Capitulo 12

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Después de aquel momento en el zócalo, nuestra relación como grupo empezó a desarrollarse de una manera más natural. Mitsuri, con su entusiasmo y alegría contagiosa, no solo había traído un nuevo aire a la relación, sino que también ayudó a Miku y a mí a fortalecer nuestra conexión. Y ahora, con la llegada de Nino, las cosas se ponían aún más interesantes.

Una Tarde en el Parque

Estábamos en el parque local disfrutando de un día soleado. Habíamos decidido hacer un picnic improvisado, así que trajimos algunos bocadillos y bebidas. Miku estaba sentada a mi lado, mientras Mitsuri y Nino charlaban animadamente sobre diferentes temas, desde ropa hasta comida.

—¡Nino, deberías probar este pastelito! ¡Está delicioso! —dijo Mitsuri, extendiéndole una pieza de pastel a Nino, quien, tras un segundo de duda, aceptó.

—Gracias… Supongo que no está mal —respondió Nino, tratando de mantener su habitual tono indiferente, aunque el ligero sonrojo en sus mejillas delataba que realmente lo estaba disfrutando.

Miku, con una sonrisa en los labios, se inclinó hacia mí y susurró:

—Es raro ver a Nino adaptándose tan rápido. Mitsuri realmente tiene un don para hacer que la gente se sienta cómoda.

—Lo sé —asentí, observando cómo Mitsuri y Nino parecían haberse vuelto buenas amigas en tan poco tiempo—. Es increíble cómo Mitsuri ha encajado en nuestras vidas. Es como si siempre hubiera estado aquí.

Miku me miró a los ojos, con una expresión que mezclaba cariño y un toque de picardía.

—¿Y qué piensas de nosotras tres, T/N? —preguntó, jugueteando con su cabello.

Su pregunta me tomó por sorpresa, pero también me hizo sentir una calidez en el pecho. Miku, siempre directa y honesta, estaba buscando asegurar su lugar en esta relación tan inusual, y quería saber cómo me sentía al respecto.

—Bueno… —comencé, eligiendo mis palabras con cuidado—. Me siento afortunado. No solo tengo a la chica que amo desde hace tiempo, sino que también he llegado a conocer a Mitsuri, quien es increíble, y ahora a Nino, que, aunque es un poco intimidante a veces, ya se ha ganado un lugar especial en mi corazón.

Miku sonrió, satisfecha con mi respuesta, y Mitsuri, que había escuchado parte de nuestra conversación, se unió a nosotros.

—¡Eso es tan dulce, T/N! —dijo Mitsuri, abrazándome con tanta fuerza que casi me tumbó sobre el césped—. Estoy muy feliz de estar con ustedes.

Nino se quedó observando la escena, y aunque intentó no mostrarlo, sus ojos reflejaban un toque de ternura. Se acercó un poco más a nosotros y, con un gesto casi imperceptible, dejó que su mano rozara la mía. Fue un gesto pequeño, pero significativo, que mostraba que también ella comenzaba a abrirse y a aceptar esta nueva dinámica.

Una Visita al Cine

Esa misma tarde, decidimos que sería divertido ir al cine. Mitsuri, emocionada por la idea, había insistido en ver una película de romance, lo cual no nos sorprendió. Miku estuvo de acuerdo, pero Nino, aunque no lo admitió directamente, también parecía interesada.

En el cine, Mitsuri se sentó a mi lado, y Miku se ubicó a mi derecha, con Nino junto a ella. Durante la película, Mitsuri no podía evitar emocionarse en las escenas más románticas, agarrando mi brazo y susurrándome cosas como "¡Qué lindo!" o "¡Eso es tan romántico!".

Miku, por otro lado, se mantenía tranquila, aunque de vez en cuando me lanzaba miradas que reflejaban su propio disfrute de la película. Nino, siendo quien era, intentaba parecer desinteresada, pero en más de una ocasión la pillé sonriendo de manera casi imperceptible durante las escenas clave.

Al salir del cine, Mitsuri estaba radiante de felicidad, saltando de un lado a otro mientras comentaba lo mucho que le había gustado la película.

—¡Fue tan hermosa! —exclamó—. ¡Quiero vivir un amor así!

Nino, aunque aún mantenía su fachada de indiferencia, no pudo evitar lanzar un comentario.

—No estuvo tan mal… Supongo —dijo, cruzando los brazos mientras intentaba ocultar su sonrisa.

Miku simplemente rió, feliz de ver a su hermana disfrutando del momento.

—¿Qué les parece si terminamos el día en la heladería? —sugerí, recordando lo mucho que había disfrutado Mitsuri la última vez.

—¡Sí! ¡Helado! —gritó Mitsuri, levantando los brazos con entusiasmo.

—No suena mal —agregó Nino, un poco más reservada, pero claramente interesada.

Miku asintió, y juntos caminamos hacia la heladería, conversando y riendo, como si hubiéramos sido un grupo unido desde siempre.

Reflexiones Nocturnas

Esa noche, después de haber pasado un día tan completo y divertido, nos despedimos de Nino en su casa, y luego regresamos al apartamento donde vivíamos Miku, Mitsuri y yo. Mientras Mitsuri se duchaba y Miku preparaba la cama, yo me quedé en la sala, reflexionando sobre todo lo que había sucedido en el último mes.

Había comenzado con una relación que ya era bastante inusual con Miku, y ahora tenía dos chicas más en mi vida, cada una trayendo algo único a la dinámica. Mitsuri, con su amor por el romance y su calidez, y Nino, con su fuerte personalidad que, aunque a veces intimidante, escondía una ternura que solo comenzaba a descubrir.

Miku salió de la habitación, con el cabello suelto y una sonrisa tranquila en el rostro.

—¿En qué piensas? —preguntó, acercándose a mí.

—En lo afortunado que soy —respondí, tomando su mano—. Todo esto es nuevo para mí, pero estoy feliz de que estén a mi lado.

Miku se sentó junto a mí, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Nosotras también somos afortunadas —dijo suavemente—. Mitsuri, Nino y yo estamos aquí porque te queremos, y porque nos haces felices.

En ese momento, Mitsuri salió del baño, con una toalla envuelta en su cabello y una sonrisa radiante.

—¡La ducha estaba genial! —dijo, lanzándose sobre el sofá junto a nosotros—. ¿De qué hablaban?

—De lo afortunados que somos de tenernos —respondió Miku, sonriendo.

Mitsuri nos miró, y su sonrisa se amplió.

—Sí, es verdad —dijo, tomando mi otra mano—. Estoy muy feliz de estar aquí con ustedes.

Nos quedamos los tres en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua. A pesar de las diferencias, sabíamos que habíamos encontrado algo especial en esta relación, algo que valía la pena cuidar y proteger.

Continuará...

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