Las sirenas sonaban como criaturas provenientes de cuentos de hadas, y Osamu estaba muy alejado de ese tipo de fantasías, no creía en la magia ni en príncipes encantadores, por otro lado; Chuuya, no era capaz de ver el mundo sin un filtro de magia y...
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Habrían pasado casi dos días enteros cuando Dazai se dispuso a arrancar su propio cuerpo de los brazos de la costa y del cobrizo, dos días donde se ahogaba de las mareas tranquilizantes que eran las que venían de los dulces labios de Chuuya. Donde no necesito comer ni beber, alimentándose en alma y no en cuerpo siendo solo eso lo necesario. Charlaba de todo y nada con Chuuya, el contándole los sucesos que ocurrían por las profundidades así como en la tierra, si es que algunos conejos habían discutido o si algún árbol parecía decaído y Dazai, el le contaba de los sucesos del hospital, los pacientes, de su hogar, y no olvido mencionar lo sucedido con Fukuzawa asi como de la huida de Rampo.
Cuando Dazai se enteró aquel día, se le había cruzado por la cabeza que a Chuuya le preocuparía el asunto y se guiaria con la moralidad de siempre, razón por la que Dazai tranquilizo a Fukuzawa y, no podía estar más en lo cierto. Mientras Chuuya escuchaba la historia, su mirada se lleno de confusión y preocupación.
Algo hipócrita si se lo veía desde un lado objetivo, Chuuya había huido de su hogar por una discusión al igual que Rampo, y si bien no conocían todos los echos que movieron al pelinegro a abandonar a su padre, al principio podía ser normal que la noticia cayese pesada. Claro que, aunque Dazai fuese insistente en el echo de que ellos, en frases simples, no tenían nada que ver en el asunto.
Repitiendo que es un asunto familiar y, según sus cálculos Rampo probablemente volvería al cabo de una semana... quizás dos. Volviendo a recalcar que ellos dos simplemente pueden juzgar de fuera pero no comprometerse, eso sería contraproducente y, en todo el sentido de la palabra, innecesario.
Por supuesto que lo aclaro miles de veces, explicado de tantas formas que un recién nacido podría haber estado de acuerdo desde el principio hasta el final en aquella postura, postura que estaba argumentada de pies a cabeza. Teniendo eso en mente, Dazai no tenia ni la menor idea de que es lo que hacía caminando hacia la cabaña del escritor—donde estaría Rampo—acompañado de Chuuya, quien caminaba decidido.
Si, no tenía idea.
—Chuuya podríamos sentarnos y dejar que te lo vuelva a explicar y ver si ahora entiendes... —Pidió de forma suave mientras seguía los decididos pasos, al ver que no había respuesta continuó, esta vez, de forma más bruta y desesperada. —...¡¡Y ver si ahora entiendes que no tenemos una maldita relación con sus problemas y ellos deben solucionarlos solos!!
Chuuya volteó furioso.
—Y tu debes entender que no puedes quedarte de brazos cruzados mientras ese hombre debe estar pasando los peores días de su vida y Rampo debe estar desesperandose.
Dazai mastico las agrias palabras que querían escapar de sus labios cual siseo de serpiente, calmandose y buscando las palabras correctas o, por lo menos, unas que no sean tan venenosas como la última vez, no soportaría una nueva discusión.