que Mitsuri irradiaba era tan genuina que no podía evitar sentirme atraído por ella.

—Mitsuri, claro que formas parte de esto —dije, sonriendo—. Miku y yo te apreciamos mucho. Eres alguien a quien queremos en nuestras vidas, y no puedo esperar a seguir creando más recuerdos contigo.

Mitsuri me miró con una expresión de gratitud y alegría. De repente, sin previo aviso, se inclinó hacia mí y me abrazó fuertemente. La calidez de su abrazo y la cercanía de su cuerpo hicieron que mi corazón latiera aún más rápido.

—Gracias, T/N. De verdad, gracias —susurró ella, aferrándose a mí como si temiera que pudiera desaparecer.

Le devolví el abrazo, cerrando los ojos por un momento y permitiéndome disfrutar de ese momento tan íntimo. Mitsuri era alguien que transmitía amor con cada gesto, y me di cuenta de lo afortunado que era de tenerla cerca.

Después de unos segundos, Mitsuri se apartó ligeramente, lo suficiente como para mirarme a los ojos. Su rostro estaba a pocos centímetros del mío, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. Había una conexión entre nosotros que no necesitaba palabras, una comprensión mutua que surgía de la sinceridad de nuestros sentimientos.

Finalmente, Mitsuri se separó por completo, aunque su sonrisa seguía iluminando su rostro. A pesar de que el momento había pasado, el calor que sentía en mi pecho permanecía.

—No sé cómo expresarlo, pero... me siento tan feliz de estar aquí contigo —dijo ella, volviendo a su lugar en el sofá.

Yo asentí, sintiendo una mezcla de emociones que no estaba seguro de cómo procesar del todo.

—Yo también me siento feliz de que estés aquí, Mitsuri —respondí, mirándola con una sonrisa—. Y sé que este es solo el comienzo de muchas aventuras juntos.

En ese momento, Miku salió del baño, envuelta en una toalla y con una expresión de tranquilidad en su rostro. Notó la atmósfera entre Mitsuri y yo, y su mirada se suavizó con comprensión.

—¿Todo bien por aquí? —preguntó, mientras se sentaba a nuestro lado.

—Sí, todo perfecto —respondió Mitsuri con una sonrisa radiante—. Solo estábamos hablando un poco.

Miku asintió, y yo sentí un alivio al ver que ella entendía la situación sin necesidad de explicaciones.

La noche continuó con una sensación de cercanía y comodidad, y mientras conversábamos los tres, supe que nuestra relación estaba evolucionando en algo verdaderamente especial.

Continuará...

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