—Princesa, creo que es obvio que ambos nos gustamos —dijo el felino después de unos minutos de silencio —. Si no, no hubieras correspondido mi beso.
—Sí... —Marinette aún se sentía algo apenada por lo sucedido.
—No te preocupes, es imposible no enamorarse de mí, no importa cuánto trates de evitarlo —Chat intentó aligerar el ambiente con una de sus bromas. Marinette rodó los ojos, eso lo hizo reír a él.
—Sobre todo considerando que hay tanto de ti para amar, sin contar lo engreído que eres —le respondió ella casi sacándola la lengua.
—Engreído y todo te gusto.
—¿Quieres más golpes? —Marinette lo golpeó en el brazo —, eres un superhéroe, deberías intentar evitar los golpes de una civil.
—Trato, pero estoy junto a una civil muy astuta, inteligente y rápida —respondió —. Ten por seguro que mañana tendré moretones, todo gracias a ti.
—Yo diría más bien gracias a tu boca, Gatito —se defendió ella —. Eso te pasa por ser egocéntrico.
Chat rió y la abrazó por los hombros, ella podía ser tan tierna y ocurrente. Marinette se unió a sus risas, se sentían tan cómodos juntos, era evidente que se querían mucho. Aunque aún no hacían la pregunta fundamental para ambos.