Capítulo 38: Asalto del Clan Jaakuryū

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Ryu, el líder del clan Jaakuryū, dio un paso adelante, su presencia imponente llenando el aire con una sensación de peligro inminente. Con un gesto de su mano, dio la orden a sus 50 miembros para que avanzaran y atacaran al pueblo, sembrando el caos y el terror a su paso.


Kenta, alerta ante la amenaza inminente, se preparó para enfrentar a los invasores, pero antes de que pudiera actuar, Ryu se abalanzó sobre él con una velocidad sobrehumana. Kenta apenas tuvo tiempo de reaccionar, levantando sus espadas para defenderse del ataque repentino.


El choque de metal resonó en el aire mientras Kenta y Ryu se enfrentaban en un duelo feroz, cada uno empujando al otro al límite de sus habilidades. Mientras tanto, desde una posición esquiva, Koemi observaba la batalla con determinación, instando a Kenta a enfrentarse a Ryu mientras ella y sus amigas se encargaban de los demás miembros del clan Jaakuryū.


"¡Kenta, deja a Ryu en nuestras manos! ¡Tú encárgate de él!" gritó Koemi, su voz resonando sobre el estruendo de la batalla.


Kenta asintió en respuesta, confiando en las habilidades de Koemi y sus amigas para hacer frente a los invasores mientras se concentraba en su duelo con Ryu. Observó cómo Koemi y sus compañeras luchaban con ferocidad y valentía, enfrentándose a los 50 miembros del clan Jaakuryū con una determinación inquebrantable.


Mientras tanto, la batalla entre Kenta y Ryu alcanzaba su punto álgido, con ambos combatientes intercambiando golpes mortales con una velocidad impresionante. Ryu, con una sonrisa siniestra en el rostro, se burló de Kenta mientras esquivaba sus ataques con facilidad.


"¿Es todo lo que tienes, Kenta? ¡Pensé que serías un desafío más interesante!" rugió Ryu, su voz llena de arrogancia y desdén.


Kenta apretó los dientes con determinación, redoblando sus esfuerzos mientras se enfrentaba al desafío que tenía ante sí. Sabía que no podía permitirse fallar, no solo por su propio honor, sino por el bienestar de aquellos que estaban luchando a su lado.


Mientras tanto, Koemi y sus amigas continuaban su batalla contra los miembros del clan Jaakuryū, demostrando una destreza y valentía incomparables mientras se abrían paso a través de las filas de sus enemigos. Con cada golpe y cada movimiento, se acercaban más a la victoria, decididas a proteger al pueblo y derrotar a sus enemigos.Finalmente, después de una intensa batalla que pareció durar una eternidad, Koemi y sus amigas emergieron victoriosas, con los miembros del clan Jaakuryū derrotados y dispersos por las calles del pueblo. Con una sonrisa de triunfo, Koemi miró a su alrededor, sabiendo que habían logrado proteger a aquellos que más les importaban y derrotar a una fuerza del mal que amenazaba su hogar.

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