Capitulo 31

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Había pasado un año desde la llegada de Ichika a mi vida y al harem. Cada día junto a ellas había sido una nueva aventura, una montaña rusa de emociones y experiencias que jamás había imaginado. La convivencia con Mitsuri, Nino, Miku, Ichika, y ahora Sinon, había sido todo un desafío, pero también una fuente constante de felicidad y crecimiento personal. Cada una de ellas, con sus personalidades únicas, hacía que mi vida fuera más rica y completa.

El verdadero reto llegó durante la última Navidad, cuando presenté a todas ellas a mi familia. Como era de esperar, fue un momento lleno de emociones encontradas. Mis padres, aunque sorprendidos, fueron comprensivos y acogedores, aceptando la peculiaridad de nuestra relación con calidez. Pero mi abuelita, que siempre había sido muy cercana a mí, no pudo evitar hacer una pregunta que me golpeó como una roca.

—¿Y qué pasó con Emily? —preguntó, mirándome con esos ojos llenos de preocupación y curiosidad. Era obvio que no podía evitar recordar la historia que compartimos, y la decepción que había seguido.

Le expliqué cómo Emily me había rechazado fríamente, rompiendo años de amistad de una manera que aún me dolía recordar. A pesar del dolor que se reflejaba en sus ojos al escuchar mi historia, la fiesta continuó sin problemas. Las chicas, por su parte, se llevaron muy bien con mi familia, lo que me llenó de alivio y felicidad.

Desde entonces, la vida había seguido su curso, y me encontraba en una nueva etapa de esta curiosa aventura. Consciente de que aún faltaban cinco chicas más para completar este singular destino que se me había impuesto, decidí dar un paso importante: comprar una casa más grande para que todas pudiéramos vivir cómodamente. Mis padres me ayudaron con la adquisición, y ahora estábamos instalándonos en nuestro nuevo hogar.

Después de un largo día de mudanza, me encontraba descansando en el pórtico de la casa, disfrutando de la brisa fresca del atardecer. El cielo estaba teñido de colores cálidos, y por un momento, todo parecía estar en paz. Las chicas habían salido a comprar lo necesario para la cena, dejándome solo con mis pensamientos.

Fue entonces cuando noté algo inusual al otro lado de la calle. Al principio, pensé que era solo un transeúnte, pero al fijar la mirada, me di cuenta de que no era una persona común y corriente. Su presencia era inconfundible. Con su cabello corto y rosado, sus ojos del mismo color, y esas pecas adorables en sus mejillas, la reconocí al instante. Era Rika Shinozaki, conocida como Lizbeth, una de las amigas más cercanas de los protagonistas de Sword Art Online.

Vestía su característico atuendo de maid, con un delantal especial para forjar armas, lo cual le daba un aire tanto adorable como imponente. Se quedó allí, de pie, mirándome con una mezcla de nerviosismo y decisión. Finalmente, después de unos momentos de duda, cruzó la calle y se acercó a mí.

—Un-una pregunta… ¿tú eres T/N? —me preguntó con la voz temblorosa, claramente nerviosa.

—Sí, así es —respondí, manteniendo mi tono tranquilo, intentando transmitirle la calma que ella necesitaba en ese momento.

Al escuchar mi respuesta, Lizbeth suspiró aliviada, relajando ligeramente los hombros.

—Vaya, qué bueno… —dijo, con un suspiro de tranquilidad, como si una gran carga se hubiera liberado de sus hombros.

—Bienvenida, Lizbeth. Espero que no te arrepientas de haberme elegido como tu pareja —le dije con una sonrisa, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Sus ojos brillaron con una determinación que solo he visto en quienes están seguros de sus decisiones.

—Eso no va a suceder —respondió con firmeza, su nerviosismo reemplazado por una seguridad que la hacía aún más encantadora.

Sonreí ante su respuesta. Esta era otra pieza del rompecabezas que comenzaba a encajar en mi vida, y no podía estar más agradecido.

—Bien, entonces entremos. Está empezando a hacer frío, y no quiero que te enfermes —dije mientras extendía mi mano hacia ella.

Lizbeth se sonrojó levemente, pero tomó mi mano con una calidez que me hizo sentir una conexión instantánea entre nosotros.

—De acuerdo, hagámoslo —dijo con una sonrisa mientras me seguía al interior de nuestro nuevo hogar.

Al cruzar la puerta juntos, no pude evitar sentir una mezcla de emociones. Sabía que Lizbeth traería algo nuevo a nuestras vidas, algo que aún no podía definir, pero que estaba ansioso por descubrir.

El Comienzo de Algo Nuevo

Una vez dentro, la casa estaba en silencio, con solo el eco de nuestros pasos rompiendo la calma. Lizbeth miró alrededor con curiosidad, asimilando su nuevo entorno. Me di cuenta de que, aunque estaba nerviosa, también estaba emocionada por lo que vendría.

—Es un lugar hermoso —comentó, mientras recorría con la vista el amplio salón.

—Gracias. Lo hemos elegido con mucho cuidado, sabiendo que se convertirá en nuestro hogar —respondí, sintiendo una vez más la calidez en sus palabras.

Nos dirigimos a la sala de estar, donde nos sentamos juntos en el sofá. Lizbeth se acomodó cerca de mí, y aunque no decía mucho, su presencia era reconfortante.

—¿Sabes? —comencé, rompiendo el silencio—. Cada una de las chicas ha traído algo único a mi vida, y estoy seguro de que tú también lo harás.

Lizbeth me miró con sus ojos brillantes, una sonrisa tímida asomando en sus labios.

—Espero poder estar a la altura… Pero más que eso, quiero estar aquí para ti, para todos ustedes.

Tomé su mano, apretándola suavemente.

—No tengo ninguna duda de que lo estarás, Lizbeth. Aquí, todos estamos para apoyarnos y aprender unos de otros. Eso es lo que nos hace especiales.

Y así, mientras el sol finalmente se ocultaba en el horizonte, supe que Lizbeth se había integrado perfectamente en nuestra vida. El futuro traería nuevos desafíos y alegrías, pero con cada una de ellas a mi lado, sabía que estábamos listos para enfrentar lo que fuera.

Continuará…

¿Esto Es Un Sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora