101. Una manera de perdonar

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Nam Ra

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Nam Ra

Me mira en silencio y niega

—— Ya no voy a lastimarlos, te lo prometo... —se sienta delante de mí, entre suspiros tomé su mano y la dirigí sobre mi vientre — Perdónenme...

—— No hay nada que perdonar, Shi Ah está bien, estamos juntos otra vez, es eso lo que importa. —su pulgar acaricia mi vientre en silencio — Ahora...deja de arruinar mi cumpleaños... — me miró con una sonrisa triste, me acerqué lentamente en silencio y besé sus labios. Levanta su mano lentamente hasta mi cuello sosteniéndome. Extrañaba tenerlo delante de mi, sentirlo a él y a su cariño junto a su tacto. Me hacía mal estar solo un día sin el y estoy segura de que le pasaba lo mismo. Dejo caer mi espalda sobre la cama llevando mis manos a sus hombros. Se aleja de mi en medio de el silencio, me mira a los ojos y acaricia mi mejilla —

—— Te amo... — su tono triste me causó una pequeña sonrisa, se veía arrepentido, pero ya no tenía rencor alguno hacia él. No podría odiarlo aunque quisiese. Sus labios se apegan a mi cuello mientras que sus manos suben hasta mis muñecas. Segundos luego, sus manos bajan hasta mi cintura y su nariz junto a su cara también, levanta un poco y se detiene mirando en silencio mi barriga —

Continúa con sus besos sin detenerse

—— Yo más, Shi Oh... — susurro conteniéndome —

 — susurro conteniéndome —

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Shi Oh

Es de madrugada, aún no puedo dormir como quiero mientras que ella duerme tranquilamente sobre mi pecho. La tenía de vuelta, pero la culpa no paraba de comerme vivo. Mi hija casi muere por mi culpa, no importa lo que diga o haga, nada podrá resolver esto. Ninguno de los tres me merecen.

Quería dormir tranquilamente con ella, pero mi consciencia no me lo permitió. Mientras que ella dormía tranquilamente, me moví en silencio y con cuidado. Tenía cosas pendientes que hablar con la señora Kang. Debía pensar en cómo salir de él país con mi familia sin que nos atrapasen.

Cuando me vestí y salí, me encontré con el la señora Kang quien miraba el paisaje en silencio, había mucha niebla y el clima era perfecto. Me observó y su semblante se volvió más serio, pensó que estaría tranquila después de todo.

𝐍𝐞𝐯𝐞𝐫 𝐅𝐨𝐫𝐞𝐯𝐞𝐫  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora