|| Diego se ve sumamente interesado en el novio de Andrea. ||
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◇Esta historia NO está relacionada con la novela ◇
◇Romance. Drama. Fluff.
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Cuando Diego escuchó a Arturo cerrar la puerta de su casa detrás suyo, soltó un suspiro cansado y aliviado, el cual no tenía idea de que debía soltar.
Aquellos simples 10 minutos de discusión en su trabajo le habían dejado exhausto, y eso que él ni era el que había discutido con la pelinegra. Y de camino a casa, Diego comenzó a pensar y a cuestionarse si su comportamiento iba o no afectar en su relación con Arturo, si Andrea seguiría sospechando -ahora aún más, y con más razones- y si se debió quedar callado y oculto con tal de que Arturo se librase del problema por su cuenta.
Diego se mordió el labio, escuchando a Arturo quitarse los zapatos y colgar la chaqueta que llevaba en el perchero de la entrada, y Diego mordió su labio preocupado, ¿Y si Arturo se enojaba con él por haberse metido en un tema que no le incumbía? Bueno, en este caso sí lo hacía, porque él mismo fue la principal razón para que Arturo se enamorara de Andrea.
De pronto, y en medio de sus más profundos pensamientos mientras se mordisqueaba el labio y la punta de su dedo índice, sintió la presencia de Arturo detrás suyo, su aroma a almendras y aquella fuerte respiración chocando contra su nuca.
La preocupación de que Arturo estuviese enojado se esfumó al sentir aquellos gruesos brazos rodear su cintura y dejarse caer hasta el hueso de la cadera, entrelazando sus dedos en el vientre de Diego y acercándolo suavemente del cuello, como si fuese un objeto frágil, codiciado y querido.
Sintió el duro y ancho pecho de Arturo en su espalda, y tirando un poco la cabeza hacia atrás, la apoyo en el hombro de este mismo, mirándole entre sus desordenados cabellos negros una mueca de mal gusto. Y Arturo, de alguna u otra forma, intuyó aquello que pasaba por la cabecita de Diego, con solo ver esos ojitos, supo lo que atormentaba a su pequeño. Por lo que, con una pequeña sonrisa, dejó un sonoro beso cargado de cariño en la frente descubierta y tersa, justo en el surco despejado de su cabello.
-Me haz salvado de una grandisima, bonito, muchas gracias-le habló, con total sinceridad y viendo el rostro de Diego iluminarse, esas pequeñas y gorditas mejillas abultarse ante la sonrisa que le dedicó, y Arturo pudo jurar que cayó un poquito más por Diego con tal imagen.
Diego, colocándose de puntitas, dejó un pico en la mejilla de Arturo, con las mejillas levemente sonrojadas y tirando de las grandes manos contrarias para separarse del cuerpo contrario y caminar perezosamente por la casa de Arturo, pasando de la puerta de la cocina en donde pudo ver a Bam, el perro de Arturo, comer desde su plato al lado del lavaplatos, y entrando a la sala de estar para dejarse caer en el sofá de dos cuerpos.
Miró a Arturo seguirle los talones, y haciendo inconscientemente un puchero con los labios, estiró los brazos y abrió y cerró sus puños incontables veces, diciéndole al rubio que viniese a recostarse con él y mimarlo como el niño que era.
Arturo no tardó nada en captar lo que quería, y soltando una risita por lo malcriado que parecía ser Diego, caminó el par de pasos que lo separaban de su cosita y se dejó caer a su lado, enterrándose entre los almohadones y sintiendo enseguida el peso extra en su torso. Diego había colocado su cabeza en el pecho de Arturo, lo suficientemente abajo como para escuchar sus latidos irremediables, y con su dedo indice, ociosamente comenzó a trazar en la suave tela de la camiseta que llevaba Arturo patrones que ni él mismo entendía.
-Realmente tuve miedo-susurró Diego, llamando la atención del rubio, quien le miró desde arriba.
-Diego, sabes que no toleraré si ella te dice algo cuando lo descubra, ¿cierto?–el menor asintió, soltando un pequeño sonidito que Arturo tenía que clasificar como tierno –Aparte de que, ya no voy a aguantar mucho tiempo más sin ir hasta tu trabajo y comerte la boca si paso demasiado tiempo sin verte.
Diego abrió los ojos como platos y se apartó sorprendido de Arturo, el chico tenía una sonrisa en el rostro, burlona, pero muy dentro de si, Diego sabía que Arturo no le estaba tomando el pelo. Arrugando la frente, le dió un pequeño golpe en el pecho, fingiendo molestia, pero con el impulso de que salió de su cómoda posición para sentarse a horcajadas en las piernas gruesas y tonificadas de Arturo.
Enseguida, aquellas manos apresaron su cintura, dejando pequeñas caricias en el borde de su pantalón y tanto en la piel de la misma zona debajo de su camiseta.
-Bueno, le dijiste a Andrea iriamos a ver un videojuego-Diego arqueó la ceja, sin entender el punto y logrando una risita aguda de Arturo, una de sus favoritas y la que logró calentar su estómago agradablemente—¿Qué tal si jugamos?
–No entien–Diego no pudo terminar antes de sentir los rápidos labios de Arturo impactar con los suyos, soltó un gemidito de sorpresa ante aquello, indudablemente siguiendole el beso mientras colocaba sus manos en los anchos hombros de Arturo para sostenerse.
Esos hombros que Andrea había tocado hoy mismo. No se consideraba celoso, pero si se trataba de Arturo, el sentimiento de querer tocarlo solo él era bastante latente en muchas situaciones. Él solamente quería tomar su mano, sentir su piel caliente, esconderse en su cuello o ser rodeado por esos fuertes brazos.
Arturo adentró su lengua a la boca de Diego luego de morder el labio inferior de este mismo, y Diego no pudo hacer más que comenzar a jugar con la lengua contraria, y acercarse un росо más a Arturo, dejando caer su poco peso en los muslos y sus piernas encajándolas suavemente en la pelvis contraria.
Diego tiró despacio de los cabellos de la nuca de Arturo, más abajo y profundo, lamiendo y succionando uno de sus labios con vehemencia y suspirando entremedio del potente beso. Arturo le comía la boca con avidez, moviendo sus labios de forma rápida y recorriendo su boca con la lengua antes de juntarse con la contraria. Choques de dientes,pequeños soniditos y el sonido de la ropa contra el otro era lo único que se escuchaba.
Claramente, hasta que Bam llegó a la sala de estar, y clamó atención con 3 fuertes ladridos que hicieron saltar a Diego sobre Arturo, y ante eso, este sacar un gemido de dolor y separarse del beso.
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