Capítulo 28

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-¿Que Andrea qué?-preguntó Diego, por poco botando el puré de frutas que tenía en la mano y viendo a Emiliano mientras este estaba en su tiempo libre

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-¿Que Andrea qué?-preguntó Diego, por poco botando el puré de frutas que tenía en la mano y viendo a Emiliano mientras este estaba en su tiempo libre.

El día anterior Andrea no había llegado a su turno y Renata tuvo que cubrirla. Por una parte, a Diego se le había quitado un peso de encima al no tener la presencia de Andrea luego de lo ocurrido hace dos noches. Pero lo que le acababa de contar Emiliano pensó que no iba a pasar hasta un buen tiempo más.

-Eso, Andrea ha sido despedida-habló el mayor de nuevo, jugando con sus papas fritas que tenía en una bolsita y llevándose una a la boca. Diego le miró con los ojos desorbitados.

-¿Y como te enteraste de eso? - Diego enarcó una ceja, comenzando a limpiar el poco puré de frutas que había caído a la barra.

Emiliano le miró con una ceja alzada, mordisqueando una papa frita ociosamente- Diego, las paredes
no son tan gruesas acá, y no había nada más interesante que hacer mientras se cocinaban las magdalenas.

Diego suspiró, un mínimo deje de culpa bajando por su garganta al tragar saliva e instalarse en su estómago pesadamente. Sentía que todo esto estaba pasando por su culpa y lo peor es que sabía que no era así.

No dudaba de que el ambiente de trabajo ahora sería mejor sin Andrea, pero estaba tan acostumbrado a la pelinegra que la llegada de alguien más le daba algo de temor.

-¿Recuerdas que hace un par de semanas estaba el rumor de que la iban a despedir?-Diego asintió, recordando como Arturo le había dicho aquello-Era por su actitud algo grosera y trabajo deficiente, al final el jefe le había dado otra oportunidad. Pero luego de todo esto él ya no la quiere en la cafetería-Emiliano volvió a llenarse las mejillas con papas fritas, mirando a Diego con los ojos bien abiertos.

Diegl hizo una mueca mientras se pasaba una mano por los ojos, no sabía como sentirse ante todo lo que había pasado en menos de una semana, y la culpa no se iba a ir hasta un buen tiempo, o hasta cuando Arturo le dijese que todo estaba bien.

Extrañaba a Arturo, muchísimo.

No lo había visto desde esa noche donde le dejó durmiendo, pero si se habían mensajeado. El rubio estaba entre la universidado y Bam, quien había sido esterilizado hace poco y Arturo se la pasaba cuidándolo por ser demasiado revoltoso.

No quiso darle más vueltas al asunto, no tenía la cabeza suficiente ahora mismo y solamente quería sentir el aroma de Arturo envolviéndole y embriagándole, aquellos brazos sostenerle suavemente y esos dedos acariciar su espalda como todas las veces que lo había hecho.

Diego hace dos meses jamás habría pensado que un chico tan perfecto como Arturo habría llegado a su vida, tan protector, tan tierno y tan especial que justamente se fijó en él. En el niño de apenas 18 años que no sabía qué hacer con su vida y solamente trabajaba en una cafetería. Al principio creía que todo era un sueño, que alucinaba las miradas e insinuaciones de Arturo hacia él y que jamás podría tomar su mano por el hecho de estar con Andrea, pero en apenas un mes y medio, Arturo le había demostrado quizás demasiadas emociones que jamás había sentido con nadie más, sentimientos que pensaba que no iba a sentir hasta años más y que en pubertad soñó con experimentar con alguna chica antes de volverse abiertamente gay. Había tenido un montón de miedo al sentirse así de enamorado con tan poco tiempo, pero Arturo le había demostrado que sus sentimientos eran tan correspondidos que todo aquello se había esfumado al sentir sus caricias en el rostro, y esos labios contra los suyos.

Como si le hubiese invocado, el específico tono de notificaciones que le tenía a Arturo sonó por su celular, sacándolo de su ensoñación enamorada y recibiendo un par de risitas de Emiliano. Le sacó la lengua al ruloso mientras arrugaba la nariz, y sacando el teléfono de su mandil, entró al chat  de Arturo.

Arturo♡:

"Hey, bonito, te extraño muchísimo, ¿sabes?"

"Voy a ir a buscarte cuando termine tu turno y traerte a casa, me encantaría ir a ver una película contigo, pero no puedo descuidarme de Bam."

"Aún así, nada me impedirá besarte y abrazarte tal como a ti te gusta."

Diego sintió sus mejillas calentarse, Arturo tenía aquel efecto a través de los mensajes, no sabía como lo hacía, pero cada vez que le mandaba mensajes como aquellos, Diego se sonrojaba y se colocaba tan nervioso y emocionado como la primera vez, y él absolutamente amaba aquella sensación en su estómago. Se llevó el pulgar a la boca. y lo mordisqueó suavemente, sin dejar de ver la pantalla y escribiendo con su mano libre con una sonrisa boba cruzando su rostro.

Yo:

"Está bien, Arturo, aquí te espero en una hora más"

"Te quiero"


Se cubrió el rostro cuando Emiliano volvió a reírse de lo avergonzado que estaba, queriendo golpearle pero estando demasiado soft como para hacerlo solamente tiró un débil manotazo al aire con el teléfono aún en mano, este volviendo a sonar al par de segundos.

Arturo ♡:

"Yo tambien te quiero bonito."

"Muchísimo, no sabes cuanto."

Y Diego tuvo que morderse el dedo para no gritar de lo bien que se sentía, recibiendo una extraña mirada de su amigo.

Si, definitivamente estaba enamorado hasta las patas de Arturo Izquierdo, y no creía que dejaría de estarlo por un larguísimo tiempo.

Sin importar lo que pasara, Arturo ya había dejado su marca permanente en su corazón, y eso le daba aún más emoción a todo esto, porque Diego absolutamente no sabía qué iba a pasar.

Sin importar lo que pasara, Arturo ya había dejado su marca permanente en su corazón, y eso le daba aún más emoción a todo esto, porque Diego absolutamente no sabía qué iba a pasar

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