El capítulo comenzó con Koemi y Kenta entrenando en sus respectivos dojos, cada uno inmerso en su rutina diaria de práctica y perfeccionamiento de habilidades. El dojo de Koemi se encontraba situado en lo más alto de una colina, con el edificio majestuoso alzándose contra el cielo, sus paredes de madera pulida brillando bajo el sol. El lugar estaba lleno de energía y determinación, con el sonido constante de las espadas chocando y los gritos de los entrenadores resonando en el aire.
Al entrar en el dojo de Koemi, el visitante era recibido por una atmósfera vibrante y dinámica. El interior estaba impregnado de un ambiente impetuoso, donde guerreros de todas las edades y habilidades se esforzaban por mejorar sus técnicas de combate. En el centro del amplio salón de entrenamiento, un gran tatami de bambú se extendía hasta donde alcanzaba la vista, proporcionando un espacio sagrado para la práctica y la enseñanza de las artes marciales.
Las paredes del dojo estaban adornadas con antiguos pergaminos y trofeos de batalla, testigos de la rica historia y tradición del clan Tártaro. Grandes ventanales permitían que la luz del sol inundara el salón, iluminando cada rincón con una luz cálida y acogedora. El aroma del incienso y el sudor de los guerreros impregnaba el aire, creando una atmósfera única y envolvente que inspiraba respeto y reverencia.
En un rincón del dojo de Koemi, un grupo de jóvenes guerreros practicaba una serie de movimientos de espada bajo la atenta mirada de su instructor. Sus cuerpos se movían con gracia y precisión, cada movimiento calculado y deliberado. Alrededor de ellos, otros entrenaban en parejas, practicando técnicas de bloqueo y contraataque con determinación y concentración.
Mientras tanto, el dojo de Kenta se encontraba en las afueras del pueblo, en un lugar apartado de la bulliciosa actividad urbana. Construido con madera oscura y sólida, el edificio tenía una apariencia austera y funcional, en marcado contraste con la opulencia del dojo de Koemi. Su estructura rectangular se alzaba con solemnidad contra el paisaje, emanando una sensación de disciplina y determinación.
Al adentrarse en el interior del dojo de Kenta, se encontraba con una atmósfera de calma y concentración. La luz del sol filtrada a través de las ventanas iluminaba el salón de entrenamiento con un brillo suave y sereno, destacando las líneas limpias y simples de la decoración. No había adornos llamativos ni trofeos de batalla en las paredes; en su lugar, se exhibían antiguos pergaminos de técnicas de espada y grabados con enseñanzas ancestrales.
El sonido de las espadas chocando resonaba en el aire con una cadencia rítmica y controlada, indicando el ritmo disciplinado del entrenamiento que se llevaba a cabo en el dojo. Cada movimiento era preciso y calculado, con un enfoque en la eficiencia y la perfección en cada golpe y parada. Los guerreros practicaban en silencio, con una determinación silenciosa que permeaba el ambiente.
El instructor del dojo, un hombre de aspecto severo con una larga experiencia en las artes marciales, observaba con ojos críticos cada movimiento de sus discípulos. Su presencia imponente infundía respeto y reverencia en aquellos que entrenaban bajo su tutela, y su voz resonaba con autoridad cuando daba instrucciones o correcciones.
A diferencia del dojo de Koemi, donde reinaba una energía palpable y un espíritu de camaradería, en el dojo de Kenta prevalecía un aura de seriedad y concentración. Cada guerrero estaba inmerso en su propia práctica, comprometido a alcanzar la excelencia en el dominio de las técnicas de espada y el arte del combate.
Al día siguiente en el festival anual del clan Tártaro
Perspectiva de Koemi:
El festival anual del clan Tártaro era uno de los eventos más esperados del año, y Koemi estaba emocionada de participar una vez más. Mientras se preparaba en su habitación, ajustando su kimono y asegurando su katana en su cinturón, su mente estaba llena de anticipación por lo que el día podría traer.
Koemi: (a sus amigas) Chicas, ¿están listas para pasar un día increíble?
Koko: ¡Por supuesto! ¡No puedo esperar para ver las demostraciones de combate!
Kiyomi: (asintiendo) Sí, y también quiero participar en la competencia de arquería.
Yûko: Estoy emocionada de ver a todos nuestros compañeros del clan. ¡Va a ser genial!
Cuando llegó al lugar del festival, quedó impresionada por la magnificencia del escenario. El aire estaba lleno del aroma de las flores de cerezo en flor, y la música de tambores y flautas llenaba el aire. Se unió a la multitud de guerreros y familias del clan Tártaro que se habían reunido para celebrar su historia y legado.
Koemi: (observando a su alrededor) ¡Miren todas esas decoraciones! El clan realmente se lució este año.
Koko: Sí, el festival se ve increíble. ¡Espero que haya mucha comida deliciosa!
A medida que avanzaba el día, Koemi participó en una variedad de actividades, desde competencias de tiro con arco hasta demostraciones de combate. Se reunió con amigos y familiares, intercambiando historias y compartiendo risas mientras disfrutaban del ambiente festivo.
Kiyomi: (riéndose) ¡Koemi, no puedo creer que hayas ganado la competencia de arquería otra vez!
Yûko: Eres realmente impresionante, Koemi. Siempre has sido la mejor en eso.
Sin embargo, en medio de la celebración, Koemi notó un ambiente tenso entre los líderes del clan. Había murmullos de descontento y desacuerdo, y los rostros de algunos de los ancianos estaban llenos de preocupación. Se preguntó qué podría estar causando tanta agitación en un día que debería ser de alegría y unión.
Anciano del clan: (en voz baja) Hay problemas en el horizonte, problemas que podrían amenazar la estabilidad de nuestro clan.
Koemi: (a sus amigas) ¿Escucharon eso? Algo no está bien. Debemos mantenernos atentas.
Perspectiva de Kenta:
Mientras tanto, en el corazón del territorio del clan Ragnarok, Kenta se preparaba para el festival anual con una mezcla de emoción y ansiedad. A diferencia del bullicioso y colorido festival del clan Tártaro, el ambiente en el clan Ragnarok era más austero y disciplinado.
Kenta: (a su amigo Kenzo y a Kohana) ¿Creen que este año habrá algún desafío interesante en el festival?
Kenzo: (asintiendo) Sin duda. Siempre hay competiciones de habilidades marciales que pueden ser desafiantes.
Kohana: (con una sonrisa) Estoy emocionada por ver qué sorpresas nos depara el festival este año.
El dojo del clan Ragnarok estaba lleno de actividad mientras los guerreros se preparaban para las festividades. La disciplina y la determinación llenaban el aire, y Kenta se sumergió en su entrenamiento con renovado vigor, acompañado tanto por Kenzo como por Kohana.
Kenzo: (observando a su alrededor) Parece que todos están ansiosos por el festival.
Kenta: (asintiendo) Sí, pero también hay una sensación de tensión en el aire. Me pregunto si algo está sucediendo.
A medida que el día del festival avanzaba, Kenta participó en varias competiciones y demostraciones de habilidades. Aunque disfrutaba del desafío, no podía evitar notar que algo parecía estar molestando a los líderes del clan Ragnarok.
Anciano del clan: (en voz baja) Hay rumores de que nuestros enemigos se están moviendo en las sombras. Debemos estar preparados para cualquier eventualidad.
Kenta: (a Kenzo y a Kohana) ¿Escucharon eso? Parece que hay problemas en el horizonte.
Kenzo: (asintiendo) Sí, deberíamos mantenernos alerta. Nunca se sabe qué puede pasar en tiempos como estos.
Kohana: (seria) Estoy lista para defender nuestro clan, pase lo que pase.
A medida que la noche caía sobre el festival, Kenta reflexionaba sobre las palabras del anciano del clan. Sabía que el futuro del clan Ragnarok dependía de su capacidad para enfrentar los desafíos que se avecinaban, y estaba decidido a estar a la altura del desafío.
Kenta: (mirando hacia el horizonte) Sea lo que sea lo que nos depare el destino, estoy listo para enfrentarlo.
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Wanpisu
Science FictionEn un día cualquiera en el campo de batalla, en medio de la lucha interminable entre los clanes Ragnarok y Tártaro, dos jóvenes de 10 años se encontraron, ambos con el rostro cubierto por la determinación y el misterio. Kenta, del clan Ragnarok, y K...