◾Capítulo XV: El Camino al Reino Dorado◾

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El amanecer traía consigo un aire fresco y revitalizante mientras el grupo se preparaba para continuar su viaje hacia el Reino Dorado. Ian, Belly, Wei, Lina, y Alex, aún recuperándose de los eventos recientes, estaban animados y listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara.

-Es un día perfecto para avanzar -dijo Alex, estirándose y mirando al cielo despejado-. Esperemos que hoy no haya sorpresas desagradables.

-No cantes victoria tan pronto -respondió Wei con una sonrisa-. Siempre puede pasar algo inesperado.

Ian, liderando el grupo, observaba el camino con una mirada concentrada. Sabía que el Reino Dorado era crucial para sus planes de alianza contra el Reino Estelar, y cualquier retraso podría ser desastroso. Belly, caminando a su lado, le lanzó una mirada cómplice.

-¿Listo para cualquier cosa, Ian? -preguntó con una sonrisa.

-Siempre -respondió él, devolviéndole la sonrisa.

El grupo avanzaba a buen ritmo, charlando y bromeando entre ellos, lo que ayudaba a mantener el ánimo alto. La relación entre Wei y Lina parecía fortalecerse cada día, y las bromas entre todos fluían de manera natural. Sin embargo, la calma del viaje no duró mucho.

De repente, Ian detuvo su paso, sus sentidos alerta. Un ruido distante captó su atención. Parecía provenir de adelante, hacia la dirección del Reino Dorado. Afinó sus oídos, tratando de discernir el origen del sonido. Fue entonces cuando escuchó algo que lo hizo fruncir el ceño.

-¿Qué sucede, Ian? -preguntó Lina, notando su cambio de actitud.

-Escucho algo... ruidos de explosiones -dijo Ian, su tono grave-. Debemos apresurarnos. Algo está pasando en el Reino Dorado.

Sin necesidad de más explicaciones, el grupo aumentó su velocidad, siguiendo a Ian que lideraba con determinación. A medida que se acercaban, los sonidos de destrucción se hacían más fuertes y claros. Explosiones, gritos y el sonido metálico de espadas chocando llenaban el aire.

-Esto no pinta bien -murmuró Wei, con el rostro tenso-. Debemos prepararnos para lo peor.

Al llegar a una colina desde la cual podían ver el Reino Dorado, la escena que se desplegó ante ellos fue caótica. Edificios en llamas, soldados luchando desesperadamente contra una horda de atacantes y explosiones sacudiendo el terreno. El Reino Dorado estaba bajo asedio.

-¡No podemos quedarnos aquí! -gritó Belly, desenvainando su katana-. ¡Debemos ayudar!

Ian asintió, su mirada fija en el campo de batalla. -Wei, Lina, Alex, seguid a Belly y a mí. Necesitamos llegar a la ciudad y ayudar a los defensores. ¡Vamos!

Con un grito de guerra, el grupo descendió la colina, corriendo hacia el caos. A medida que se acercaban, las explosiones sacudían el suelo bajo sus pies, y la adrenalina corría por sus venas. Ian, con su katana lista, encabezó el ataque, abriéndose paso entre los enemigos con una ferocidad controlada.

El primer enfrentamiento fue brutal. Los enemigos, sorprendidos por la llegada de los nuevos combatientes, intentaron reorganizarse, pero Ian y su grupo eran una fuerza imparable. Belly luchaba a su lado, sus movimientos fluidos y letales, demostrando una vez más por qué era una guerrera formidable. Wei y Lina cubrían los flancos, protegiendo a Alex que usaba su magia para lanzar ataques devastadores desde la retaguardia.

-¡Ian, a tu izquierda! -gritó Alex, lanzando un rayo de energía hacia un enemigo que se acercaba furtivamente.

Ian giró rápidamente, bloqueando el ataque y contraatacando con precisión letal. -Gracias, Alex. ¡Mantén los ojos abiertos!

Infierno SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora