◾Capítulo I: Descubrímientos◾

44 3 3
                                    

Mi Nombre es Ian Aldridge, un nombre raro, lo sé, tengo 11 años, aunque hoy, esta mañana más específicamente, mi Madre me a regañado, aunque entiendo porque fue, algo que me dejo sin celular ni aparatos electrónicos, a lo cual, por aburrimiento, decidí ver más de cerca el bosque que se encuentra detrás de mí casa, y al final la curiosidad me ganó.


Decidí ir a verlo, y me embarqué en una exploración sobre un lugar que aparentaba vacío, todo estaba aburrido, hasta, que me perdí, algo que me hizo entrar en pánico y corrí hacia una dirección al azar esperando que fuera el camino correcto, hasta que llegue a un acantilado y acepte que era mi propia aventura.

Punto de Vista Alterno

Ian nunca había sentido tanto miedo y emoción al mismo tiempo. Desde lo alto del acantilado, contemplaba el vasto bosque que se extendía ante él como un mar verde oscuro, lleno de misterios y peligros desconocidos. A sus 11 años, siempre había sido un chico curioso, pero esta vez había cruzado la línea que separaba la curiosidad de la temeridad.

El sol de la tarde se filtraba entre las ramas de los árboles centenarios, creando un juego de sombras y luces en el suelo cubierto de hojas secas. Ian tragó saliva y se acercó al borde del precipicio, cauteloso pero decidido a explorar más allá de lo conocido.

El bosque había sido el tema de numerosos cuentos y leyendas entre los habitantes del pueblo cercano. Se decía que era hogar de criaturas fantásticas y guardianes poderosos, pero también era conocido por su peligrosa reputación. Solo unos pocos osados se aventuraban más allá de los límites seguros, y Ian había decidido unirse a ellos.

Con un último vistazo hacia atrás, donde las casas del pueblo se alzaban en el horizonte, Ian dio un paso adelante. El suelo bajo sus pies era firme pero cubierto de musgo, lo que dificultaba cada paso. El sonido de sus pisadas resonaba en el silencio del bosque, y cada crujido de hojas secas hacía que se sobresaltara.

Después de caminar durante lo que le pareció una eternidad, Ian encontró un sendero estrecho entre los árboles. El aire era fresco y húmedo, impregnado del aroma dulce y terroso de la vegetación circundante. Los rayos del sol se filtraban a través de las hojas, creando destellos dorados en el camino.

El corazón de Ian latía con fuerza mientras avanzaba, con los ojos bien abiertos y los sentidos alerta ante cualquier movimiento o sonido sospechoso. Cada pequeño susurro del viento entre las ramas parecía una advertencia, pero Ian no retrocedía. Había llegado demasiado lejos como para darse la vuelta ahora.

La curiosidad lo empujó a explorar más. Con cuidado, Ian escaló las rocas, sintiendo la textura áspera bajo sus manos. Al alcanzar la cima, se encontró con una vista impresionante: un paisaje sereno se extendía ante él, con árboles altos que se mecían suavemente y un cielo azul salpicado de nubes blancas.

Sin embargo, algo en el ambiente le hizo sentir que no estaba solo. Ian se volteó lentamente y vio a una figura entre las sombras de los árboles. Era una joven, con cabello largo y oscuro que caía en cascada sobre sus hombros. Sus ojos, del color del bosque en la penumbra, lo observaban con cautela.

-¿Quién eres tú? -preguntó Ian, con la voz entrecortada por la emoción y el nerviosismo.

La chica no respondió de inmediato, evaluándolo con una mezcla de curiosidad y cautela. Finalmente, dio un paso adelante, saliendo de las sombras lo suficiente como para que Ian pudiera ver su rostro claramente.

-Me llamo Jenny -dijo ella con voz suave pero firme-. Este es mi hogar.

Ian se quedó sin palabras por un momento, sorprendido por la aparición repentina de Jenny. Había escuchado historias sobre habitantes del bosque, pero nunca imaginó encontrarse con uno tan pronto y de esa manera.

Infierno SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora