◾Capítulo XXII: Días de Paz y Gloria◾

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El sol brillaba con intensidad sobre el Reino de Diamante, y la ciudad bulliciosa reflejaba el renacimiento de una era de paz. Nuestros protagonistas, después de tantas batallas y desafíos, finalmente tenían un respiro. Ian, Belly, Wei, Lina y Alex caminaban por las calles adoquinadas, disfrutando del aire fresco y de la vida cotidiana del reino.

-¿Quién hubiera pensado que tendríamos un día libre para simplemente pasear? -dijo Alex con una sonrisa amplia, sus ojos brillando con picardía-. Me siento como una celebridad.

Wei se rió, dando un ligero empujón a Alex-. Bueno, técnicamente lo somos. Somos los héroes que unificaron dos reinos. No es algo que pase desapercibido.

-Hablas como si no te gustara la atención -dijo Lina, rodando los ojos con una sonrisa-. Pero sabemos que te encanta.

-¡Por supuesto que me encanta! -respondió Alex, llevándose una mano al pecho en un gesto exagerado-. ¿Qué mejor manera de vivir que siendo admirado por todos?

Ian, caminando a un paso tranquilo al lado de Belly, no pudo evitar sonreír. Después de todo lo que habían pasado, era un alivio ver a sus amigos relajados y felices. Sentía el peso de la responsabilidad, pero también una satisfacción inmensa por lo que habían logrado juntos.

-Mira quiénes son -se escuchó una voz de un comerciante al pasar-. ¡Son los héroes del Reino de Diamante!

Los murmullos de admiración y respeto se extendían a su paso. Los ciudadanos los miraban con asombro y gratitud, y algunos incluso se detenían para saludarlos o agradecerles. Una mujer mayor les ofreció flores, mientras que un grupo de niños corría a su alrededor, emocionados de ver a los famosos guerreros en persona.

-¡Gracias, gracias a todos! -dijo Ian, aceptando las flores y agachándose para saludar a los niños-. Estamos muy agradecidos por su apoyo.

Belly, a su lado, no podía evitar sentirse conmovida por la calidez y el afecto de la gente. Sonrió a Ian, sintiendo una profunda conexión con él en ese momento.

-Nunca pensé que seríamos tan conocidos -dijo en voz baja, dirigiéndose a Ian.

-Bueno, después de todo lo que hemos hecho, creo que es justo que tengamos algo de reconocimiento -respondió Ian, su mirada suave y comprensiva-. Pero lo más importante es que hemos traído paz y unidad.

Mientras continuaban su paseo, Alex no podía resistir la tentación de seguir haciendo bromas.

-¿Y si fundamos un club de fans? -sugirió con una carcajada-. Podríamos tener camisetas con nuestros nombres y rostros.

-¡Oh, por favor! -dijo Lina, dándole un suave golpe en el brazo-. No creo que necesitemos algo así.

-¿Por qué no? -respondió Wei, uniéndose a la broma-. Podríamos organizar eventos, firmar autógrafos...

Todos rieron ante la idea, disfrutando del momento de camaradería. Era un recordatorio de que, a pesar de las dificultades y los peligros que habían enfrentado, seguían siendo un grupo unido por la amistad y el respeto mutuo.

La ciudad estaba viva con la energía de la gente, los sonidos de los comerciantes vendiendo sus productos, los niños jugando en las calles y los artistas mostrando sus talentos. Era un panorama de paz y prosperidad, una imagen que llenaba a todos de esperanza para el futuro.

-Me alegra ver esto -dijo Ian, mirando a su alrededor-. Es un recordatorio de por qué luchamos. Para proteger este tipo de vida, para asegurarnos de que todos puedan disfrutar de días como estos.

Belly asintió, tomando la mano de Ian-. Y lo hemos logrado juntos. Eso es lo que hace que todo esto valga la pena.

Mientras el grupo continuaba su paseo, Alex no perdió la oportunidad de hacer una última broma.

Infierno SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora