Suguru no sabía que clase de fuerza lo había poseído para besar a Satoru en ese instante. Y a pesar de que lo disfruto, aún no podía saber porque quería seguir haciéndolo. Creyó ingenuamente que era solo una atracción del momento, que se podría quitar de encima después de unos besos.
Todo se le estaba llendo de las manos.
Ahora en cada oportunidad que tenían ambos se encerraban en un cubículo para besarse. Había estado sucediendo por una semana ya. Era una clase de rutina. En cada oportunidad que tenían entre clase cuando el pelinegro no tenía entrenamiento alguno de ellos haría lo posible por encontrarse con el otro en el baño y luego besarse por al menos veinte minutos.
Los días que Geto tenía entrenamiento Satoru se metería al vestidor del equipo después de que todos se fueran y ahí se besaría hasta que el chófer del albino llegara y lo llamara.
Ninguno de los dos hablaba en sus encuentro y nunca pasaba más haya de roces y toques, nunca había llegado a más, como si ambos intentarán que el contrario se acostumbra al contacto.
Un viernes una semana después de que sus encuentros extraños hubieran iniciado Suguru estaba dormitando en las bancas de los vestidores del equipo de básquet, un día antes la banda había tendió una tocada y había terminado muy entrada la noche. Estaba cansado, quería dormir. Se había planteado escaparse del entrenamiento pero la siguiente semana tenía un encuentro con otra escuela local y sería su último entrenamiento completo antes del encuentro.
Si Suguru seguía manteniendo esa rutina se volvería loco, no podía más. Estaba estresado y cansado.
Cuando el entrenador se fue le dijo a Geto que cerrará con cuidado y que avisará al guardia que ya no había nadie, luego el lugar se sumió en un silencio completo. Geto solo escuchaba el sonido de las gotas de las duchas y el ventilador de los vestidores.
Los ojos le pesaban un poco pero debía de darse un baño si iba a regresar a casa en autobús, no quería molestar a nadie con su olor corporal. Con solo una toalla enredada en la cintura Suguru avanzo a las regaderas antes de dar dos pasos más la puerta de los vestidores se abrió y un Satoru Gojo con la respiración acelerada entro para luego lanzarse encima del pelinegro y besarlo.
El de aretes estuvo a punto de perder la estabilidad, porque mierda el piso estaba húmedo y el estaba descalzo con solo una toalla en las caderas. ¿Que hacía el albino ahí? Cuando Suguru vio que no apareció después de que el entrenador salio creyó que no vendría y se apresuró en darse un baño, despojándose de toda su ropa.
El beso no era lento o cálido, era arrebatador, los dientes chocaban un poco y ambos labios estaban sufriendo. Las manos de Satoru rápidamente se posaron sobre los hombros desnudos del contrario, al no sentir ropa y solo piel el delgado se alejo un poco y miro al otro con los ojos abiertos.
- ¿Que? ¿Porque estás desnudo?
Se veía genuinamente confundido.
- Esto es el vestidor, aquí hay regaderas para darse una ducha -la ceja ddl pelinegro se alzo- ¿Tampoco sabías sobre esto joven maestro?
Suguru estaba jugando con fuego, lo sabía.
- Tú...
Y luego tenía al albino besándolo de nueva cuenta, esas era la conversación más larga que habían tenido en una semana completa. Pero ahora sabía cómo controlar al contrario sin siguiera molestarse en idear alguna frase complicada.
El beso era desesperado, hambriento como si el albino quisiera comérselo por completo sin dejar nada. Las manos de Suguru se movieron y se posaron a ambos lados de la cara del de ojos azules.
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El esposo de la estrella de Rock² ⇴Sugusatosugu
FanfictionGeto había logrado su cometido, que el mundo entero supiera que Satoru Gojo era su esposo y que nadie podía quitárselo. Y a la par había salido de la empresa poco confiable que los explotaba a él y a su banda, ahora tendrían que iniciar desde cero b...