|| Diego se ve sumamente interesado en el novio de Andrea. ||
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
◇Esta historia NO está relacionada con la novela ◇
◇Romance. Drama. Fluff.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sebastian había vuelto luego de dos días. Pero esta ocasión, en vez de marcharse luego de pedir, se sentó en la misma silla donde usualmente se sentaba Arturo y comenzó una plática con halagos de por medio hacia Diego.
–¿De donde sacas tanto piropo?— Diego rió escandalosamente al escuchar al castaño.–Tus hermosos ojos hacen que mi mente cree las más maravillosas frases para deleitarte–Sebastian sonrió, recibiendo un suave golpe en el hombro por parte del pelinegro como si se conociesen de toda la vida.
–Dios mio, por favor para–Diego volvió a reir y se quitó una pequeña lagrimita de su ojo derecho antes de que rodara por su mejilla. Sabía que Sebastian lanzaba aquellos comentarios más para molestarlo, pero en vez de hacerlo, soltaba carcajadas de las idioteces que salían de su boca.
Su vista instantáneamente se dirigió a las afueras de la cafetería al sentir la tan característica motocicleta de Arturo. De esta bajó el nombrado y Andrea.
Enseguida, los ojos azules de Arturo chocaron con los de Diego, enviándole una corriente electrica por toda su espina dorsal. Vio el pequeño abrazo que Andrea le dió a Arturo antes de desaparecer por un costado de la cafetería, Diego suponía que a la sala de empleados. Volvió a chocar miradas con Arturo, quien ahora mismo tenía una mueca en el rostro y sacaba una mochila negra del compartimiento de su motocicleta.
–Hey–Diego miró a Sebastian sobresaltándose, y los pequeños ojos del chico viajaron desde él hasta Arturo, quien comenzaba a caminar hacia la entrada, y volvieron al pelinegro. El castaño enarcó una ceja, divertido.–Vale, creo que tengo que irme a la universidad–Sebastian miró burlonamente a Diego, quien apretó los labios y miró hacia su costado–. Adiós lindo.
Diego ni si quiera pudo despedirse de Sebastian antes de que se marchara luego de darse cuenta de lo que sea que haya pasado allí, chocando a medio camino hacia la puerta principal con Arturo, quien le miró entrecerrando los ojos y con los dientes apretados con fuerza. Diego no pudo ver qué demonios hizo Sebastian, pero el rostro de Arturo ensombreció de una manera tan intimidante que Diego quiso esconderse detrás de la barra, lástima que no pudo hacerlo, ya que Arturo le había visto y no apartaba la vista ningún milisegundo de él.
Cruzaron ojos nuevamente, y Diego tragó saliva al ver de reojo como se sentaba al frente suyo y dejaba su mochila en el respaldo de su asiento, sin separar sus orbes y apretando el mantel entre sus manos, de alguna manera se sintió bien tener la mirada de Arturo en él, en sus ojos.
–Hola, Arturo, ¿qué sucede? –preguntó quedito, completamente de piedra y sintiéndose algo aliviado al ver esas grandes cuencas vacias y profundas suavizarse un poco ante su pregunta.
Diegi notó aquello, y marcó un pequeño punto para él y su voz.
–Nada en realidad, Andrea ha estado un poco insistente y yo tengo un trabajo que terminar–Arturo apartó bruscamente la mirada y dirigió sus manos a su mochila en un dos por tres al escuchar la puerta que llevaba a la cocina ser abierta.
Diego, como todo ser curioso, giró su torso y encaró a una Andrea con un tic en el ojo que el pelinegro suponía que era de rabia, al ver a Arturo sacar su computadora frente suyo. Diego se sintió intimidado, últimamente no se cruzaba mucho con Andrea, pero se percataba de su actitud más hostil en vez de la amigable y risueña personalidad.
Vio a la chica marcharse unos instantes después dentro de la cocina, y cuando volvió su cuerpo al frente, Arturo miraba la puerta de la cocina con una ceja fruncida.
-Han peleado, ¿no?
Arturo hizo una mueca, tecleando algo en su computadora–En realidad no tengo idea, no le tomo mucha importancia–se encogió de hombros.
Diego se tragó el pequeño nudito de su garganta antes de decir:–Deberias hablar con ella, se veía enojada y no me gustaría que ust-
–Diego , cuando estoy contigo prefiero no hablar de Andrea.
El estómago de Diego dió un vuelco inesperado, Arturo mantenía la cabeza baja detrás de la pantalla, pero si se colocaba de puntitas sutilmente, podía notar que podía notar que el rubio tenía los ojos cerrados y su labio inferior apresado por sus dientes.
<<Tierno.»>
Pensó, sintiendo sus mejillas algo calientes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.