◾Capítulo XXVI: El Amanecer de la Batalla◾

7 2 0
                                    

El suelo temblaba bajo los pies de Ian mientras corría hacia el lugar donde había ocurrido la explosión. El aire estaba lleno de humo y polvo, dificultando la visibilidad. A su alrededor, los edificios temblaban y las murallas mostraban las cicatrices del reciente ataque. Ian, con la determinación brillando en sus ojos, se detuvo y observó la devastación que se extendía ante él.

-Alex, sube y mira desde arriba. Necesitamos saber qué se aproxima -ordenó Ian, con la voz firme y decidida.

Alex asintió rápidamente y corrió hacia una torre cercana, subiendo los peldaños a toda prisa. Desde su posición elevada, miró hacia el horizonte y su rostro palideció al ver la inmensa fuerza enemiga que se aproximaba.

-¡Aquí vienen! -gritó Alex, señalando las filas interminables de soldados enemigos que avanzaban como una ola imparable. Bajó de la torre con rapidez, su expresión grave.

Ian apretó los puños alrededor de su katana y se volvió hacia sus amigos y compañeros de armas, que ya se habían reunido a su alrededor.

-Wei, cuida bien de Lina por su condición -dijo Ian, con una mirada seria.

-No hace falta que me lo digas, siempre lo haré -respondió Wei con seriedad, sin perder la concentración en la batalla.

-¡Todos, a sus posiciones! No dejaremos que tomen nuestro reino -gritó Ian, infundiendo valor en los corazones de sus aliados.

Belly, Wei, Lina y Alex se desplegaron junto a Ian, sus armas listas y sus corazones llenos de valor. Los soldados del Reino de Diamante también se alistaron, saliendo de sus barracas y tomando sus puestos en el campo de batalla.

La primera ola de guerreros del Reino Estelar llegó con una ferocidad abrumadora. Ian levantó su katana y bloqueó el primer golpe que se dirigía hacia él, contraatacando con una velocidad y precisión asombrosas. Belly, a su lado, manejaba su espada con una destreza impresionante, sus movimientos eran fluidos y letales.

Wei lideró un grupo de guerreros hacia la primera línea de combate, su energía y determinación inspirando a todos a su alrededor. Lina se movía ágilmente entre los enemigos, utilizando su destreza para derribar a sus oponentes uno por uno. Alex, desde su posición elevada, proporcionaba apoyo con su arco, sus flechas encontrando su blanco con una precisión mortal.

El sonido del acero chocando y los gritos de los combatientes llenaban el aire, creando una sinfonía de guerra que resonaba en los corazones de todos los presentes. Ian, con una mirada de feroz determinación, luchaba con todas sus fuerzas, sabiendo que el destino de su reino y sus seres queridos dependía de su victoria.

Mientras la batalla se intensificaba, Ian observaba desde su posición elevada, evaluando la situación y dirigiendo a sus fuerzas. Su mente trabajaba rápidamente, buscando cualquier punto débil en las filas enemigas que pudiera explotar.

Alex, mientras disparaba flechas con precisión, escuchó a un soldado enemigo susurrar entre jadeos de dolor. -El Rey... el Rey Ashel vendrá en unas horas... -murmuró el soldado antes de desvanecerse.

Alex abrió los ojos de par en par y gritó hacia Ian. -¡El Rey vendrá en unas horas!

La noticia calmó un poco a Ian. Aunque sabía que Ashel se acercaba, aún tenían tiempo para prepararse y resistir la embestida inicial.

-¡Por el Reino de Diamante! -gritó Ian, levantando su katana al cielo. Sus palabras resonaron en el aire, infundiendo valor en los corazones de sus aliados mientras se lanzaban a la batalla con renovada determinación.

El campo de batalla estaba en pleno auge, con Ian y sus amigos luchando con valentía contra la marea de enemigos que se desbordaba. Los combates eran intensos y frenéticos, y el sonido del acero chocando y los gritos de los combatientes llenaban el aire.

Infierno SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora