Capitulo 5

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Había transcurrido un día desde nuestra llegada al pueblo, y hasta ahora no había sucedido nada fuera de lo común. Nos instalamos en mi casa, la cual resultaba ser más espaciosa de lo que recordaba, lo suficiente como para albergar cómodamente a dos o incluso cuatro familias. Todo marchaba de maravilla; Miku se llevaba de maravilla con mis padres, y ellos también parecían encantados con ella. No había surgido ningún problema familiar, lo cual me daba cierta paz.

En este momento, mi padre y yo estábamos en el local familiar, que se encontraba justo al lado de la casa principal, facilitando el ir y venir entre ambos lugares. Mientras revisábamos las finanzas del negocio, mi madre, con su característico entusiasmo, le enseñaba a Miku algunos trucos de cocina en la cocina principal.

—Hijo, creo que podríamos aumentar las ganancias si invertimos en renovar la fachada del local —sugirió mi padre, con el ceño ligeramente fruncido mientras examinaba las cifras.

Asentí, considerando sus palabras, cuando de repente escuchamos el sonido de la puerta del local abriéndose. Ambos levantamos la mirada al unísono, y lo que vimos nos dejó congelados en nuestro sitio. Era él, el hombre que había cambiado mi vida para siempre, el mismo que encontré el día que todo comenzó.

Mi padre, a quien ya le había comentado lo sucedido con este misterioso hombre, también se quedó perplejo ante la inesperada visita. El hombre avanzó hacia nosotros con una calma imperturbable y, con una voz suave pero firme, me dirigió la palabra.

—¿Cómo te la estás pasando? —preguntó con amabilidad.

—Muy bien, realmente se lo agradezco —respondí, aún aturdido por su presencia.

El hombre esbozó una leve sonrisa antes de continuar.

—No tienes que agradecer, T/N. De hecho, por eso mismo he venido a hablar contigo.

Su tono, aunque relajado, tenía un matiz de seriedad que me hizo prestar aún más atención. Mis ojos se abrieron con sorpresa, y, sin poder evitarlo, pregunté:

—¿Claro, qué necesita?

El hombre, siempre tranquilo, prosiguió:

—Dime, T/N, ¿qué te parecería tener más de una novia?

Aquellas palabras golpearon mi mente como un rayo. Mis ojos se abrieron al máximo y, con un tono preocupado, le respondí:

—¿A qué se refiere?

El hombre soltó una leve risa, como si hubiera anticipado mi reacción, y explicó:

—Pues verás, al parecer tus encantos no solo lograron enamorar a Miku, sino que también cautivaste a otras nueve señoritas.

Mis ojos casi se salieron de sus cuencas, y mi boca se abrió de par en par por la sorpresa. No podía creer lo que estaba escuchando, y por un momento pensé que debía estar soñando. Pero allí estaba él, el mismísimo dios, y no parecía estar bromeando.

—Mira, sé que es algo sorprendente —dijo con un tono comprensivo—, pero realmente lograste enamorarlas. Y, lo más importante, a ellas no les importa compartirte. Así que, te sugiero que vayas preparándote.

Con esas palabras, el hombre se dio la vuelta y salió del lugar con la misma tranquilidad con la que había entrado, dejándonos a mi padre y a mí en un estado de asombro absoluto.

—Y... ¿qué piensas hacer? —me preguntó mi padre, con la sorpresa aún reflejada en su rostro.

—Pues... —comencé a decir, buscando las palabras adecuadas—. Estoy sorprendido de que varias chicas me hayan elegido, pero si el padre de todo confía en mí, no pienso defraudarlo.

Hablé con determinación, sintiendo una mezcla de nerviosismo y resolución. Sabía que lo que me esperaba no sería sencillo, pero también sabía que no estaba solo en esto.

Mi padre me miró con una mezcla de orgullo y preocupación, y después de unos segundos de silencio, asintió.

—Bueno, hijo, parece que se avecinan tiempos interesantes.

—Sí, papá, parece que sí.

Y con eso, ambos nos sumergimos nuevamente en las finanzas, aunque nuestras mentes estaban ya muy lejos de los números y las estrategias de negocio.

Continuará...

¿Esto Es Un Sueño?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora