Veneno.

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—¿Por qué me miras así, Gatito? —preguntó la azabache mientras observaba a su novio. Ella entendía esa mirada, pero en ocasiones era divertido hacerse la que no entendía nada.

—Anoche me dijiste que tenías algunas ideas para cambiar tu estilo e imagen —le recordó. Ella asintió, sabía que él querría ver ese cambio —. Entonces pensé que hoy te vería distinta, me quedé con esa idea —admitió —. No digo que no me guste tu estilo, sabes que lo amo. Es solo que... tenía curiosidad.

—Mañana iré al primer día de clases con mi nuevo estilo —respondió —. Supongo que tendrás que esperar hasta el sábado para verme, te morirás de curiosidad.

—¡Eso es injusto! —exclamó el felino. Marinette rápidamente se acercó y le tapó la boca.

—No es que no me guste escuchar tu voz, Gatito, pero te recuerdo que si mis padres nos escuchan estaremos en problemas.

Chat asintió. Marinette vio su rostro y quitó su mano.

—Ni siquiera quiero imaginar la reacción de tu padre si supiera que somos novios.

—Recuerdo bien que la última vez que viniste, cuando su akumatización acabó, ustedes quedaron como amigos, Chat —le recordó.

—Sí, pero recuerda que le dije que me gusta Ladybug —Marinette recordaba eso y como su padre había dicho que tenía que regalarle dulces. Si supiera que ella era Ladybug... —. No quiero que crea que soy un mujeriego y que por esa razón me de dulces con veneno o algo parecido.

Marinette no pudo evitar reír ante esa broma. Chat no rió, lo había dicho en serio.

—Sabes que mi papá es incapaz de hacer algo así. Quizás cocina tu lengua y se la da a los ratones.

—¡Ay, Princesa! —Chat Noir tapó su boca —, no digas cosas así, estoy seguro de que Plagg se reirá mucho de mí gracias a ese tipo de bromas.

—Mm... —Marinette se rió, por poco y decía algo sobre Plagg, pero se supone que ella no lo conoce —, ¿Plagg es tu criatura cabezona, cierto? —se hizo la desentendida.

—Sí, es un pequeño gato negro que ama comer camembert —respondió el felino —. Es travieso, ama las bromas y creo que si alguna vez lo conoces serían buenos amigos.

—Seguramente —la azabache sonrió.

—Entonces... ¿te sientes lista para tú primer día de clases mañana?

—Eso creo. Prefiero pensar positivo, quiero creer que tendré buenos compañeros y que será un gran día —respondió la azabache.

—Todo saldrá bien —Chat le dio un beso —. Es para que tengas suerte mañana —le guiñó el ojo —. Ahora, sobre tu nuevo estilo...

—Tendrás que esperar.

—Quizás podría verte mañana, ya sabes, la curiosidad mató al gato —guiñó su ojo nuevamente. Marinette negó con la cabeza —. Genial... —bajó sus orejitas. Ella no tenía idea de que de hecho, él vería su nuevo estilo mañana mismo porque era Adrien e irían al mismo colegio. Era buen actor, heredó eso de su madre.

Mayo Marichat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora