Capítulo 4: Ayuda Kenta, tú no tienes enemigos

7 5 0
                                    

Desde la perspectiva de Kenta:

Kenta continuaba su viaje de regreso al clan Ragnarok, con la mente llena de pensamientos turbulentos después del ataque sorpresa que había sufrido en el Descanso de Dios. A pesar de haber logrado defenderse y derrotar a sus atacantes, la pregunta seguía resonando en su cabeza: ¿por qué lo habían atacado?

Mientras caminaba por el sendero boscoso, revisaba mentalmente cada detalle del encuentro. Recordaba la tensión en el aire, la velocidad de sus movimientos, el sonido de las espadas chocando y la sensación de peligro inminente. Pero lo que más lo desconcertaba era el hecho de que los hombres que lo atacaron parecían pertenecer al clan Tártaro, a pesar de no tener ninguna marca distintiva que los identificara como miembros de ese clan.

A medida que avanzaba, el sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando el bosque en tonos dorados y creando sombras alargadas entre los árboles. Kenta aceleró el paso, ansioso por regresar al refugio seguro del clan Ragnarok y encontrar respuestas a sus preguntas.Sin embargo, una sensación de inquietud persistente lo acompañaba en su camino. Sabía que el ataque en el Descanso de Dios no era un incidente aislado, sino el inicio de algo mucho más grande y peligroso. Con el corazón lleno de determinación, se prometió a sí mismo descubrir la verdad detrás de aquel misterio y proteger a su clan de cualquier amenaza que se avecinara.

Kento camino lo más lento que podía mientras apreciaba el paisaje, no tenía ganas de pensar en nada en absoluto, ni en el ataque, en guerras, ni nada, solo quería disfrutar tranquilamente de su día de paseo, al caer la noche, Kento que estaba en la cima de un árbol apreciando las estrellas, vio una fogata encendida a 50 metros del clan Tártaro, algo que le pareció extraño porque no son de ese tipo de clan, después de pensar en lo sucedido hoy y en los impostores que se hicieron pasar por miembros del clan Tártaro se fue a investigar aunque sabía las consecuencias se acercarse mucho al rival eterno de su clan, al llegar al punto noto que no había nada pero encontró huellas de 5 hombres y una chica, pensó que podrían haber atacado a Koemi pero se río al pensar eso sabiendo que ella fácilmente hubiera acabado con ellos, siguió las huellas, notaba que los 5 hombres perseguían a la chica, al llegar a casi 10 metros del clan Tártara, notó indicios de combate, así que decidió apresurar el paso, en el camino vio a dos hombres inerte en el suelo pero decidió ignorarlo, ya no se podía hacer nada por ellos, al llegar al climax del combate vio como una chica caía a manos de unos de ellos, quisó enfrentarlo, pero se aguanto las ganas y se lanzó a alta velocidad al rio sin que los 3 hombres lo notarán con la esperanza de que la chica aún viviera.

Kenta notó las heridas graves de la chica y comprendió la urgencia de conseguir ayuda rápidamente. Con cuidado, la levantó en sus brazos y apresuró el paso hacia la frontera del clan Tártaro. A medida que se acercaban, la preocupación crecía en su interior, sabiendo que ingresar al territorio enemigo podría ser peligroso, pero también era la única opción para salvar la vida de la chica.

Con determinación, Kenta atravesó la frontera y se adentró en el territorio del clan Tártaro, manteniendo su guardia alta y alerta por cualquier signo de peligro. Afortunadamente, no encontraron resistencia mientras avanzaban hacia el corazón del territorio enemigo.Los guardias del clan Tártaro se dieron cuenta de la situación y rápidamente reconocieron a la chica como miembro de su clan. Al ver que Kenta del clan Ragnarok la llevaba en brazos, sabían que debían actuar con cautela. Tenían órdenes claras de no atacarlos directamente, sino de pedir refuerzos y proceder con precaución, ya que Kenta era conocido por su habilidad en combate y podría acabar fácilmente con todos los guardias de la frontera si se sentía amenazado.

A pesar de las órdenes recibidas, la visión de un miembro de su clan gravemente herido en los brazos de un guerrero del clan Ragnarok encendió la rabia de los guardias del clan Tártaro. La furia y el deseo de venganza eclipsaron cualquier otra consideración, y sin vacilar, los diez guardias se abalanzaron hacia Kenta con sus armas desenvainadas, decididos a detenerlo y hacerle pagar por lo que percibían como una afrenta a su clan.Ante la poderosa y amenazante aura que emanaba de Kenta, los guardias del clan Tártaro se detuvieron en seco, paralizados por el temor y la cautela. Aunque su rabia aún ardía en sus corazones, la presencia imponente del espadachín del clan Ragnarok les recordaba el peligro que representaba enfrentarlo en combate directo. Por un momento, el silencio tenso se apoderó del lugar, mientras ambos bandos evaluaban sus opciones y consideraban el curso de acción a seguir.

WanpisuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora