El Hale Adorado

XXIII.- Manada y Faes

Stiles sonrió y disfruto del abrazo de su hermano, aún seguía siendo tan cálido como hace seis años. Era el mismo sentimiento, el mismo calor y podía sentir el amor de su hermano a través de ese abrazo.

— Extrañaba esto. — le dijo Stiles mientras se separaba de manera lenta de su hermano.

— Yo igual, Mica. Me alegró de que hayas vuelto.

Cora fue la siguiente en abrazar a su hermano, ya había cometido el error de no abrazarlo antes así que ahora no le importaba todo lo que había cambiado entre ellos, Mica siempre sería Mica, su hermano.

— También te extrañé, Cora.

— Ahora eres más grande, no es justo. Se supone que yo soy la mayor.

— Ahora yo soy el mayor. — se jacto con orgullo.

Cora solo lo golpeo en el brazo. Pero no estaba molesta, estaba feliz de tener a su hermano de vuelta.

— ¿No vas a venir, Lau?

Derek sonrió y miró a su hermana de manera seria. La Alfa suspiró, sabía que podía tener una personalidad bastante fuerte y a veces no decía las cosas de la mejor manera, pero quería cambiar y su hermanito podía ayudarla.

— Hola, Mica. Es bueno verte.

Stiles rio levemente y abrazó a su hermana mayor con fuerza. Laura pensó que el menor no querría estar cerca de ella, que no quería saber nada de ella. Después de todo no lo había tratado de la mejor manera.

— También me da gusto verte. — se separó un poco de la mayor — Sé que tu Alfa no se sintió a gusto al verme entrar, sé que tengo el aura y el poder que emanaría un Alfa. Te sentiste amenazada, eso es parte de tus instintos, no es algo que controles por completo. Ahora quiero que sepas que jamás tomaría tu lugar en la manada, tampoco pienso amenazar el territorio. — miró a sus hermanos faes — Sí, ellos son míos y yo soy de ellos, pero eso no signifique que quiera ser una especie de Alfa para ustedes. Ni cerca, estoy bien como hago las cosas y con los chicos. En todo caso si tu Alfa se siente más tranquilo podríamos hacer una alianza. — le dijo Stiles logrando que su hermana riera.

— Sigues siendo nuestro Mica. — acarició la mejilla de su hermano, ahora era más alto que ella, tal vez así es como su madre se sentía alrededor de su padre. Eso le estaba pasando a ella con sus hermanos. — Podemos hacer la alianza, pero eso significaría que el mundo se enteraría. No planeo ponerte en peligro ni a esos chicos, tú eres importante para mí y ellos lo son para ti. — le dijo Laura con dulzura.

Sus betas seguían sorprendiéndose de que su Alfa fuera tan cariñosa y dulce con sus hermanos, más con Stiles a pesar de que ahora el menor fuera lo bastante alto como para verse más grande que ella.

Laura podía ser una mujer dura y algo agresiva, pero también era muy dulce y cariñosa, solo que muchos no se habían ganado el derecho de ver esa parte de ella.

— Esta bien, solo quería aclararlo para que no te sintieras mal. — envolvió sus alas alrededor de sus hermanos, era algo inconsciente, pero era un detalle bastante íntimo que solo los faes sabían. Las alas eran su todo, su fortaleza y su punto débil así que no cualquiera podía tocarlas y ellos no dejaban que otros las tocaran.

— Me siento tranquila, gracias Mica.

Stiles sonrió y siguió a su hermana a la mesa del comedor, era enorme y la mayoría de los betas ya estaban sentados esperándolos. Los faes miraron a su hermano y se sentaron a su lado en cuanto él lo hizo.

— Son muy unidos. — comentó Lydia con cariño. Había prestado atención a los movimientos de los faes y le parecía fascinante la conexión que tenían.

— Sip. Somos hermanos y he pasado seis años al lado de estos así que nos terminamos acostumbrando al otro. — dijo Stiles con diversión.

— Es sencillo conocernos y adaptarnos a nosotros al vivir 24/7 juntos. — comentó Ludwik mientras disfrutaba de sus panqueques.

— ¿Viven juntos? — preguntó Liam con curiosidad.

— Sip. Es una clase de costumbre entre nosotros, aunque también vivíamos con el abuelo.

— Tu abuelo nos iba a matar en algún momento. — comentó Lazor temblando ligeramente. Sabía que ese hombre podía ser realmente aterrador y ellos habían probado su paciencia hasta agotarla.

— Pensé que no llegaríamos a los veinticuatro. — se quejó Mikolaj mientras juagaba con su comida. Él solo quería ir a casa y dormir, estaba cansado, lo habían hecho desvelarse.

Kol. Deberías de estar más presente.

El moreno miró a Stiles con unos ojos de cachorro.

Pero tengo sueñoooo.

Aquí el cachorro es Tommy así que compórtate. Si sigues así tu cara va a terminar contra el plato y no quiero ver eso.

Mikolaj suspiró y le aventó una de sus plumas a su líder. Claro que Stiles solo levantó su mano y la tomó entre sus dedos.

— Presumido. — murmuró el moreno.

Los Hale los miraron con confusión esa interacción.

— Como ven, queridos lobos yo no convivo con jóvenes adultos sino con niños. — dijo Stiles con diversión.

— Es divertido. — dijo Erika con cierta emoción. L e gustaba ver a su Batman tan feliz y lleno de vida.

— Ya nos irán conociendo.

Al terminar su desayuno un portal se abrió en la cocina y por el entró un fae pelirrojo de hermosas alas anaranjadas y entre sus brazos había un niño de cuatro años, un pequeño fae castaño de ojos azules, sus pequeñas alas eran de un tono rojizo castaño y parecían brillar en dorado cuando el solo las iluminaba.

— ¿Pier? — se levantó y se acercó al fae — ¿Qué sucede? Hola, Tommy. — saludó Stiles mientras tomaba al niño entre sus brazos.

— Lo siento, joven príncipe. El señor no podía más con el pequeño. Él quería traerlo en persona, pero me ofrecí. — le dijo Pier mientras le entregaba algunas maletas a Gawel que se había acercado.

— Ya sabes que no debes ser tan formal, pero gracias por traer a Tommy. — el niño sonrió complacido.

— ¿Vas a quedarte? — le preguntó Gawel restándole importancia o eso parecía.

— Sí. Solo tengo que solucionar unas cosas y luego vendré con Jol y Jamie.

— De acuerdo. Los esperamos. — dijo Stiles mientras acariciaba el cabello de su hermano. Él amaba a los demás faes, pero había muy poco con los que reamente se llevaba bien.

— Gracias, Mitch. Entonces los veré en unos días. — se despidió Pier para desaparecer junto al portal.

— Es un cachorro adorable. — dijo Peter con emoción al ver el menor.

— Oh sí. Chicos, él es Thomas Hale, mi pequeño hijo, es el fae que salvamos hace unos años. — dijo Stiles con orgullo y ternura.

Los primeros en acercarse fueron los compañeros del castaño y de inmediato se enamoraron del niño.