capítulo 21

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𝘑𝘶𝘯𝘨𝘸𝘰𝘯

Pensaba que ya lo sabía todo sobre el sexo. Quiero decir, no es difícil.

Besos, preliminares, coito.

He probado casi todas las posiciones sexuales conocidas por el hombre, incluso las locas que se ven en el porno, en las que la chica hace alguna maniobra de contorsionista exorcista mientras yo la empotro. Pero mi culo nunca había formado parte del trato.

Ahora mismo, es el trato. Porque, aunque Jay engulle mi polla como si quisiera tragarme entero, la excitación que zumba por mi sangre solo se centra en la presión que siento entre las nalgas.

Es una buena sensación. Un leve ardor que se convierte en un placer que derrite la mente cada vez que toca este punto dentro de mí.

Me está destrozando. Da vida a terminaciones nerviosas que no sabía que existían. Es desconocido. Es nuevo. Y experimentarlo es un millón de veces más excitante que ver cómo se lo hacen a otro en un vídeo porno.

—Así —gimo—. Por Dios, no pares..., nene.

Él me ha llamado así antes, de modo que ahora pruebo a decirlo yo. Me resulta extraño que esa palabra salga de mi boca. Tanto como las nuevas sensaciones que me recorren el cuerpo y me provocan un hormigueo en el trasero.

No estaba seguro de si esto me gustaría, pero así es.

Joder, me gusta.

Cuando el piercing de su lengua roza la parte inferior de mi polla, me estremezco y se me corta la respiración. Su dedo sigue dentro de mí y me pregunto cómo será que introduzca otro. O si usa algo más que un dedo...De repente, pienso en el vídeo porno que he visto antes, en los roncos gemidos del tipo que estaba siendo penetrado, y el sucio recuerdo hace que me apriete con más fuerza alrededor de Jay.

Él levanta la cabeza con brusquedad y ralentiza el movimiento del dedo, pero no lo retira.

Me siento inquieto cuando me encuentro con sus ojos. La lujuria los ha oscurecido hasta convertirlos en plata tormentosa, y su garganta trabaja mientras traga.

—¿Por qué has parado? —pregunto, y también trago saliva—. ¿Vas a... follarme ahora?

La pregunta me provoca una ráfaga de pánico. A pesar de lo excitante que ha sido verlo en una pantalla, no creo que esté preparado para experimentarlo. No estoy seguro de que alguna vez esté listo...

—No —se apresura a tranquilizarme y su mirada se suaviza al ver mi cara—. No, a menos que quieras que lo haga.

—Yo.. —Me muerdo el labio—. No... no lo sé. Tal vez en otra ocasión—. «¿Tal vez en otro momento?». Dios, cuando me vuelvo gay, me tiro a la piscina.

Los labios de Jay tiemblan. —Lo marcaremos como pendiente.

Me estremezco con una carcajada.—¿Por qué has parado entonces?

—Solo quería hacer esto —dice con brusquedad y, entonces, su dedo desaparece al tiempo que él se desliza hacia arriba y roza su boca con la mía.

El beso pasa de dulce a demoledor en cuestión de segundos. Su lengua me llena la boca con movimientos profundos y hambrientos que me hacen jadear.

Quiero más, estoy desesperado por ello, pero se va de nuevo antes de que pueda parpadear y se arrastra entre mis piernas.

Esta vez, cuando su dedo se desliza por ese anillo fruncido de músculo, agradezco el ardor. Lo anhelo.

Jay lame una línea caliente desde la punta de mi miembro hasta mis doloridos testículos, a los que provoca mientras su dedo juega conmigo. Cuando intento empujar el trasero contra él, se retira con una risita oscura que abanica mi erección.

𝗔𝗹𝘄𝗮𝘆𝘀 𝗵𝗲. jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora