Capítulo 14

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Diego soltó una risa forzada, entrecerrando los ojos y esperando a que Arturo le dijese que aquello que había dicho era una mentira

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Diego soltó una risa forzada, entrecerrando los ojos y esperando a que Arturo le dijese que aquello que había dicho era una mentira.

Pero no pasó, Arturo mantuvo ese semblante relajado, con una sonrisa floja estirada en sus labios y aquellos ojos cautivadores fijos en Diego.

–Es... una broma, ¿no?–Diego una de sus manos en su rodilla y ladeó la cabeza viéndose nervioso y sin saber el por qué de pronto, posó una de sus manos en su rodilla y la otra fue directo a su boca, en donde comenzó a mordisquearse el pulgar como un bebé. No podían culparlo, tenía una fijación oral bastante fuerte, todo aquello que tuviese en la mano y entrase en su boca, terminaba allí siendo mordisqueado por sus dientes.

–No Diego, no es una broma– Arturo suspiró, enderezándose en la manta y guardando los recipientes y envases vacios en el bolso donde los había traido, para luego gatear la pequeña distancia que lo separaba con el pelinegro y acomodarse cerca suyo, sonriendo tontamente al ver a Diego bajar la vista y pellizcar con sus dientes furiosamente su dedo pulgar-Andrea nunca fue mi novia- Arturo se rascó la nuca, viéndose algo apenado ante lo que acababa de decir―. Debo explicarte todo para que lo entiendas, así que préstame atención– con su mano derecha, extendió el brazo y sujetó el mentón de Diego para elevarlo con un pequeño empujoncito hacia arriba, y lograr que el bajito le mirase de nuevo

–Te dije que estudiaba derecho, ¿cierto?–Diego asintió–Bueno, mi mejor amigo estudia en la misma universidad que yo, pero en cambio, él estudia pedagogía en biología, lo mismo que Andrea. Un día, me encontré con ellos dos a la salida de la universidad, ya que Alejandro estaba en un pequeño informe junto a Andrea, y es allí donde la conocí.

Arturo no había quitado su mano del mentón de Diego, dándole pequeñas caricias mientras el menor asentía, escuchando atentamente al rubio.

–Yo noté enseguida que Andrea quedó enganchada conmigo, ya que al siguiente día, ella ya tenía mi número de teléfono―Arturo rió—. Hablé con ella alrededor de dos semanas,más que nada, ella me preguntaba cosas y yo le respondía, no soy bueno siguiendo conversaciones y Andrea en ese momento no era la persona más interesante del mundo.

Diego sonrió, negando con la cabeza. Arturo era alguien de muy pocas palabras a través de mensajes. Él tenía algo de suerte al ver interés de parte de Arturo por sus temas de conversación en mensajes, pero al comienzo, fue bastante incómodo al no saber que escribirle.

–Ella un día, me dijo que tenía algo que decirme, y me citó en el centro comercial para almorzar, hace más o menos un mes–Arturo  rió, confundiendo a Diego–. Ella... ella me confesó sus sentimientos, y parecía que sabía que yo la iba a rechazar, por lo que antes de que le respondiera, ella me pidió que le diera 30 días para intentar enamorarme.

–¿Ah...?–Diego soltó, frunciendo
el ceño y dejando la boca abierta a pesar de no hablar—¿Te pidió un mes completo como novio?

Arturo negó–No no, ella pidió un mes completo para intentar enamorarme. Y yo, que no estaba interesado en nadie, me dije '¿por qué no? Es bonita y agradable' y bueno, acepté—Arturo se encogió de hombros con una sonrisa―. Pero bueno, digamos que fue un mes perdido para ella, porque ya el primer día intentando enamorarme, apareciste tú y...—Arturo apretó los labios y apartó la mirada de Diegl, algo avergonzado.–Apareciste y no pude evitar pensar que eras el hombre más precioso que pude haber visto.

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