Capítulo 30: Gracias por la aventura

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Perspectiva de Kenta:


Con el corazón lleno de dolor y rabia, me levanté del suelo, enfrentando al encapuchado enmascarado con determinación. Nuestros ojos se encontraron en un silencio tenso, cargado de la intensidad de la batalla que se avecinaba.


Kenta: "Tu tiempo ha llegado a su fin, encapuchado. No permitiré que hagas más daño a mis amigos."


Encapuchado enmascarado: "Oh, cómo has crecido, chico del clan Ragnarok. Pero eso no cambiará el resultado de esta pelea."


Con un movimiento rápido, nos lanzamos uno contra el otro, nuestras espadas chocando en un enfrentamiento épico. La cueva retumbaba con el sonido de nuestros ataques, cada uno luchando con todas sus fuerzas.


Kenta: "Nitōryū: Mugen no kyōfu (Espadas gemelas: Terror infinito)!" Con un giro rápido, desaté una serie de cortes vertiginosos, creando una ilusión de terror que rodeaba al encapuchado enmascarado.


Encapuchado enmascarado: "Dākuāto: Akumu no teki (Arte oscuro: Enemigo de pesadilla)!" Un aura oscura envolvía su espada mientras lanzaba un ataque poderoso, desatando pesadillas en la mente de Kenta.


La batalla alcanzaba su punto álgido mientras desatabamos nuestros ataques especiales, cada uno luchando por la supremacía. El suelo temblaba bajo nuestros pies, y las rocas se desprendían de las paredes de la cueva mientras la intensidad de nuestra confrontación aumentaba.


En un momento de desesperación, el encapuchado enmascarado se preparó para un ataque final, desencadenando una ráfaga de energía oscura.


Kenta: "Nitōryū: Yūgure no sangetsu (Espadas gemelas: Tríada del crepúsculo)!" Con un grito de determinación, canalizaba el poder del crepúsculo en un ataque devastador, cortando a través de la oscuridad con la fuerza de la luna.


Pero antes de que pudiera completar mi ataque, una figura se interpuso entre nosotros. Era Ryu, quien se había lanzado valientemente hacia el encapuchado enmascarado, llevándolo consigo por el borde del precipicio.


Ryu: "Gracias por el viaje, Kenta. Cuida de Kohana." Con esas palabras, desaparecieron en la oscuridad del abismo, poniendo fin a la batalla y dejando a Kenta con una sensación de pérdida abrumadora.


El silencio llenó la cueva, solo interrumpido por el eco lejano de mi grito desesperado. Miré al vacío donde desaparecieron mis amigos, sintiendo el peso de la despedida y la promesa de honrar su sacrificio.Con un suspiro pesado, recogí mis katanas y me preparé para seguir adelante. Aunque mis amigos ya no estaban físicamente conmigo, su espíritu y su valentía vivirían en mi corazón para siempre.

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