capítulo 27.

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𝘑𝘢𝘺

Conduzco un kilómetro y medio por la carretera hasta el parque donde toca la banda. Ninguno de los dos hemos estado aquí, pero es bonito.

El césped llega hasta el agua. Se ha montado un escenario cerca de la orilla y gente de todas las edades se ha acomodado en la hierba. Encontramos un sitio con facilidad. Me siento, aunque Won no.

—Mierda. No lo he pensado bien —dice y echa un vistazo a su precioso par de pantalones militares cortos. Lo miro.

—Menos mal que el gay aquí soy yo. —Me da un golpe en la cabeza.

—Mañana es el fin de semana de los padres. Solo trato de hacer mi papel.

—Bien. —Me pongo de pie—. Espera aquí un segundo. —Corro hacia el coche y saco una vieja manta a cuadros de la parte trasera. Cuando me reúno con Yang, le dedico una sonrisa arrogante—. ¿Ves? Mira qué bien nos ha venido que nunca limpie el coche.

La extiendo sobre la hierba y me tumbo. Won se sienta a mi lado. Nos inclinamos hacia atrás al mismo tiempo y mi mano cae encima de la suya. Así que la aparto un par de centímetros para darle espacio. Pero él vuelve a moverla y la coloca sobre la mía.

No quiero que sepa lo mucho que me gusta, así que no lo miro a los ojos. En su lugar, me fijo en el cielo, que se oscurece sobre el lago y me pregunto cómo he podido llegar a los veintidós años sin haber tenido una cita.

Antes también me habría burlado de Won por eso. Pero aquí estamos. Cena y música en directo. Sentados sobre una maldita manta en el parque. Nunca he salido con nadie antes, y quizá no se me dé muy bien.

Al cabo de un rato, la banda empieza a tocar. La forman cuatro miembros: un vocalista, una guitarra, un contrabajo y la percusión. La primera canción que tocan es una versión mediocre de un tema de Dave Matthews.

—Oh —exclama Won.

—¿Qué pasa?

—Estoy preocupado.

—¿Por la música? —Me apetece ser generoso— Solo están calentando, ¿verdad? Todas las bandas versionan a Dave Matthews. Es una norma, creo.

Por desgracia, las cosas no mejoran.

—¿Podría ser una vieja melodía de Billy Joel? —pregunta Won.

Escucho con atención durante un segundo.
—Dios, podría ser. Parece que intentan tocar «New York State of Mind».

—No estoy seguro de que lo hayan conseguido del todo.

Le doy la mano y se la aprieto mientras el cielo se oscurece.

Para la tercera canción, son tan malos que resultan divertidos. El cantante mira al público y anuncia:

—Vamos a tocar un tema original que escribió mi amigo Buster.

Won y yo aplaudimos, como si conociéramos a Buster. «Vamos Buster».

—Se llama «Captive Rain», y este va a ser el debut mundial del tema.

El batería marca la entrada, y los primeros cuatro compases no son tan malos. Pero la letra es... horrible. No sé qué están cantando. «Captive rain» se abalanza sobre él como un...tren.

—Dios mío —susurra Won, que posa la mano sobre la mía de nuevo.

A medida que avanza la canción, siento cómo se sacude a mi lado.

—¡Shhh! Trato de escuchar la música —digo, y él me pellizca con la otra mano— Tío, las rimas son horribles.

Won resopla y yo me estiro para cubrirle la boca con una mano. Él saca la lengua y me lame la palma. Así que me limpio en su camisa.

𝗔𝗹𝘄𝗮𝘆𝘀 𝗵𝗲. jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora