|| Diego se ve sumamente interesado en el novio de Andrea. ||
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◇Esta historia NO está relacionada con la novela ◇
◇Romance. Drama. Fluff.
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Al día siguiente, Diego había pedido ese día como libre al despertar en el baño vomitando bilis y con una preocupada Lucía llamando a Emiliano para avisar que Diego no podía ni levantarse.
Diego lloró nuevamente, pero esta vez por el característico dolor estomacal que causaba la misma enfermedad que siempre le daba cuando niño.
Gastroenteritis.
Retorcijones estomacales que llevaban a la desesperación y vomitos incontrolables que lo dejaban totalmente exhausto. Lucía es había saltado sus clases en el instituto para asistirlo. En esos momentos, Diego agradecía que el señor Castillo haya dejado que Lucía se mudara con él al otro lado de la ciudad, si no ahora mismo sería un hombre muerto.
―Tranquilo Diego, traje una infusión de peumo y un poco de medicamento - sintió las suaves manos de la castaña en su cabello transpirado por el esfuerzo de aguantar el dolor, e intentó enderezarse lo suficiente para recibir el asqueroso medicamento que Lucía le ofrecía en una cuchara. Se la metió a la boca y tragó la asquerosa y fuerte sustancia lo más rápido posible, antes de sentir como Lucía retiraba la cuchara de su boca y la reemplazaba por la bombilla de metal que tenía la taza. Succionó debilmente, sintiendo el -ahora amargo- líquido caliente pasar con menor dificultad el medicamento
Luego de que Lucía le diera aquella infusión y un par de caricias para calmarlo. Cayó dormido y completamente agotado siendo recién las nueve de la mañana.
Cuando despertó, suspiró al sentir los retorcijones mucho más soportables que antes y las náuseas ya habían desaparecido por completo, ya no tenía nada más que vomitar, no había comido alguna cosa en todo el día y según su teléfono, eran las dos de la tarde.
Revisó su mensajería entre quejidos antes de que Lucía se diera cuenta de que estaba despierto. Y para su suerte, tenía un mensaje de cierto rubio que le había estado ignorando.
Arturo ♡
"Diego,Andrea dijo de que estabas enfermo, ¿Cómo estás? ¿qué tienes? ¿necesitas algo?"
Se lo había enviado hace un par de minutos, y tuvo la mala suerte de que Arturo se conectara mientras leía los mensajes, y comenzando a escribir de nuevo.
Arturo ♡
"¿Estás muy mal? Me preocupa lo que sea que te haya pasado."
Diego frunció el ceño. No estaba para nada de humor desde ayer, menos ahora que lidiaba con su propio cuerpo. Así que moviendose torpemente, sujetó con dos manos su teléfono y tecleó un par de veces para responderle.
Yo:
"Estoy bien"
Quiso dejar su teléfono para avisarle a Lucía que ya estaba despierto, pero volvió a vibrar antes de que lo soltase. Por lo que con un suspiro, volvió a desbloquearlo
Arturo ♡
"Está bien, lo siento, perdón. No te he hablado estos últimos días, pero tengo mis razones y juro que te las diré mañana. O cuando te sientas mejor, no quiero que vayas a la cafetería si es que te sientes muy mal. Te quiero, Diego."
Diego gimió de dolor al ver el mensaje, no sabía si fue la enfermedad o su nerviosismo lo que causó aquello, pero inevitablemente sus mejillas enrojecieron ante eso.
Sintió las pisadas de Lucía cerca, por lo que bloqueó el teléfono e intentó incorporarse entre quejidos. Por la puerta apareció la castaña con una pequeña bandeja en mano, sonriendo cuando se dió cuenta de que su mejor amigo estaba despierto y viviendo. Dejó la bandejita a un costado de la cama, Diego dándose cuenta de que eran simples galletitas soda con mermelada de fresa.
-Hey, ¿cómo estás?—Diego asintió, y ante eso, Lucía tomó una de las galletas e intentó colocársela en la boca al pelinegro. El mayor hizo una mueca, no sentía nada de apetito, y su estómago amenazaba con expulsar todo lo que quedaba allí -que no era nada con tan solo el olor de ls mermelada.
Odiaba estar enfermo, ya que no le pagaban los días libres, no quería ir a gastar dinero a urgencias en algún hospital y para colmo, ahora tendría que esperar aún más a lo que JungKook deseaba decirle.
Al recordar al rubio, una pequeña sonrisa surcó sus labios, él le había dicho que le quería, ¿no? Y Diego tenía la esperanza de que no fuese de forma amistosa, aparte de que conocía lo suficiente a Arturo como para saber lo que decía en serio y lo que no.
Arturo le quería, era una buena señal, o al menos eso esperaba.
Sintió de pronto la galleta en la boca, Lucía se la había metido en la boca mientras se encontraba entre sus pensamientos, y gruñó ante lo mal que se sintió al tragarla. Bueno, al menos durante esos dos días que eran los peores, bajaría 3 kilogramos de peso y estaría más delgado.
Emiliano le llamó al día siguiente, cuando todavía estaba en cama para contarle lo mal que lo trató Andrea, y un par de cosas más para alegrarle la mañana.
Sus energías estaban por el suelo debido a que había vomitado lo poco que Lucía le había dado ayer por la noche, por lo que, cuando Emiliano terminó la llamada, durmió todo el día con tal de evitar el dolor y los aromas de cualquier cosa que le rodeaban.
Lucía le despertó a las 5 de la tarde para darle medicamento y algo de arroz blanco con otro par de galletas con mermelada. Y cuando Diego terminó de meter la última cucharada de comida a su boca, fue cuando la castaña le dejó solo con la excusa de que debía estudiar.
Revisando sus chat y notificaciones de Twitter e Instagram, vió el pequeño mensajito de Arturo que le había dejado a la hora de almuerzo.
Arturo ♡
"¿Cómo te encuentras hoy, Diego? Espero que bien. Hoy debía explicarte todo, pero no te alarmes, cuando vuelvas recuperado a la cafetería pasaré por ti.♡ "
Diego se mordió el labio inferior, negando con la cabeza y mirando por la ventana el bonito sol que había y el viento fresco volar todas las hojas de los árboles que ya empezaban a caer.
Arturo definitivamente le gustaba, y mucho.
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