Capitulo 11

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Había pasado un mes desde que Mitsuri Kanroji se unió a nuestras vidas, y lo cierto es que su presencia había sido un soplo de aire fresco. No solo se integró perfectamente en nuestra relación, sino que también se adaptó con rapidez a las costumbres de este mundo, a pesar de las diferencias culturales. Su entusiasmo por aprender y su energía contagiosa hacían que cada día fuera una nueva aventura.

Hoy nos encontramos en el centro de la ciudad, ya que necesitábamos comprar algunas cosas. Mientras Miku, Mitsuri y mi madre estaban en una tienda de ropa "curioseando", me quedé sentado en una banca del zócalo, esperando pacientemente. Aproveché el tiempo para revisar mi teléfono y responder algunos mensajes de mi padre, quien necesitaba ayuda con unos asuntos del negocio familiar.

Estaba concentrado en mi pantalla cuando una voz femenina, que sonaba un tanto molesta, llamó mi atención.

—Oye, tú.

Alcé la vista, sorprendido al ver a una chica de cabello rosa oscuro, corto y decorado con moñitos. Reconocí de inmediato a Nino Nakano, una de las hermanas de Miku. No pude evitar sentirme un poco nervioso al ver su expresión seria.

—¿Sí? ¿Qué sucede? —pregunté con amabilidad, tratando de ocultar mi sorpresa.

Nino me miró con intensidad, como si estuviera evaluándome.

—¿Te llamas T/N? —preguntó, ahora con un tono más neutral.

—El mismo —respondí, tratando de mantener la calma.

Sin previo aviso, Nino se acercó de manera agresiva, lo que me hizo retroceder un poco por instinto. Su tono era arrogante, pero también parecía estar algo nerviosa.

—Pues alégrate, porque a partir de ahora seré una de tus nuevas novias, así que hazte responsable —declaró, cruzando los brazos con una mezcla de determinación y nerviosismo.

Su repentina declaración me dejó sin palabras, y el rubor subió a mis mejillas. En mi mente, solo podía pensar una cosa.

—(Desde aquí se le nota lo tsundere) —reflexioné, tratando de no sonreír ante la obviedad de su actitud.

Antes de que pudiera reaccionar, otra voz se unió a la conversación.

—Así que también te pasó lo mismo que a mí, Nino.

Nino y yo giramos la cabeza al unísono, sorprendidos al ver que Miku, Mitsuri, y mi madre ya estaban de regreso. Miku tenía un leve puchero en su rostro, mientras que Mitsuri observaba la situación con una expresión divertida, y mi madre nos miraba con una sonrisa nerviosa.

Miku se acercó a su hermana, y las dos se miraron fijamente durante unos segundos que parecieron eternos. Finalmente, Miku rompió la tensión abrazando a Nino, quien, para mi sorpresa, correspondió el abrazo con calidez.

—Estoy feliz de verte, Nino. Me alegra que ahora seas mi compañera en esta aventura —dijo Miku con una sonrisa llena de alegría.

Nino, que siempre había sido un poco más reservada, respondió de una manera mucho más tranquila y afectuosa.

—A mí también me alegra, hermanita —dijo, relajando su postura.

Mientras observaba a las dos hermanas compartir ese momento de cercanía, no pude evitar sentir una gran ternura. Mitsuri, mi madre y yo compartimos una mirada cómplice, disfrutando de la escena.

—(Ahora Miku estará más feliz) —pensé, dejando escapar un suspiro de alivio y alegría.

Mitsuri, que había estado observando todo en silencio, se acercó a Nino con su habitual entusiasmo.

—¡Nino-chan! ¡Bienvenida al equipo! —exclamó Mitsuri, abrazando a Nino con tanta energía que casi la derriba—. Estoy segura de que nos llevaremos muy bien.

Nino, visiblemente sorprendida por la efusividad de Mitsuri, se quedó rígida por un momento, pero luego relajó sus hombros y correspondió el abrazo, aunque con un poco menos de entusiasmo.

—G-Gracias, Mitsuri —dijo Nino, aún algo abrumada—. Tú también eres muy… intensa.

Miku y yo no pudimos evitar reír ante la sinceridad de Nino, lo que hizo que Mitsuri soltase a la chica de pelo rosa oscuro, riendo también.

—Bueno, ¿por qué no celebramos con un buen helado? —sugerí, intentando aliviar cualquier posible tensión y aprovechar el momento de felicidad—. Hay una heladería cerca que hace unos helados increíbles.

—¡Helado! —exclamó Mitsuri, con los ojos brillando de emoción—. ¡Vamos!

Nino, ya más tranquila, asintió y, para mi sorpresa, tomó la mano de su hermana, como cuando eran pequeñas. Miku sonrió, feliz de tener a su hermana a su lado en esta nueva etapa.

Caminamos juntos hacia la heladería, con Mitsuri liderando el camino, hablando sin parar sobre los diferentes sabores de helado que quería probar. Nino y Miku caminaban juntas, compartiendo una conversación más privada, mientras mi madre y yo las seguíamos, disfrutando del día soleado y de la compañía.

A medida que nos acercábamos a la heladería, no pude evitar sentir una profunda gratitud por la familia que estábamos formando, una familia poco convencional, pero llena de amor y apoyo. Sabía que, con ellas a mi lado, cualquier desafío que enfrentáramos sería más fácil de superar.

Continuará...

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