Suguru estaba consciente de que parecia un acosador, pero que podía hacer, su mente seguía diciéndole que era imposible que una persona como Satoru Gojo se fijara en el de manera seria. Que solo había sido un buen polvo para el albino y que debía de dejar de fantasear con la idea de algo mas, sus sentimientos eran unilaterales.
Lo único que le hacia sentirse mejor, era que no necesitaba demasiado esfuerzo, la multitud de personas que sabia donde, como, desde cuando y con quienes estaban Satoru la mayor parte del tiempo. Y también estaba la manera extraña en que Shoko actuaba y le decía donde estaba el albino con solo mirarla.
¿Era posible que ella supiera algo?
No, no podía ser.
A menos que el albino anduviera por ahí diciéndole a sus amigos de dinero que había conocido a un chico pobre que se la dejaba meter con solo besarle el cuello, si eso era así estaba perdido. Pero Shoko parecia feliz, y no era la clase de persona que dejaría que cualquier persona hablara mal de sus conocidos con ella presente y estaba casi seguro de que ella le diría si algo así hubiera salido de la boca del albino.
Debía de estar alucinando.
Después de regresar de la cafetería de la institución se dio cuenta de que las personas alrededor del albino estaban bajando un poco, ahora solo había unas pocas chicas. Algo tenia que ver lo sucedido en el patio la otra vez, muchos estaba claro que creían que Satoru le había jugado una mala pasada a la chica, pero muchos otros no creían ya que el albino en ningún momento se rio de ella. Y de nuevo estaba Shoko que había reaccionado en proteger a Gojo y alejarlo de la chica, y se veía genuinamente impresionada por los suceso.
Geto sabia mejor que ellos que había sido una jugarreta de Amanai, ella se creía mejor que otros y tras ser ignorada por el albino en dos ocasiones estaba claro que se quería vengar.
— ¿Por qué has andado tan tranquilo últimamente?
Hablando del diablo.
Los ojos oscuros de Suguru se dirigieron a observar a la castaña que se paraba frente a é, la botella de agua a medio camino de ser tomada fue cerrada de nueva cuenta y soltó un suspiro audible.
— ¿Qué quieres? —pregunto con tono cansado.
Cualquier que pasara se daría cuenta que esa conversación no estaba siendo del agrado del pelinegro, cosa que estaban notando muchos. Durante algún tiempo un rumor de que ellos estaban saliendo a escondidas recorrió la institución escolar, pero Suguru se había encargado de desmentirla a mas no poder, Amanai por su lado, no hizo mucho al respecto.
— ¿Qué ha sido de tu rivalidad con Satoru? —jugo un poco con su cabello enredándolo en un dedo y mirando hacia arriba— ¿Ya no es tu competencia? Digo intente ayudarte y quitárselo de encima a Shoko, pero veo que no funciono.
Los ojos oscuros miraron mal a la castaña.
— ¿Cuándo he pedido tu ayuda? —dijo en tono molesto.
— Creí que necesitarías un empujoncito...
— Deja de creer tontearías
Retomo su camino y se alejo, el solo hecho de conversar con ella le estaban provocando agruras. Mierda, era demasiado joven para eso.
Los rumos viajaban rápido, de eso estaba claro. Y mas cuando eras el capitán del equipo de basquetbol de la institución y miembro de una banda que se estaba volviendo cada vez mas famosa en la ciudad. Una conversación, incomoda, por cierto durante un recorrido por la mañana llegaría a los oídos de todo el alumnado para la finalización de la jornada escolar. Y ahora todos creían que Amanai y Geto habían regresado, eso no le hacia mucha gracia a cierto albino que miraba de mala manera a la distancia a Geto quien conversaba con algunos compañeros jugadores.
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El esposo de la estrella de Rock² ⇴Sugusatosugu
FanfictionGeto había logrado su cometido, que el mundo entero supiera que Satoru Gojo era su esposo y que nadie podía quitárselo. Y a la par había salido de la empresa poco confiable que los explotaba a él y a su banda, ahora tendrían que iniciar desde cero b...