Cap. 12

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Estaban en la casa de Suguru, el recorrido había sido un martirio para el pelinegro, habían tenido que hacer dos paradas en farmacias diferentes, ahora casi toda la ciudad sabía que iba a teber sexo con otro hombre. Lo único buena era que Satoru tenía de regreso su automóvil, pero eso seguía siendo como una alarma de incendios, llamativa y ruidosa.

Tenía un automóvil de último modelo color rojo, que estabas estacionado en su camino de entrada, en dónde nunca antes había otro coche que el de su madre un modelo viejo color gris.

Mientras Suguru observaba por su ventana ya había visto a sus vecinos de enfrente asomarse en dos ocasiones para ver el automóvil y a un hombre que iba con su perro tomar una foto. Quería morirse, su madre se enteraría de esto.

— ¿No pudimos venirnos en el autobús? —le cuestionó el pelinegro mientras se gira a ver al albino quien salía de su baño.

La cara sería de Satoru le recordó que era tonto por pensar que eso era una solución.

— ¿Querías que me reconocieran?

— Ni que fueras una estrella de rock —le reprochó el pelinegro.

— Cariño, claro que no —avanxo varios pasos hasta estar justo frente a Suguru y tomar sus caderas— Pero soy el primogénito del mi familia, una familia inmensamente rica y famosa. ¿Querías que nos tomarán fotos juntos acaso?

El dedo índice de Satoru tocó la mejilla del contrario y giro un poco la cabeza que no estaba dirigida hacia él para que lo mirara bien, acerco lento su labios a los del contrario y lo beso.

Al principio fue lento, tranquilo, recordando como era la cantidad bucal del contrario.

Las manos de Suguru se fueron al cabello del contrario y pronto el pene del pelinegro se irguió.

— Oye ¿Que clase de monstruo enfermo tienes ahí? —cuestiono Satoru mientras se alejaba un poco de los labios del contrario— Eres el único que ha tenido un orgasmo de los dos y ya estás erecto

La sonrisa que se extendió por los labios del albino fue grande.

— Cállate —le dijo Geto mientras impactada sus labios.

El beso fue hambriento y apresurado. Las manos en el cabello del albino rápido bajaron para comenzar a desabotonar la camisa blanca y bajarla por sus hombros.

— ¿Tan necesitado estás? —le susurro Satoru sobre los labios.

La pequeña risa esporádica del albino le envio un shock de impaciencia al pelinegro.

— Quítate la ropa ahora —le apresuró Suguru.

El pelinegro creyó que no obtendría la respuesta que quería pero pronto sintió como Gojo aún sin separarse de su boca comenzaba a desvestirse, primero los zapatos y luego los pantalones hasta quedar solo en boxers. Antes de que le dijeran nada Suguru procedió con su propia ropa y la tiró a algún lugar de la habitación.

Las manos expertas de Satoru bajaron por el torso del pelinegro de manera lenta y arañando un poco los músculos, sintiendo así como temblaban a su paso. Los gemidos no se hicieron esperar, al inicio como suspiros entrecortados y luego más guturales, todo eso volvia Gojo un poco más loco. Su pene estaba tan erecto ahora aque podía sentir el líquido salir de su punta. Quería estar dentro de Suguru Geto tanto como quería quitarle la mitad de su herencia a Utshime.

Aunque si lo pensaba mejor, tal vez quería aún más poseer a Suguru.

— Pasemos esto a la cama —le dijo aún contra los labios ajenos.

El esposo de la estrella de Rock² ⇴SugusatosuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora