capítulo 18.

164 27 1
                                    

𝘑𝘢𝘺

Al final no voy a comer. En lugar de eso, camino sin rumbo durante casi una hora. Luego me siento en un banco del parque y
observo a la gente.

Yang ha perdido la cabeza; no necesito leerle la mente para saberlo. Si bien me gustaría poder hacerlo porque quiero saber
hasta qué punto he vuelto a fastidiar nuestra amistad.

¿Lo he hecho? Ni siquiera lo sé. Una parte ha asumido que sí, que lo he vuelto a perder, en cambio, la otra no hace más que repetir que me acaba de dar un masaje.

Eso significa que seguimos siendo amigos, ¿no? Excepto... ¿los amigos se dan masajes en la espalda? La única vez que sufrí un calambre en el cuello y le pedí a Jake que me lo aliviara, casi se le escapa una carcajada.

Y, hablando de Jake, a principios de la semana recibí dos mensajes suyos. He estado demasiado ocupado adaptándome a la rutina de Lake Placid como para contestarle.

Escribo una respuesta rápida: «El campamento es genial. Hay mucho talento aquí. ¿Cómo está tu hermana? ¿Se ha hecho amiga de alguna langosta?»

Me río solo. Jake está pasando el verano con su hermana mayor en Maine, donde atiende las mesas de su marisquería.

Responde más rápido de lo que espero: «Todo bien por aquí. Mi hermana te manda saludos». Más tarde, aparece un segundo mensaje: «He roto con Em».

Sentado en el banco, suelto un grito de alegría. Ya era hora.

Esto es demasiado importante para hablarlo a través de mensajes, así que busco su número y lo llamo.

Responde al segundo toque, su voz familiar se desliza en mi oído.

—Ey. —¿Y cómo se lo ha tomado? —exijo saber.

—Como era de esperar.

—¿Quieres decir que se puso histérica y te abofeteó?

Un fuerte suspiro resuena en la línea.

—Más o menos. Me acusó de haberla engañado durante cuatro años. Le recordé que solo llevábamos saliendo uno y entonces me llamó cabrón insensible y se marchó enfadada.

—Qué marrón. Lo siento, tío. ¿Estás bien?

—Oh, sí. Nunca me había dado cuenta de lo exigente que era esa chica hasta que la he dejado ir. Ahora estoy disfrutando de mi
libertad. He tomado una página del libro de estrategias de Park Jongseong y me estoy acostando con cualquier cosa que camine.

—El año que viene no podré usarlo.

Guarda silencio por un segundo.

—¿Vas a tratar de mantener tus extracurriculares al margen?

—Creo que debería mantener la bragueta en su lugar. Un novato no puede permitirse que haya rumores sobre él. En la universidad... era diferente. Las apuestas eran menores.

—Sí. Supongo que sí. Lo siento, tío. Suena solitario.

Intento reírme de ello. —Suena desesperado.

—Será mejor que te diviertas este verano antes de que seas famoso y todo eso. —Jake se ríe de su propio chiste.

—Ahora mismo me pongo a ello

—¿Cómo está el panorama en cuanto a ligues en Lake Placid? No creo que haya un bar gay allí.Tendrás que convertir a algún que otro deportista.

Mi estómago se estremece. Si no lo hubiera intentado ya.

—Tengo que colgar —digo. Hoy no me encuentro en condiciones para hablar con nadie.

—Un gusto hablar contigo, tío.

—Mantente firme si Em te llama —advierto.

—No te preocupes —suspira— lo haré.

𝗔𝗹𝘄𝗮𝘆𝘀 𝗵𝗲. jaywon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora