Capítulo 35: Sombras sobre el Pueblo

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Kenta llegó al pueblo con la mente llena de preguntas y el corazón lleno de determinación. Sin embargo, al observar el lugar, una sensación de pesar y tristeza se apoderó de él. Las calles estaban desoladas, las casas parecían abandonadas y el aire estaba cargado de una atmósfera sombría.


Decidió adentrarse en el pueblo para obtener más información sobre lo que estaba sucediendo. Se acercó a un anciano que parecía estar sentado frente a una de las casas y le preguntó sobre la situación del lugar.


El anciano, con la mirada cargada de preocupación, le contó sobre el terror que había caído sobre el pueblo desde la llegada del clan Jaakuryū y su líder, a quien se refería como "Akuma no Yami no shujin", el Señor de las Sombras Oscuras. Describió cómo las personas del pueblo vivían con miedo y precariedad, obligadas a pagar tributos absurdos bajo la amenaza de violencia y muerte.


Kenta escuchó con atención, reconociendo la conexión entre esta situación y la que había enfrentado en el bosque con los miembros del clan Jaakuryū. Sabía que debía investigar más a fondo y descubrir la verdad detrás de la presencia de este clan en el pueblo.


Decidió buscar más información entre los habitantes del lugar, hablando con cada uno que encontraba en su camino. Escuchó historias de opresión, desesperación y pérdida, todas relacionadas con las sombras oscuras que habían caído sobre el pueblo desde la llegada del clan.


Con cada palabra que escuchaba, Kenta sentía que se acercaba más a la verdad detrás de este misterio. Sabía que debía actuar con cautela y astucia para enfrentar al Señor de las Sombras Oscuras y liberar al pueblo de su tiranía.


Después de camimar por el pueblo un buen rato y sumergido en sus pensamientos, Kento choco contra una persona que al parecer estaba igual de distraido que él, cuando ambos se miraron fijamente se dieronde cuenta quienes eran Kenta y Koemi se encontraron de frente, sus miradas chocando en un silencio tenso. El aire vibraba con la electricidad de su enfrentamiento inminente, cada uno con su espada en mano, preparado para la batalla que se avecinaba.


"¿Así que finalmente llegó el momento de nuestro enfrentamiento?" Koemi rompió el silencio con una voz firme, sus ojos centelleando con determinación mientras sostenía su espada con fuerza.


Kenta asintió con solemnidad, sintiendo la urgencia de la situación. "Parece que el destino nos ha traído aquí una vez más, Koemi. Esta vez, no hay vuelta atrás."


El primer movimiento vino de Koemi, quien desencadenó un ataque poderoso con su espada legendaria. Un aura ardiente rodeaba su hoja, con colores rojizos, naranjas y dorados que cortaban el aire con una ferocidad palpable mientras se dirigía hacia Kenta.


Ante el desafío de Koemi, Kenta respondió con una técnica igualmente impresionante. Un remolino plateado surgió de sus espadas legendarias, ascendiendo hacia el cielo con una majestuosidad imponente. El choque de los ataques creó una explosión de energía, iluminando el área circundante con destellos deslumbrantes.


Durante tres horas, Kenta y Koemi se sumergieron en un duelo intenso y frenético. Cada movimiento era calculado, cada golpe era preciso. Sus espadas chocaban una y otra vez en un baile mortal, llenando el aire con el sonido metálico de la batalla.


El tiempo parecía detenerse mientras los dos luchaban, completamente absorbidos en su enfrentamiento. Cada uno desplegaba habilidades excepcionales, mostrando una destreza y agilidad impresionantes en cada movimiento.


Después de horas de combate, ambos guerreros se separaron momentáneamente, jadeando por el esfuerzo. Sus cuerpos estaban cubiertos de sudor, sus respiraciones entrecortadas por la intensidad del enfrentamiento.


Fue en ese momento de pausa que Koko interrumpió, su voz rompiendo el silencio cargado de la batalla. Preguntó a Kenta sobre el paradero de sus amigos, y la respuesta de este dejó a todos atónitos, revelando la tragedia que había caído sobre ellos.


Antes de que pudieran asimilar completamente la noticia, dos sombras emergieron de la oscuridad: un hombre y una mujer, ambos vestidos completamente de negro. El hombre, con su rostro oculto bajo una capucha y una máscara, era el mismo que había arrebatado la vida de Kenzo.


La ira ardía en los ojos de Kenta mientras enfrentaba a su enemigo, prometiendo venganza por la muerte de su amigo. Pero antes de que pudiera actuar, la mujer vestida de negro lo golpeó con una fuerza abrumadora, enviándolo volando tres metros hacia atrás, donde chocó contra una casa cercana.Koemi y sus amigas observaron con horror cómo Kenta caía, conscientes de que estaban en medio de una batalla que iba más allá de lo que habían imaginado.

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