(Este escrito es la continuación del capítulo anterior).
Ambos seguían cerca el uno del otro, no se sentían del todo cómodos, pero tampoco incómodos, simplemente estaban disfrutando de la compañía del otro.
—Definitivamente me gusta estar aquí... —repitió el felino —, siento que está noche no hay ruido en tú casa, normalmente se escucha aunque sea ruidos de cocina.
—Eso es porque mis padres se acostaron temprano hoy —respondió la azabache —. Ellos pueden permitirse cerrar temprano la Panadería cuando quieren, porque les va bien.
—Claro que les va bien, tienen la mejor Panadería de todo París. Me alegra saber que no tienen problemas económicos —mencionó con sinceridad —. Si alguna vez tienen problemas económicos o necesitan ayuda, cuentan conmigo.
—Gracias, Gatito, lo mismo te digo.
—Gracias.
Ambos hablaban con sinceridad, porque ambos se preocupaban por el otro, existía una gran confianza entre ambos.
—Sé que es tarde, de seguro quieres dormir y yo no pensé en eso, debería irme.
—No tengo sueño —Marinette se arriesgó un poco al responder eso, incluso Chat se sorprendió porque normalmente ella no respondía de ese modo tan directo —. Si quieres puedes quedarte un rato más, aunque conversar también puede ser aburrido para ti.
—Yo jamás me aburriría contigo —respondió enseguida, estaba dando una aclaración que él sintió necesaria —. Quizás tú te aburras un poco conmigo.
—No, recuerda que eres mi amigo —ambos asintieron, esa palabra era un poco incómoda para ambos, pero la aceptaban, porque eso eran —. Aunque si quieres que hagamos algo distinto, ¿te gustaría tener una noche de película? —sugirió.
—¿Una noche de película? —repitió.
Él pensaba que una noche de película significaría que ambos salieran juntos a recorrer las calles de París, algo así como vivir su propia película juntos.
—Claro, podemos ver una película.
—Oh, claro... —respondió sonrojándose. Él había pensado en algo completamente distinto, ¡qué vergüenza!
