◾Capítulo XXIII: La Cita◾

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La mañana en el nuevo Reino de Diamante amaneció radiante, con el sol brillando alto en el cielo y el aire lleno de promesas de un día perfecto. Ian se despertó con una idea en mente, una que había estado considerando desde hacía tiempo pero que, debido a las constantes batallas y desafíos, nunca había tenido la oportunidad de llevar a cabo. Hoy, sin embargo, era el día perfecto.

Después de vestirse y asegurarse de que su katana estaba bien guardada en su nueva funda, Ian se dirigió a su habitación donde estaba Belly. Al llegar se dió cuenta que no estaba, por su olfato supo que estaba en el baño así que tocó suavemente la puerta.

-¿Sí? -preguntó Belly desde adentro.

-Ian aquí -respondió él, con una sonrisa en los labios.

Belly abrió la puerta, con una sonrisa radiante. Ella se acababa de duchar, algo que provocó un sonrojo en Ian

-¡Buenos días, Ian! ¿Qué pasa?

-Q-quería preguntarte algo -dijo Ian, sintiendo un poco de nerviosismo-. ¿Te gustaría acompañarme hoy en una cita?

Belly parpadeó, sorprendida, pero su sorpresa rápidamente se transformó en una sonrisa de felicidad.

-¡Claro que sí! Me encantaría, Ian.

Ian sintió un alivio inmediato y una alegría que le llenó el corazón.

-Genial. Nos alistamos y vamos.

Cada uno se preparó con esmero. Belly escogió un vestido que había comprado la noche anterior, de un suave color lavanda que realzaba sus ojos y su sonrisa. Ian optó por una camisa y pantalones sencillos pero elegantes, asegurándose de que todo estuviera en su lugar. Mientras se alistaban, ambos sintieron la emoción y la anticipación de un día especial juntos.

Antes de salir, se despidieron de sus amigos, que estaban en la sala común del castillo, disfrutando de un desayuno tranquilo.

-Nos vamos por un rato -anunció Ian.

-¿A dónde van? -preguntó Alex, con una sonrisa pícara.

-Es una cita -respondió Belly, sin poder ocultar su felicidad.

-¡Oh! ¡Qué bien! -exclamó Lina-. ¡Diviértanse!

-Cuídense -dijo Wei, dándoles una sonrisa cómplice-. Y no hagan travesuras.

Ian y Belly se rieron y, después de un último adiós, salieron del castillo. La ciudad estaba despierta y llena de vida, con personas yendo y viniendo, cada una inmersa en sus propias actividades. Los dos caminaron por las calles, disfrutando de la atmósfera y de la compañía mutua.

-Entonces, ¿a dónde vamos primero? -preguntó Belly, tomando la mano de Ian.

-Pensé que podríamos comenzar con un paseo por el mercado -respondió Ian-. Hay muchas cosas que aún no hemos visto, y creo que podríamos encontrar algo interesante.

El mercado estaba vibrante, lleno de puestos que vendían todo tipo de productos: frutas frescas, artesanías, ropa, joyas, y muchas otras curiosidades. Belly se maravilló con los colores y los aromas, y se detuvo en varios puestos para admirar los productos. Ian, por su parte, disfrutaba viendo a Belly tan feliz y relajada.

En un puesto de flores, Ian compró un ramo de lirios blancos, que entregó a Belly con una sonrisa.

-Son tan hermosos, Ian. Gracias -dijo ella, conmovida.

Continuaron su paseo, hablando de todo y de nada, simplemente disfrutando de estar juntos. Se detuvieron en una pequeña cafetería y tomaron un descanso, bebiendo café y comiendo pasteles mientras observaban a la gente pasar.

Infierno SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora